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Los paisajes flamencos

La tradición paisajística de la pintura flamenca fue el terreno abonado para el surgimiento de un género independiente que se desarrollaría con vigor desde el siglo XVI. En el marco de las celebraciones del año Rubens, en Amberes, una muestra se dedica especialmente a este asunto: “La invención del paisaje, de Patinir a Rubens”.

Una serie de exposiciones, en Francia y Bélgica, están haciendo de Rubens, uno de los protagonistas del arte en el 2004. En ellas se están revisando distintas facetas del genio Barroco, desde el Rubens coleccionista, al grabador y hasta su vinculación con el paisajismo.

Sin duda, la principal exposición de todas es la que se desarrolla en Lille, la ciudad francesa que este año es Capital Europea de la Cultura, donde unas 160 obras -cuadros, dibujos, bocetos y tapicerías- han sido recolectadas de museos de todo el mundo -Alemania, Austria, España, Francia, Gran Bretaña, Italia, Países Bajos y Estados Unidos- con objeto de mostrar la evolución de la obra de este gran maestro flamenco. Pero en Amberes, la persona interesada en arte encontrará una serie de ofertas complementarias de interés.

Aunque nacido en Westfalia, en 1577, Los padres del artista eran de Amberes, ciudad a la que pronto regresaría, y que tiene a este genio del Barroco como a su hijo más emblemático. Sin embargo también nacieron en Amberes otros artistas importantes. Entre ellos está Patinir, a quien se considera tradicionalmente un maestro del paisaje. Por ello, la ciudad del Escalda organiza este año una muestra dedicada específicamente al paisajismo.

EL PAISAJE EN LA PINTURA.

El paisaje fue, en todo el Renacimiento, un telón de fondo que solía servir para realzar y embellecer la escena que se presentaba en el primer plano. Un ejemplo lo encontramos en Bellini, donde se preludia el paisaje veneciano que florecería con Tiziano y Giorgione.

Precisamente, de Giorgione (1478-1510) hay que destacar su magnífico aprendizaje del colorido de Bellini y su amor por el paisaje. En la mayoría de los grandes libros de arte se destaca una obra suya magistral: La tempestad. En realidad no se sabe qué tema desarrolla el cuadro; bien pudiera ser un asunto mítico o de la literatura clásica.

Un joven, pastor o soldado, y una mujer desnuda que amamanta a su criatura son los únicos seres humanos que aparecen en el cuadro de Giorgione; aparecen en los lados del mismo y ocupando un espacio modesto. El resto es un magnífico paisaje: aguas, árboles, casas, unas columnas rotas y un cielo tempestuoso. Hay una luz especial que unifica el conjunto y que lo llena de un halo romántico y misterioso.

Cabe recordar un hecho arquitectónico curioso que incidió en la pintura de Occidente. En Italia no triunfó el gótico europeo, de grandes ventanales, y ello posibilitó el despliegue de grandes cuadros y la realización de enormes murales en las paredes de los templos... En cambio, en Flandes, como en Borgoña y otros puntos de Europa, los grandes ventanales góticos relegaron la pintura a los altares. Pero también en ellos se pudo ver el avance del paisaje. En el periodo de transición del gótico al Renacimiento hubo en Flandes un personaje clave: van Eyck. En el altar de Gante vemos su percepción de la naturaleza, que supera ya la tradición del gótico y entra en una observación de la realidad... una realidad que ya empezaba a ser imitada en otros lugares. Así, Konrad Witz, en 1444, pintó para un altar de una iglesia de Ginebra una escena de pesca en el Tiberiades... con el paisaje exacto del lago de Ginebra.

Vemos, pues, cómo el paisaje va emergiendo, y liberándose de ser sólo un telón de fondo de la escena sacra o mitológica, para ganar presencia en las pinturas del Renacimiento; un paisaje que era obtenido de la propia observación de la realidad, como se puede comprobar también con los magníficos apuntes de Alberto Durero. Poco a poco llegó el momento en que hubo pintores que centraron totalmente su mirada a la naturaleza, dejando a un lado al hombre. Era una revolución, porque aunque el paisajismo venía de tiempos helénicos, siempre había servido para enmarcar en él al hombre o a la divinidad.

FLANDES.

Amberes, en el siglo XVI, fue una gran capital económica mundial, vinculada a la corona de España y con una activa burguesía que contribuía a mantener una excelente pléyade de artistas. El Koninklijk Museum, posee una amplia teoría de pinturas de esa época. Él organiza ahora la exposición de “La invención del paisaje”

En Flandes ya había una gran percepción de la naturaleza que se muestra con Van Eyck o Gerard David... pero ésta dedicación al paisaje fue particularmente sensible en Patinir, quien sería tenido como “padre” de un nuevo género.

