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Barroco exuberante, en el Guggen

Bilbao, 9 de julio de 2013
La muestra. Hasta el 6 de octubre, pone énfasis en la exuberante pero incierta naturaleza de la existencia, e intenta desvincular el concepto del Barroco de su percepción estética tradicional, distanciándose de clichés como la ornamentación, los ricos adornos y los dorados..

Para ello, se contrapone la obra de grandes artistas de los siglos XVI y XVII como Pieter Aertsen, Giovanni Battista Langetti, Alessandro Magnasco, José de Ribera, Jan Steen, David Teniers El Joven, Simon Vouet o Francisco de Zurbarán, y la de creadores contemporáneos de la talla de Maurizio Cattelan, Robert Crumb, Urs Fischer, Glenn Brown, Tobias Madison, Paul McCarthy o Cindy Sherman, entre otros, tratando de evitar analogías temáticas y formales superficiales y presentado realidades diferentes, pero afines, que colisionan, se inspiran y se retroalimentan mutuamente.

Barroco Exuberante no es -segúnBice Curiger, comisaria de la muestra- un festival de obras maestras”, ni tampoco proclama la existencia de una “Corriente estilística neobarroca” sino que intenta acercar un arte del que nos separan varios siglos al terreno común de lo comprensible, al mundo de las vivencias. “Los impulsos del presente pueden ayudarnos a descubrir nuevas interpretaciones del arte antiguo”.

A lo largo de la tercera planta del Museo se despliegan más de cien obras, explorando desde múltiples vertientes lo rústico, la grosería, la religiosidad y la sensualidad, lo grotesco, lo cómico y la virilidad, un abanico de temas habituales en el Barroco, con obras de antaño y actuales.

La exposición incluye préstamos procedentes de la Kunsthaus Zírich así como de los principales museos de arte antiguo de Europa como el Museo de Bellas Artes de Bilbao, El Museo del Prado, el Kunsthistorisches Museum de Viena o el Stдdel Museum de Frankfurt.Asimismo, cuenta con una serie de obras de gran valor procedentes de colecciones privadas.

Lo bucólico y lo cómico
La muestra se inicia en las salas clásicas con una serie de obras que reflejan el vicio, el libertinaje, lo pecaminoso y la pasión, un universo temático alegre y desenfadado desarrollado en el siglo XVII para satisfacer los gustos de la aristocracia y la burguesía, una nueva clase de compradores emergente en las ciudades entre los comerciantes acaudalados.

Escenas bucólicas y cómicas que encarnan una cotidianidad llena de tentaciones sensuales y carnales como Banquete de boda en una taberna campesina (ca.1665) de Jan Steen o Bodegón con cerdo (La Porchetta), de José de Ribera, se alternan con imágenes de la pobreza, inmundicia y violencia presentes en la sociedad de la época como Dos campesinos peleando junto a un barril(1625–1638) de Adriaen Brouwer. Trabajos con los que los artistas reflejan motivos mundanos con todos sus matices que intentan al mismo tiempo predicar una moralidad latente, que no se evidencia.

Bajo este mismo epígrafe se muestra la obra de Juergen Teller en la que dos amigas suyas aparecen fotografiadas paseándose por el museo del Louvre vacío y posando ante la Mona Lisa o El Hermafrodita dormido o Borghese. El acercamiento de la vida al arte —y viceversa— resulta ligeramente perturbador y surrealista en esta pública intimidad.

En un sentido totalmente distinto, se nos muestra la realidad de las fotografías tomadas por Boris Mikhailov en áreas marginales de la actual sociedad postsoviética, una comunidad sobre la que se superpuso el consumismo occidental y que ahora presenta unas circunstancias agobiantes y opresivas.

El mismo espacio acoge la obra de Dana Schutz Cómo bailaríamos(How We Would Dance) (2007) que conjuga lo fantástico y lo reflexivo al evocar, por medio de una figura que cae hacia atrás, según declaraciones de la propia artista, la figura de San Pedro crucificado al revés de la obra de Caravaggio Crucifixión de San Pedro.

Mitología y exaltación de la virilidad masculina
En un orden social patriarcal, las dinastías dominantes apelan conscientemente a la mitología o a los héroes de la Antigíedad para legitimar su propio linaje y poder. Así pues, el Hércules retratado por Francisco de Zurbarán no solamente simboliza la virilidad por antonomasia, sino también el ideal de la virtud de los gobernantes. La aleccionadora escenificación de los vicios humanos y la modélica descripción de una vida de virtud giraban en torno a un mundo de hombres. A los casi siempre disimulados elogios de los encantos femeninos se oponía la exaltación de la virilidad y el heroísmo masculino.

