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Homenaje a Chillida

Marzo de 2006

El Guggenheim de Bilbao presenta, a partir del 5 de abril una muestra en la que notabilísimos creadores homenajean a Chillida, uno de los artistas vascos más importantes de la segunda mitad de siglo XX.

A lo largo de su carrera, Eduardo Chillida realizó numerosos homenajes a artistas diversos con los que tuvo algún tipo de vinculación —Calder, Braque, Miró, Balerdi, y un largo etcétera— como muestra de amistad y respeto, y también como ensayos de interpretación de la pintura o escultura de aquellos; también dedicó homenajes a escritores (poetas, filósofos) y músicos que le cautivaron; y a amigos y familiares. Su fallecimiento en 2002 puso de relieve el inmenso aprecio y respeto que el colectivo de artistas de su edad o más jóvenes le tenían.

Esta exposición es ejemplo y resultado de esa afinidad y de esa memoria visual hacia Eduardo Chillida y su obra. Diversos artistas actuales, de Valdés a Serra, de Baselitz a Rauschenberg expresan en el marco de esta muestra su homenaje de una forma semejante a la que Chillida empleó para con otros artistas.

Un vacío en el arte, desde 2002

Desde agosto de 2002, Eduardo Chillida uno de los genios de la escultura moderna descansa bajo un magnolio, en un recoleto espacio de Chillida Leku, el territorio-museo del artista, en el País Vasco. El silencio, el respeto, la amistad y la música de Bach le dieron un cariñoso adios. La familia del escultor cumplió con la voluntad del artista, enterrando sus cenizas en el lugar de Zabalaga, donde la naturaleza arropa una gran muestra de su obra escultórica.

Chillida, escultor, grabador, dibujante y académico honorario de la Real de Bellas Artes de San Fernando, recibió los premios más prestigiosos del mundo. Nació en San Sebastián el 10 de enero de 1924. Fue guardamente de la Real Sociedad, tarea que dejó por una lesión; luego estudió arquitectura, en Madrid, sin llegar a finalizar los estudios. Realizó su primera obra, un jinete arcaizante, en 1948. Es en esa época cuando comienza a tallar torsos en bloques de yeso, influido por las esculturas del arte griego arcaico. En trabajos posteriores utilizó ya la fragua, el hierro, granito, madera, hormigón, tierra, alabastro y acero.

Luego residió en Francia. Expuso por primera vez -un torso- en el Salón Mayo de París en 1949 y al año siguiente participó en la exposición "Les mains éblouies" de la galería Maeght. En 1950 regresó al País Vasco y se instaló en Hernani donde realizó su primera obra en hierro Ilarik, 1951. Durante diez años trabajó en hierro, inlcuídas las puertas de la basílica de Aranzazu (1954) y hacia 1960 volvió a las grandes esculturas de granito.

Expuso en los mejores museos del mundo y tuvo distinciones y premios de numerosos países. Entre sus obras más significativas figuran: Gure Aitaren Etxea (La casa del padre), monumento que inició en 1986 e inauguró en 1988; Elogio del Aire, 1956; Del Borde, 1957; Rumor de Límites, 1960; Estela a Salvador Allende, 1974; Iru Zulu, 1975; Arquitectura heterodoxa, 1978, Homenaje a Luca Pacioli, 1986; Consejo al espacio, 1987;, Besoa III, 1989, etc. Además destacan: La sirena varada, instalada en Madrid; El elogio del horizonte, ubicada desde 1990 en Gijón; Puerta de música, situada en 1994 en Santiago de Compostela y la enorme escultura de hormigón que el creador vasco realizó a finales de los ochenta en memoria del 50 aniversario del bombardeo alemán de Guernika durante la guerra civil española. En abril de 1992 inauguró en Sevilla su Monumento a la Tolerancia, que conmemora la expulsión de los judíos en 1492 y que se ubicó en el Muelle de la Sal y en 1993 participó en la celebración del 1.200 aniversario de la fundación de la ciudad alemana de Münster con la inauguración de la escultura Tolerancia para el diálogo", obra comprada por el Banco del Estado de Renania-Westfalia y cedida al municipio como "préstamo a perpetuidad. En 1994 su obra Besarkada(Abrazo), homenaje al pintor fallecido Rafael Ruiz Balerdi se ubicó en un emplazamiento que domina la bahía de la Concha en San Sebastián. En 1998 inauguró su tercera obra en Barcelona, un mural-mosaico que con el nombre Barcelona creó para la plaza del Museo de Arte Contemporáneo de la Ciudad Condal (MACBA) y desde abril de 2000 su obra Enparantza II, un homenaje a San Ignacio de Loyola, se exhibe en la plaza de la basílica de Loyola en Azpeitia (Guipúzcoa).

Durante los últimos años, Eduardo Chillida mostró sus obras por todo el mundo. En 1998 el Reina Sofía de Madrid rindió homenaje al escultor vasco con la retrospectiva "Chillida 1948-1998", y en 1999 esta muestra se expuso en el Guggenheim de Bilbao.

