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El Max Aub cubista

Max Aub y el pintor cubista que nunca existió

En 1958, Max Aub dio a conocer en México la vida y la obra de Jusep Torres Campalans, al quien vinculó al nacimiento del cubismo, junto con Braque y Picasso. La crítica quedó desconcertada. En diversos países hubo periódicos que comentaron la obra del pintor que nunca existió. Fue una genial broma de Max Aub, de quien, este año, se celebra el centenario de su nacimiento.

El propio escritor hizo algunos cuadros cubistas para “documentar” todo su trabajo sobre el memorable genio imaginario de la pintura. Uno de sus nietos, sentado en sus rodillas, le ayudaba también a colorear las creaciones, según reveló Elena Aub, hija del gran intelectual.

Torres Campalans –según el invento de Max Aub- era un vanguardista intuitivo y perspicaz que admiraba a Picasso y detestaba a Juan Gris, explica la biografía de este ser imaginario, en la que se encuentran también bibliografías, cronologías y fotografías del artista.

En el libro de Max Aub figuran sendas conversaciones mantenidas con el artista en Chiapas, retiro donde vivía el desconocido genio del cubismo. Otro capítulo genial es el llamado “Cuaderno verde”, serie de apuntes y pensamientos escritos por Campalans de 1906 a 1914, fecha de su retiro. En el libro de Torres aparecían asimismo fotografías de sus pinturas y el catálogo realizado por el joven (e imaginario) crítico Richard Town, hecho en 1942 para una exposición(imaginaria) de Torres Campalans en la Tate londinense, que no llegó a celebrarse por el conflicto de la segunda Guerra Mundial.

En la creación, Aub tuvo la colaboración de otros destacados intelectuales como André Malraux o Josep Renau. Éste confeccionó un fotomontaje en el que aparecía Torres Campalans con Picasso, con lo que se hacía aún más creíble la genial patraña.

El Centro de Arte Reina Sofía, en Madrid, ha preparado una muestra con los supuestos cuadros de Torres Campalans, presentados en 1958 en las galerías Excelsior, de México, y en 1962 en la Bodley de Nueva York. La muestra estará abierta del 13 de junio al 23 de agosto. En ella se aporta también obra que el pintor ficticio conocía; trabajos de Gris, Picasso, Delaunay, Mondrian, Matisse, Modigliani, Chagall y Vicente Rojo

Como añadido que refuerza el tono de humorada de la muestra, también aparece en la misma un cuadro cubista “atribuido a Torres Campalans”.

Algunas de las obras del supuesto Torres Campalans, presentadas ahora, no habían sido mostradas desde las exposiciones de México o Nueva York. También aparecen los textos de las primeras ediciones de Jusep Torres Campalans, los catálogos de sus exposiciones y recortes periodísticos en los que glosa la obra del artista imaginario.

La exposición es pequeña: las obras del pintor imaginario, y en una sala adjunta una de cada uno de los grandes a los que admiró o criticó en el “Cuaderno verde”. Para más gozo, el Reina Sofía las ha situado precisamente enfrente del lugar donde se halla el Guernica de Picasso, con lo que el espectador se encuentra absolutamente inmerso a la vez en el ámbiro de las vanguardias, el cubismo, e incluso en las referencias vitales de Max Aub (él encargó el Guernica, por acuerdo del gobierno republicano de España). Una pena, la mala señalización para los visitantes que quieren llegar hasta el pequeño espacio expositivo.

LAS SEÑORITAS DE AVIÑON

Según describe Max Aub, el artista nació en 1886 en Mollerusa, Lérida, España. “Alto, fuerte, de grandes ojos oscuros, enormes manos, pies en consonancia, había en él la potencia que sólo da la tierra a quien vive o ha vivido en relación directa con ella. Un payés(campesino catalán), hijo de payeses...”

En el relato Aub define a una persona dura: “La cabeza rapada, por comodidad; afeitado de cuando en cuando, Torres nunca tuvo problemas con los vinos ni con el tabaco, lo más ordinario le bastó siempre, teniéndolo todo por bueno. Nunca conoció comodidades, ni le hicieron falta; cuando, por azar, las gozó, las aceptaba sin aspavientos, sin darles importancia”.

Anarquista, catalanista y católico, huyó a Francia para evitar las milicias. Descargador en el mercado de Les Halles, entró el museo del Louvre y al salir compró unos lápices para ver que le salía. Luego encontró a Picasso, a quien ya conocía de Barcelona. Fue Picasso quien le hizo perder la virginidad. Le agarró un día y le llevó a la calle Aviñón a gozar de unas prostitutas, tema que motivó a Picasso para su célebre cuadro de las Señoritas de Aviñón...

Desde la bohemia –persuadido de su falta de genialidad- Torres acaba dejando los pinceles y buscando un retiro indígena, en una aldea de Chiapas, México.

Osadía, humor, frescura, irreverencia... Torres Campalans es una creación magnífica y atrevida. En su cuaderno verde deja escritas sentencias llenas de valor y osadía:

· “En la pintura se da todo por hecho. Se daba todo hecho. Nosotros vamos a ir un poco más allá: que trabajen también los mirones”

· “No creo que sobreviva gran cosa del Arte Moderno. Es una época fea. Lo único divertido será que dentro de cien años el cubismo será tan difícil de explicar como hace cincuenta. Había que hacer, después, otra cosa. Pero se atascaron. Tendrá que nacer otro Picasso, y eso siempre tarda”.