La historia de Susana y los viejos(ca.1745-50), que muestra la violencia sexual infligida a una hermosa joven por dos viejos lascivos de Francesco Capella es una tema habitual que satisface los deseos voyeuristas de los compradores, en un contexto que carece de control moral. También Negra del mundo (Nigger of the World),(2011). Glenn Brown nos muestra a Susana sin cabeza y con el cuerpo lacerado: su atractivo se ha perdido y también han desaparecido los ancianos que la observaban.

En esta dirección apunta también la extremadamente inquietante escena de género, conocida como “La violación de la negra”,(1632) de Christiaen van Couwenbergh, que nos permite contemplar la brutal escena de la violación de una esclava negra a manos de tres hombres blancos.

Igualmente nos sumerge en la complejidad de la representación artística de las relaciones sexuales un trabajo de la serie Pinturas problemáticas(Problem Paintings) de Urs Fischer. El artista superpone frutas, verduras, herramientas, etc. sobre los rostros de actores de Hollywood, en una exploración de los clásicos géneros de la historia del arte como el retrato y el bodegón.

Por su parte, Maurizio Cattelan introduce con frecuencia en su trabajo indicios de vida que suelen estar excluidos del espacio artístico. Por ejemplo, Sin título (2007) muestra a dos perros disecados que vigilan a un pollito y que parecen representar la idea barroca de que la vitalidad también puede ser indicador de la precariedad de la vida, de su naturaleza frágil y efímera.

Lo burlesco y lo grotesco
También eran del gusto de la época las representaciones, tanto de conductas groseras e impulsivas que trasgredían las normas como de lo anómalo, lo feo y lo discordante, en oposición a la sublime armonía clásica. Mediante la desfiguración y la exageración se abordaban temas como el cuerpo y la sexualidad con una mirada distanciada.

El retrato que Juan Carreño de Miranda hace del cuerpo desnudo de Eugenia Martínez Vallejo nos descubre a una “monstrua” que el artista representó tanto vestida como desnuda. En otras obras como Escena burlesca de Faustino Bocchi o La alegre compañía de Bartolomeo Passerotti observamos también el gusto del Barroco por lo raro, por la “bruteza”.

Algunos trabajos contemporáneos transmiten la realidad contemporánea de un mundo lleno de excesos e hiperconsumismo como es el caso de Under Sided, el teatro escultural en el que se muestra Temp Stop, 2009-10, una videoinstalación de Ryan Trecartin y Lizzie Fitch que muestra una cultura juvenil oscura y obsesiva.

Mitología
Una de las grandes salas con forma de pétalo del edificio de Frank Gehry acoge obras de temática mitológica que nos invitan a penetrar en un rico universo de referencias literarias, fantasía y erotismo como La Venus durmiente observada por ninfas y sátiros (ca.1925) de Nicolas Poussin o Escena alegórica (1680–1690) de Dominicus van Wijnen Asimismo, en la pintura de Simon Vouet El rapto de Europa (ca.1640)la descripción del apetito sexual adquiere un matiz humorístico por la expresión del toro, cuya lengua cuelga lasciva, mientras sus ojos, abiertos de par en par, miran con lujuria hacia el pecho desnudo de Europa.

Igualmente alude a la lascivia y a lo grosero la irreverente obra Noisette (2009) de Urs Fischer en la que una lengua de silicona de aspecto sumamente realista asoma por un orificio de la pared del Museo.

Caravaggio y la oscuridad
La muestra continua con una serie de pinturas que siguen la técnica del claroscuro con la que Caravaggio revolucionó el mundo del arte en el siglo XVII logrando intensificar un dramatismo en el que se imponen lo sagrado y lo profano, lo cotidiano y una sensual corporeidad. Esta tendencia se extendió por toda Europa, en particular en el Norte, especialmente a través de los caravaggistas de la Escuela de Utrecht. San Sebastián atendido por Santa Irene y su criada (ca. 1615–1621) de Dirck van Baburen, ofrece en su plástica sensualidad un claro ejemplo de humanidad y emotividad religiosa.

Asimismo, cabe destacar la especial influencia de Caravaggio en los pintores españoles. En la audaz composición San Sebastián curado por las santas mujeres (ca. 1621), José de Ribera, que con su estilo realista interviene en el desarrollo del Barroco italiano en Roma y Nápoles, se deja inspirar por el tratamiento caravaggesco de la luz y retoma el tema del martirio de San Sebastián con un estilo pictórico directo y elemental.

Por su parte, la obra Carnaval (Carnival)(2011) de Glenn Brown también utiliza la iluminación, en este caso por medio de una potente luz azul, para intensificar el dramatismo de una cabeza de caballo de más de tres metros de envergadura. Si uno se acerca, las pinceladas se funden en una ordenada maraña de perturbadores trazos y manchas de color sorprendente e inquietante.