Los lenguajes de Chillida y de sus compañeros

En la obra de Chillida destaca la modulación de los espacios y la orquestación de lo no dicho, del vacío, adquiere la categoría de signo. Su estilo se basa en la simplicidad, en la eliminación de los excedentes retóricos de la imagen. Este homenaje también se basa no en la retórica de las palabras sino en la sencillez de unas obras que hablar a Chillida en el lenguaje particular de cada uno de los artistas presentes.

En el momento en que fallece Eduardo Chillida en agosto de 2002, se desconoce la existencia de homenajes de otros artistas hacia él. Ello movió a la galería Colón XVI de Bilbao a concebir un tributo al escultor realizado por artistas que sentían agradecimiento y afinidad hacia Chillida y su obra, expresándolo en el marco de una exposición y articulándolo a través de la total involucración, de manera desinteresada, de la fundación del Grupo Urvasco, al que pertenecen todas las obras de la muestra. Para ello se seleccionó a una serie de creadores contemporáneos internacionalmente reconocidos y se les encomendó realizar una obra que sirviera de tributo y homenaje a Eduardo Chillida. La exposición está comisariada por Kosme de Barañano.

En mayo de 2003 el proyecto ya estaba muy avanzado gracias a la respuesta rápida de los artistas. Entre ellos se cuenta una primera generación coetánea de Eduardo Chillida —Anthony Caro, Ellsworth Kelly, Antoni Tàpies, Ráfols-Casamada, Pablo Palazuelo, Sol LeWitt, Ron Kitaj, Pierre Alechinsky, David Hockney, Robert Rauschenberg y Zao Wou Ki— cuyas obras son de distinta índole y que, en todas las generaciones, se pueden clasificar como obras de inmediata respuesta, obras referidas y obras generalistas.

Por ejemplo, Caro realiza una mesa en tierra chamota (material utilizado por Chillida) con el excepcional maestro ceramista Hans Spinner en el sur de Francia, en memoria de la mesa de carnicero que Chillida tenía en el salón de su casa y de unas herramientas que remiten al uso, por parte de Chillida a principios de los cincuenta, del hierro pudelado de instrumentos laborales para componer sus piezas escultóricas; o el artista franco-chino Zao Wou Ki crea un paisaje de casi dos metros de longitud con una visión de los Peines del viento de San Sebastián titulado explícitamente Homenaje a Chillida.

Otros artistas de la selección realizaron una obra referida, es decir, una pieza de su repertorio de trabajo pero relacionada o conectada en algún aspecto con el concepto de Chillida; tal es el caso de Pie izquierdo (Linker Fuss) de Baselitz quien tras observar con suma atención los dibujos de manos de Chillida, concibió su homenaje con una representación de un pie como contrapunto. Por contra, Günter Förg realizó Dos manos directamente como homenaje. También es una obra referida la pieza del artista egipcio-suizo Yves Dana, que realizó una gran barca de piedra y madera, Ofrenda (Offrande) en memoria de las mesas que Chillida dedicó, por ejemplo, a Luca Paccioli, a modo de barcos varados. Por su parte, Anish Kapoor realizó una de sus Pool en acero y laca, que pintó de color negro como la obra de Chillida.

Finalmente, otras obras de la muestra son generalistas, es decir, no evocan ni se acercan al mundo visual de Chillida; tal es el caso de las piezas de Christo o Magdalena Abakanovizc quienes, como le ocurría al artista vasco, no pueden acoplar su obra a un determinado encargo o fecha debido, por ejemplo, a la naturaleza de su discurso artístico. En este grupo se engloban también las piezas de Richard Serra, de Ron Kitaj o de Gonzalo Chillida, hermano del artista cuya obra remite a su mundo más personal, a su unívoca forma de mirar la playa, al universo central de su obra.

El último en entregar una obra personal y referida a Chillida fue Miquel Barceló quien, rompiendo sus innatas cualidades para el color, remitió una obra sobria casi en blanco y negro, como la de Chillida. Con un juego de manchas con diferentes tipos de negro y con dos blancos muy metálicos crea un espacio de orificios y concavidades en el que flotan unas caracolas, que para él son las imágenes de la música de Bach, tan querida para el escultor vasco.

En total se sumaron a este homenaje cuarenta y tres artistas y como colofón, se solicitaron unas breves líneas a los arquitectos que habían colaborado alguna vez con Chillida: I. M. Pei, John Pawson, Norman Foster, Frank Gehry, Arata Isozaki, Zaha Hadid y Jean Nouvel.

Los amantes (The lovers), 2001. Óleo sobre lienzo. Colección Homenaje a Chillida, Grupo Urvasco

Los amantes (The lovers), 2001. Óleo sobre lienzo. Colección Homenaje a Chillida, Grupo Urvasco

Homenaje a Chillida (Homage to Chillida), 2003. Terracota y acero. Colección Homenaje a Chillida, Grupo Urvasco

Homenaje a Chillida (Homage to Chillida), 2003. Terracota y acero. Colección Homenaje a Chillida, Grupo Urvasco

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