La sobria luz de las últimas obras de Caravaggio, se puede contemplar en la National Gallery de Londres: “Caravaggio. The Final Years”, del 23 de febrero al 22 de mayo.
Son 16 grandes cuadros de Michelangelo Merisi, Caravaggio, que muestran el último periodo de este violento autor, cuando el colorido de su época romana se transforma en una creciente melancolía y dramatismo.
Los cuadros se colocaron en salas oscuras para realzar su dramatismo. La exposición recorre el camino del errático autor, empezando en Roma, donde el autor pinta La cena de Emaús, en la que destacan unos realistas personajes ante un auténtico bodegón con ave y frutas. De su paso por Nápoles destaca “La flagelación” que muestra el rostro del sufrimiento de Cristo, ante la tortura, así como al propio pintor, asomado a la escena como un soldado.
Una notable acogida está registrando esta cita en Londres, en la que se muestran los cuadros de Caravaggio, llenos de misticismo y sobriedad, los más oscuros de su trayectoria
Luz y violencia.
Tenía el autor como nombre de pila Michelangelo Merisi, aunque recibe el nombre de Caravaggio porque la familia provenía de la localidad con este nombre. Los autores no se ponen de acuerdo con su lugar de nacimiento que tuvo lugar en torno a 1571.
Su padre era un alto funcionario a las órdenes de los Sforza milaneses, pero murió pronto por una peste, y la familia se instaló en Lombardía. Pero los conocidos de la familia (Sforza, Colonna, Doria, etc.) serían futuros mecenas y protectores del muchacho huérfano.
Caravaggio fue de joven a Milán para ingresar en calidad de aprendiz en el taller del pintor Simón Peterzano, discípulo de Tiziano y de tendencia manierista, de quien aprendió conceptos en materia de realismo y luminosidad.
Se interesó por la naturaleza y pintó con un realismo que le atrajo odios y amores. Acude a personajes reales, y sus dioses y santos son personajes de carne y hueso(a veces gente del hampa), con honda sicología y rasgos sumamente humanos, algo que iba contra el concepto del “decoro” que obligaba a dar una dignidad y grandeza especial a los personajes representados.
En torno a 1590 se vio involucrado en una situación violenta. Para huir de la Justicia marchó a Roma, donde contactó con los altos dignatarios eclesiásticos y la nobleza local, entre la que estaba el cardenal Francesco del Monte, vinculado a los Médici, y quien le dio su apoyo.
El encargo de la Capilla Contarelli, fue trascendente en su trayectoria. Esta obra, en un espacio religioso público, le dio gran fama, y marcó ese estilo donde destaca la sicología de los personajes y el contraste lumínico, con figuras de traza vigorosa que surgen de la oscuridad. Pero también avivó la polémica, porque sus figuras tenían una traza humana, popular, que iba contra el “decoro” que clásicamente se atribuía a los personajes tocados por la santidad. El propio Rubens, que pasó por Roma en esa época, compró obra de Caravaggio, atraído por su calidad.
Esa fama ambivalente coincidió con una historia violenta que le llevó a la cárcel, pese a la ayuda de protectores poderosos. Prostitutas, mendigos, delincuentes eran retrataos por el pintor para representar a los santos y santas. Mientras, su vida personal estaba cargada de violencia, luchas e incluso un asesinato, que le forzó a marchar de Roma.
El pintor se refugió en interior del Lazio, bajo la protección de los Colonna y siguió practicando sus pinturas llenas de luz, una luz violenta que sale de un ángulo del cuadro e invade la escena produciendo unos contrastes acusados que realzan el dramatismo de las figuras, un estilo que influyó en buena medida a diversos grandes maestros, entre ellos Velázquez y Zurbarán, pero sobre todo a José Ribera, el Españoleto.
En 1607 se trasladó a la isla de Malta, donde fue nombrado caballero de la Orden de Malta. Otro episodio violento le llevó a la cárcel, de la que huyó hacia Sicilia. Nuevos líos y vuelta a Nápoles. Nuevos episodios, una brutal agresión y una decadencia melancólica y triste hasta su muerte, en 1610.
Hoy las obras del maestro Caravaggio siguen siendo admiradas, mucho más que su carácter extraño y violento.
La Flagelación, 1607. Museo Nazionale di Capodimonte, Nápoles.