La Fundación “la Caixa” reúne en Girona un centenar de obras de una de las figuras clave del dadaísmo y el surrealismo. Grabados, libros ilustrados y esculturas ayudan a entender a Max Ernst
Bajo el título Max Ernst. Invisible a primera vista... Grabados, libros ilustrados y esculturas, la Fundación “la Caixa” despliega en la sala de exposiciones de Girona los juegos visuales que ingenió Max Ernst (1891-1976), el “mago de los delirios apenas perceptibles”, en palabras del poeta René Crevel. Del 23 de febrero al 15 de mayo de 2005.
El artista inventó técnicas semiautomáticas como el collage y el frottage, ideó una escritura secreta y entabló un diálogo visual con poetas y escritores como Lewis Carroll, Franz Kafka, Paul Eluard, André Breton, Tristan Tzara y Jacques Prévert. De todo ello da cuenta la exposición, que reúne 75 grabados, 22 libros de artista y 5 esculturas procedentes del Kunstmuseum Bonn, donde por motivos de conservación sólo se exponen de forma temporal y parcial.
La muestra hace palpable hasta qué punto buscó Ernst la síntesis entre arte, ciencia y filosofía, quien en 1921 dio con su célebre expresión programática “más allá de la pintura”, que tenía resonancias de Nietzsche.
Los grabados y los libros ilustrados que creó no son un apéndice de la pintura, sino una creación de gran personalidad y de rotunda fuerza expresiva. El resultado es, más allá de toda especialidad vanguardista, una obra de inagotable riqueza y alejada de toda doctrina. No en vano su obra gráfica suma más de 2.000 creaciones. “Max Ernst es la mente más magníficamente atormentada que pueda existir”, resumió André Breton.
La exposición Max Ernst. Invisible a primera vista... Grabados, libros ilustrados y esculturas, pertenece a la colección del Kunstmuseum Bonn y ha sido comisariada por Irene Kleinschmidt-Altpeter bajo el asesoramiento científico de Xavier Antich. Posteriormente, se podrá ver en los centros culturales de la Fundación “la Caixa” de Lleida y Tarragona.
La primera piedra de esta exposición la puso Hans Bolliger en el siglo pasado. Este joven empleado de una librería de Zúrich pronto se percató del interés y el valor de los libros ilustrados y los grabados de Max Ernst. Pese a sus modestos recursos económicos, a mediados de los años treinta comenzó a coleccionarlos. Zúrich era entonces el núcleo dadaísta, y Bolliger entabló amistad con Hans Arp, Hugo Ball y otros destacados protagonistas de este movimiento artístico. Décadas después, en 1953, Bolliger conoció personalmente a Ernst en casa de la historiadora del arte Carola Giedeon-Welcker, y se inició así una relación ya nunca ininterrumpida. Hoy, los bibliófilos bien se deleitan con las múltiples dedicatorias personales del artista que figuran en los libros de Bolliger. El Kunstmuseum Bonn se hizo en 1989 con los libros ilustrados y los grabados que reunió el librero suizo.
La exposición Max Ernst. Invisible a primera vista... Grabados, libros ilustrados y esculturas supone una oportunidad casi única de admirar tan insólito conjunto, pues las obras sólo se exponen en Bonn de forma temporal y parcial por motivos de conservación. Entre ellas, el libro Mr. Knife Miss Fork (Señor Cuchillo, Señorita Tenedor, París, 1931). Expuesto en la muestra, contiene 19 fotogramas de Man Ray realizados a partir de frottages de Max Ernst, así como una hermosa dedicatoria al primer artífice de esta exposición, el librero Hans Bolliger.
Max Ernst murió en 1976, la víspera de su 85 cumpleaños. El artista cerró sus notas biográficas con estas sugerentes palabras a propósito de su método de trabajo: “Última cuestión: Max Ernst invita a sus críticos lectores y benévolas lectoras a que se planteen si verdaderamente se merece el halagüeño título de ‘mago de los delirios apenas perceptibles’ que le concedió uno de los poetas más grandes -e incomprendidos- de nuestro tiempo, René Crevel.”
Une semaine de bonté ou Les 7 éléments capitaux, 1934.uarto cuaderno. Miércoles. "Edipo" (lámina 7) / Kunstmuseum Bonn. Foto: Sachsse, Bonn. © Max Ernst, VEGAP, Barcelona 2005