Madrid, marzo de 2.006
Los amantes del arte tendrán una buena ocasión para conocer mejor la obra de Corrado Giaquinto, del 5 de abril al 25 de junio de 2006, en las salas de Exposiciones Temporales del Palacio Real de Madrid.
Pese a ser conocido por sus frescos decorativos, la obra de este artista del Alto Barroco no es muy popular en España, pese a vivir un tiempo en Madrid, relación que facilitó la presencia de alguna de sus obras en manos de la corona hispana.
Corrado trabajó con temas alegóricos, mitológicos y religiosos, ganando a lo largo de su vida (1703-1765) fama como uno de los pintores italianos más importantes de su siglo.
Estuvo estrechamente ligado a España, pues permaneció en este país diez años al servicio del rey Fernando VI, realizando una extensa labor como fresquista en los palacios de la Corona.
Tuvo una decisiva influencia sobre los jóvenes artistas españoles discípulos suyos, -tanto en Roma, antes de venir a España, como en Madrid a su llegada-, pues fue nombrado por voluntad real director de la recién creada Academia de Bellas Artes de San Fernando.
Patrimonio Nacional, que posee uno de los más importantes conjuntos de su obra, tanto en frescos como en lienzos, organiza esta exposición bajo el comisariado del profesor Pérez Sánchez, para mostrar la completa y compleja personalidad de este gran artista.
Además de los cuadros del propio Patrimonio Nacional, se exhiben también un importante conjunto de cuadros del Museo del Prado, que conserva numerosas obras del maestro procedentes en su mayor parte de las colecciones reales, así como del Museo de Capodimonte, y de otros museos españoles y europeos; además de un selecto grupo de obras de colecciones privadas, italianas y españolas.
La exposición presenta a través de unas 75 obras, una visión completa del artista en sus diversos aspectos: decorador brillante, pintor mitológico de delicada sensualidad rococó; pintor religioso de lenguaje expresivo y teatral; paisajista de amplio vuelo y, en ocasiones, retratista cortesano.
Se pretende mostrar todas las facetas del arte del pintor, tanto durante su etapa de formación y primera madurez en Nápoles y en Roma, como en sus años españoles, donde quizás culmine su arte exquisito. Para ello la muestra se articula en varios espacios: primero obras de procedencia italiana que representan la producción de Giaquinto en su Apulia natal, en Roma y en Nápoles.
La producción española se organiza en varias secciones mostrando su labor de fresquista, -a través de los bellísimos bocetos que se conservan para la cúpula de la capilla de Palacio y la bóveda de la escalera-, y el conjunto de lienzos de los Oratorios del Rey y de la Reina, por fortuna íntegros.
Por último, un conjunto de lienzos de diversas procedencias que dan cuenta de su labor como pintor de caballete para atender diversas demandas de particulares e instituciones, incluyendo bocetos para templos españoles no necesariamente ligados a su actividad para Palacio.
El nacimiento del Sol y el triunfo de Baco MUSEO NACIONAL DEL PRADO. MADRID