Patinir(1485-1524) tenía taller en la ciudad del Escalda. Allí pintó paisajes ricos y misteriosos, con ariscas montañas y magníficos horizontes. Cuadros como la Huida a Egipto o el Paso de la Laguna Estigia son básicamente paisajes, en las que la figura humana es secundaria... en algunos cuadros de Patinir, incluso, la figura humana fue realizada por otro pintor.

Pieter Brueghel el Viejo (1525-1569) fue otro de los grandes pintores flamencos del XVI, cercano en su estilo a El Bosco. También estuvo viviendo en Amberes. Desde el inicio de su carrera dedicó gran interés por el paisaje y por los tipos rurales y costumbristas. Pintor de gran realismo, agudeza y genio narrativo. El mundo de los pueblos, los detalles del folclore, los banquetes, las fiestas, escenas de caza y paisajes de las distintas estaciones... todo fue recogido por Brueghel con mirada objetiva, no exenta de crítica y mordacidad.

Paul Bril (1554-1626) también nació en Amberes, aunque trabajó gran parte de su vida en Roma y estuvo influido por modelos italianos. Sus paisajes de pequeño formato fueron vendidos con bastante aceptación en mercados de España, Flandes e Inglaterra. Joos de Momper, (1564-1635) también era de Amberes; excelente paisajista, de magníficos paisajes nevados. Su estilo fue cercano al de Brueghel y gozó en su ciudad de notable clientela.

Otro gran paisajista de Amberes fue Wildens (1586 -1653), quien colaboró con Rubens y otros maestros. Con Rubens, por ejemplo, trabajaba en los fondos de sus cuadros. De esta forma, el genio del Barroco podía atender más rápidamente su cartera de pedidos. Pero dado su dominio del paisaje, Wildens también se dedicaba a hacer cuadros de este género, que se vendían bien en la ciudad. Bonaventura Peeters es otro de los artistas que se presentan en esta muestra del Koninklijk Museum. Originario de Amberes (1614-1652), fue especialmente conocido por sus actividades como pintor de temas marineros; también como grabador.

RUBENS.

...Y finalmente, el gran genio del Barroco flamenco. Rubens mandaba pintar gran parte de su producción a sus ayudantes, y él –en gran número de ocasiones- terminaba la tarea con una serie de pinceladas que avivaban el trabajo... Pero este artista también amó la pintura paisajista, y en sus últimos tiempos –cuando abandonó prácticamente sus habituales actividades cortesanas- se dedicó en ocasiones a este género.

En sus paisajes se denota la influencia italiana, el dominio del claroscuro y un marcado naturalismo. Hombre y paisaje se interrelacionan en Rubens, bien en escenas religiosas, mitológicas cortesanas, campesinas o amorosas. En las escenas galantes, ese vínculo entre personajes y paisaje preludiará a Watteau.

Todo este interesante ámbito es el que se repasa ahora. Del 8 de mayo al primero de agosto, en la muestra “La invención del paisaje, de Patinir a Rubens 1520-1650”; en el Koninklijk Museum de Amberes.

En la presentación de la muestra se dice que el paisaje como género es ciertamente una invención de Amberes en el inicio del siglo XVI. Y se recuerda que la pintura del paisaje –en sus inicios tenida como un género menor- conocería también aquí días de gloria en el XVII y el XIX.

El Koninklijk Museum ha ido recogiendo una amplia colección de pintores paisajistas, entre ellos el viejo Brueghel, Wildens, Paul Bril, Kerstiaen de Keuninck, Joos de Momper, Bonaventura Peeters... y ahora, en el año Rubens, ese conjunto adquiere una nueva relectura.

Porque esa muestra tiene un cierto matiz de reconocimiento, de justicia. El papel reconocido al paisajismo hasta el siglo XIX era secundario, muy inferior al que merecía (no ocurriría así en el romanticismo ni del impresionismo en adelante). Además, la propia valía de Rubens arrinconaba a ese arte paisajista que se había consolidado en Flandes a lo largo de los siglos XVI y XVII.

Webs:

http://museum.antwerpen.be/kmska/

http://www.rubens2004.be

http://www.exporubens.com/

Tomás Alvarez.

J. Patinir, La huída a Egipto © Anvers, Koninklijk Museum voor Schone Kunsten Antwerpen

J. Patinir, La huída a Egipto © Anvers, Koninklijk Museum voor Schone Kunsten Antwerpen

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