Barcelona, 28 de febrero de 2014
Los límites del Mediterráneo que contempla la exposición no son los que fenicios, etruscos, griegos y romanos abordaron, sino aquellos que la imaginación alcanzaba: un espacio a la medida del hombre, un espacio de libertad mental. La muestra combina mitos, esto es, historias, y la Historia: la historia de la voluntad del hombre mediterráneo por ir más allá de lo dado cuando decide enfrentarse al destino, prescindiendo del capricho de los dioses, y por interrogarse sobre el fundamento del mundo y su adecuación a las necesidades humanas.
A mediados del primer milenio antes de Cristo, en las costas orientales del Mediterráneo se generaron nuevas concepciones del mundo que han sido esenciales en el devenir cultural europeo. Del próximo Oriente a Egipto y de allí a Grecia y más tarde a Roma, el Mediterráneo fue la vía de comunicación de creencias, ideas, conocimientos y formas culturales, cuya influencia se extiende hasta hoy.
En el siglo VI a. C., en las costas de Jonia y en la Magna Grecia, pensadores como Tales y Heráclito dejaron de creer que el universo era una creación divina y atribuyeron su existencia a la acción de elementos primordiales: agua, tierra, aire y fuego. El mito ya no bastaba para explicar el origen y el sentido del cosmos. Los hombres se enfrentaban a un enigma, que debían resolver por sí mismos.
Las relaciones entre los hombres también cambiaron. Las ciudades griegas incorporaron el espacio público, que ya no pertenecía a los dioses sino a la comunidad: el ágora, lugar de intercambio de bienes e ideas, de discusión y de mercadeo. Nuevos valores como la paz, la abundancia, la prosperidad o la justicia aparecen en este corazón de la urbe, donde algunas escuelas filosóficas encontraron acomodo.
El cuestionamiento de la necesidad de los dioses para descifrar los enigmas del cosmos; la organización de ciudades alrededor de este espacio común, y la sustitución de la fuerza del guerrero por la fuerza interior del filósofo permitieron establecer una nueva relación entre los propios hombres, buscando a veces puntos de encuentro y revelando secretas admiraciones mutuas en vez del sistemático deseo de destrucción.
A partir de Platón, en el siglo a. C., el héroe ya no es el más fuerte de los hombres, sino aquel que no teme a la muerte. El alma, que perdura después de la muerte, es lo más valioso y representativo del ser humano, por lo que debe ser preservada. Surge un nuevo arte, el retrato, que tiene como finalidad captar esa mirada emocionada. Surgen nuevos dioses, desde Isis a Jesús, más comprensivos con las miserias humanas, y que permiten a los hombres asegurarse la vida eterna. La vida interior se convierte en algo tan enigmático como la propia estructura del cosmos.
La exposición explica esta historia a través de una selección de ciento sesenta y cinco obras griegas y latinas: estatuas, relieves, cerámicas, frescos, mosaicos y joyas, procedentes de museos europeos, entre los que destacan colecciones públicas de Grecia e Italia. A partir de ellas se articula un discurso narrativo que aborda cada uno de los apartados de una manera crítica: se crea la ciudad democrática, pero las mujeres, extranjeros, esclavos y mendigos quedan excluidos; junto al humanismo, aparece una nueva tradición esotérica.
De un Mediterráneo explicado a través de los viajes míticos de Ulises, Jasón y Heracles -héroe mediterráneo y dios común a la mayoría de los pueblos ribereños- pasamos a la ordenación del espacio humano, a la urbanización del mundo, propia de las ciudades coloniales griegas, y a una concepción del hombre que asume las virtudes y las vicisitudes de los antiguos héroes que sobreviven en nuestro imaginario.
En una época globalizada, en la que la economía y los centros de decisión se han desplazado hacia nuevas áreas geográficas, el paisaje y la cultura del Mediterráneo siguen siendo un patrimonio universal. El mundo grecolatino aparece ante nuestros ojos con una nueva complejidad, que lo convierte en un referente, en un reflejo de los anhelos y contradicciones del hombre de hoy.
Mediterráneo. Del mito a la razón
Del 28 de febrero al 15 de junio de 2014
CaixaForum Barcelona
Av. de Francesc Ferrer i Guàrdia, 6-8
Plato ático con escena femenina. Cuma, 490-480 a. C. Cerámica figurada. Museo Archeologico Nazionale di Napoli
Cabeza de Tique, la Suerte. Corinto, siglo II d. C. Mármol. Archaeological Museum of Ancient Corinth
La Academia de Platón (detalle). Pompeya, 110-80 a. C. Mosaico. MuseoArcheologico Nazionale diNapoli
Eros y Psique. Siglo II d. C. Mármol. Skulpturensammlung, Staatliche Kunstsammlungen Dresden