Madrid, 13 de febrero de 2014
Procedente del Real Museo de Bellas Artes de Amberes, esta delicada y bellísima obra llega al Museo del Prado para formar parte de su programa “La obra invitada”.
Etienne Chevalier, tesorero de los reyes de Francia Carlos VII y Luis XI, encargó a Jean Fouquet (Tours, h. 1420-1481) un díptico que permaneció en la iglesia colegial de Nôtre Dame de Melun hasta que a finales del siglo XVIII fue dividido. El panel izquierdo, perteneciente a la Gemäldegalerie de Berlín, muestra a Etienne Chevalier arrodillado, acompañado por su santo patrón san Esteban.
El panel derecho, propiedad del Real Museo de Bellas Artes de Amberes, representa a la Virgen con el Niño y ángeles, verdadera obra maestra del siglo XV, en la que quedan reflejadas las distintas influencias que contribuyeron a la gestación de la obra de Jean Fouquet. Si la iconografía y, en particular, los ángeles monocromos rojos y azules están en deuda con la tradición nórdica, el modo en que resuelve la composición y la materializa evidencian su conocimiento del arte flamenco y del Quattrocento italiano.
La forma de traducir las diferentes materias y los efectos de luz como el reflejo de la ventana sobre la superficie pulida de las dos bolas del trono remiten a Jan van Eyck. La construcción geométrica del espacio y su gusto por las formas puras, como la cabeza oval de la Virgen o sus senos trazados como con compás, evocan las obras de Paolo Ucello y de Piero della Francesca.
Fouquet, el mejor pintor y miniaturista francés del siglo XV, representa aquí a María como Madona de la leche, en posición frontal, ante un rico trono. La corona de perlas y piedras preciosas, que descansa sobre su cabeza sujetando un velo transparente, la identifica como reina de los cielos. Lleva una capa de armiño y un traje de seda gris, que destaca su cintura estrechísima, mientras que el corpiño abierto deja ver uno de sus senos. La Virgen sostiene a su Hijo desnudo sobre su rodilla izquierda. La posición escorzada del Niño hacia el lado izquierdo de la tabla conecta esta tabla con la de la izquierda del díptico en la que aparece el donante arrodillado con el rostro dirigido hacia la derecha, donde se encuentra Jesús.
María, con su piel blanca como el marfil, encarna el ideal de belleza de la época, casi sin cejas, con el nacimiento del cabello muy hacia atrás y unos rasgos, que según la tradición, serían los de Agnes Sorel, la amante del rey Carlos VII, de la que Etienne Chevalier fue testamentario.
La Virgen con el Niño y ángeles, Jean Fouquet, Óleo sobre tabla., 94,5 x 85,5 cm, h. 1452, Amberes, Koninklijk Museum voor Schone Kunsten
Detalle de la Virgen con el Niño y ángeles, Jean Fouquet.