En el Barroco tardío, los temas inspirados en la noche y la oscuridad adquieren un matiz inquietante con las tétricas visiones de Alessandro Magnasco y de sus monjes y bandidos (Monjes junto al hogar, ca. 1725) que pueblan cual espectros una pintura rápida y nerviosa.

Las representaciones de brujas y del tormento de san Antonio expresan lo fantasmagórico de la tentación. En las misteriosas pinturas de Monsщ Desiderio, a quien se ha considerado como un precursor temprano del Surrealismo, contemplamos arquitecturas clásicas, casi siempre carentes de presencia humana, que se desmoronan, explotan o arden en la espectral luz de la noche. Junto a ellas se encuentran las intervenciones toscas, precarias y agresivas de Oscar Tuazon, que aluden de forma poética tanto a la historia de la escultura moderna como a la contracultura de la década de 1970 y a otras ideas especulativas o utópicas que exploran los temas de la vivienda, las estrategias de supervivencia y el refugio.

Vanitas o la manifestación de los excesos
En el último apartado de la exposición se agrupan diversas alegorías y retratos, además de obras inspiradas en un tema conocido desde la Antigíedad y muy popular en el Barroco: las vanitas.

Las guerras y catástrofes acaecidas en el siglo XVII convirtieron a la muerte en algo omnipresente, que encuentra su reflejo en un sinfín de símbolos, como las calaveras –Vanitas y naturaleza muerta con calavera, candela y reloj de sol de bolsillo (ca.1620) de un maestro alemán-, y también en motivos pictóricos como los barcos sacudidos por las aguas turbulentas que tan bien representa Jacob van Ruisdael.

En este contexto, adquiere una significación especial la naturaleza muerta. Las frutas cortadas o las piezas de caza abatidas muestran una ambigíedad erótica, mientras que las espléndidas mesas, las magníficas flores y la belleza de los valiosos objetos nos recuerdan que la decadencia y la transitoriedad constituyen nuestro destino como muestra la obra Naturaleza muerta con flores, frutas y mono (ca. 1685) de David de Coninck.

También quiso reflejar el exceso y la exuberancia Marilyn Minter en las cuatro imágenes hiperrealistas, que se encuentran en la misma sala y que deleitan y al mismo tiempo inquietan al espectador.

De la proximidad del arte a la cruda realidad de la vida habla también la gran instalación de vídeo de Diana Thater dedicada a Chernóbil y a la catástrofe acaecida el 26 de abril de 1986 en el reactor 4 de la central nuclear situada en las proximidades de la ciudad ucraniana de Prípiat, una de las regiones más contaminadas del mundo. La película de Thater nos transmite lo inquietante, la melancolía y la amenaza de este lugar abandonado.

El arte de la época y su contexto
La exposición se completa con un espacio didáctico en el que se presentan una serie de términos que definen el Barroco y que tienen a la vitalidad y la proximidad a la vida como eje central. En este espacio también se propone un juego imaginario, a modo de diagrama, de las posibles interconexiones entre dichos términos. Además, siguiendo con el espíritu de divertimento presente en la época, se podrá disfrutar de una selección de música barroca realizada por el historiador del arte Michael Glasmeier así como de reinterpretaciones actuales a cargo del músico Frieder Butzmann.

Maurizio Cattelan (1960-) Sin título, 2007. Perros y polluelo disecados y poliuretano expandido. Colección particular. Foto, Markus Tretter. Cortesia del Archivo Maurizio Cattelan

Maurizio Cattelan (1960-) Sin título, 2007. Perros y polluelo disecados y poliuretano expandido. Colección particular. Foto, Markus Tretter. Cortesia del Archivo Maurizio Cattelan

Pieter Aertsen (1507/08–1575) La carnicería, 1551–55. Óleo sobre tabla. Colección Bonnefantenmuseum, Maastricht

Pieter Aertsen (1507/08–1575) La carnicería, 1551–55. Óleo sobre tabla. Colección Bonnefantenmuseum, Maastricht

Urs Fischer (1973-)Pintura problemática (Problem Painting), 2012. Acrílico, barniz y serigrafía sobre aluminio. Kunsthaus ZürichVereinigung Zürcher Kunstfreunde. Donación del artista. © Foto: Mats Nor

Urs Fischer (1973-)Pintura problemática (Problem Painting), 2012. Acrílico, barniz y serigrafía sobre aluminio. Kunsthaus ZürichVereinigung Zürcher Kunstfreunde. Donación del artista. © Foto: Mats Nor

Bartolomeo Passerotti (1529–1592) La alegre compañía, s.f. Óleo sobre lienzo.  colección particular, París

Bartolomeo Passerotti (1529–1592) La alegre compañía, s.f. Óleo sobre lienzo. colección particular, París

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