· “El que explica se rebaja. Por eso todos los críticos son pequeños”.

· “Hay, urgentemente, que volver el hombre a la medida de las cosas; las cosas a la medida del hombre. Para eso –se nos están escapando-, para medirlas, hay que romperlas, destruirlas, destrozarlas y empezar desde el desierto” (alusión al cubismo)

Max Aub demostró con su trabajo no sólo osadía, sino también conocimiento de la pintura, como otros grandes intelectuales. Además, su invención de la obra plástica de Campalans tiene indudable mérito, algo que es especialmente reseñable en estos momentos en los que se celebra el centenario de su nacimiento, ocurrido en París, el 2 de junio de 1903.

MAX AUB, BIOGRAFÍA

La vida de Max Aub Mohrenwitz es de una gran densidad, desde su nacimiento parisino hasta su muerte, el 22 de julio de 1972, en México. Se educó en un ambiente cultural burgues, agnóstico y bilingüe(alemán y francés). Aprendió a leer con textos de Víctor Hugo, Baudelaire y Rimbaud.

Cuando estalló la I Guerra Mundial, el padre de Max Aub viajaba por España. Ante las recomendaciones de no volver a Francia, su familia huyó de París y llegó a Barcelona, en agosto de 1914. A los once años pasó a Valencia, donde Max estudió bachillerato y empezó a escribir. Valencia, donde la familia fijó la residencia, caló muy hondo en el joven.

En 1915 escribió su primer poema en español. Él mismo afirmó que “nunca he podido escribir nada en otra lengua”. Un año más tarde, el padre de Max solicitó en el registro civil de la ciudad la concesión de la nacionalidad española, renunciando a la alemana.

En 1920 acabó el Bachillerato. Ese mismo año, contra la voluntad de su padre que quería que estudiase Derecho, Max decidió seguir sus pasos, viajando como representante por el este de España. Esta actividad itinerante y su espíritu inquieto y ansioso por descubrir y conocer la realidad, favorecieron que entrase en contacto con los ámbitos de vanguardia del momento.

En 1921, conoció en Gerona a Jules Romains, quién influiría en su quehacer literario con su teoría del unanimismo. Inquieto lector y coleccionista, estaba suscrito a revistas francesas, italianas y belgas. A partir de 1922 y durante catorce años, recorrió Cataluña con sus mercancías, viviendo en Barcelona cuatro meses al año, donde frecuentaba diversas tertulias. Durante esos años empezó a escribir teatro experimental: “El desconfiado prodigioso”, “Una botella”, “El celoso y su enamorada”, “Espejo de avaricia” y “Narciso”. A principios de 1924, conoció a Joan Miró y a escritores de su generación con los que mantendrá una gran amistad: Alberti, Dámaso Alonso, Vicente Aleixandre, Jorge Guillén, José Bergamín, Francisco Ayala y Gerardo Diego, entre otros.

Al cumplir la mayoría de edad y en disposición de realizar el servicio militar, se nacionalizó español. Por razones de miopía se le eximió de cumplir las milicias. En 1925, publicó “Los poemas cotidianos”, edición privada de cincuenta ejemplares con prólogo de Enrique Díez-Canedo.

Publicó en la Revista de Occidente extractos de “Geografía”. Luego, en 1926, publicó “Caja”, cuento vanguardista en la línea y estilo de “Geografía”. El 3 de noviembre de 1926, contrajo matrimonio con la valenciana Perpetua Barjau Martín, con la que tendría tres hijas: María Luisa, Elena y Carmen.

Vivió en Madrid durante trece años donde conoció a Azaña, Negrín, Marañón y Valle-Inclán. En 1928 imprime su primera versión de “Luis Álvarez Petreña. Espejo de Avaricia, Proyecto de un teatro Nacional”. Debido a las circunstancias del teatro en España, no se pudo representar. Fue estrenada en el teatro Valle-Inclán de Madrid, el 6 de mayo de 1963.

El 23 de noviembre de 1929 ingresó como militante socialista(PSOE) en Valencia. En 1933, publicó en la Imprenta Moderna de Valencia “Fábula Verde”. Escribió artículos para el periódico Luz de Madrid. Desde 1934 hasta 1936 dirigió El Búho, teatro universitario de Valencia, igual que Federico García Lorca lo hizo con La Barraca. Publicó “Luis Álvarez Petreña” y “Yo vivo”. En 1935 escribe en Valencia “Jácara del Avaro”, para las Misiones Pedagógicas.

En febrero de 1936 participó en la campaña electoral con “El agua no es del cielo” y estrenando en el Teatro Principal “Las dos hermanas”, en referencia a la UGT y la CNT. En septiembre se representó en el altar mayor de los Dominicos, en Valencia, una versión reducida del auto “Pedro López”. Dirigió trambién el periódico socialista Verdad.

Desde diciembre de 1936 hasta julio de 1937 fue agregado cultural de la embajada de España en París. Como subcomisionario de la Exposición Universal de París encargó, por orden del Gobierno Español, a Pablo Picasso el Guernica, por un importe de 150.000 francos. Organizó el II Congreso de Intelectuales Antifascistas en Valencia y en Madrid. Fue secretario general del Consejo Nacional de Teatro, cuyo director era Antonio Machado.

En 1938 adaptó “La Madre”, de M. Gorki. Hasta finales de enero de 1939 dirigió con André Malraux, por encargo del Gobierno Español, la película “Sierra de Teruel”, basada en la novela de Malraux “L’Espoir”.

FRANCIA

Cuando está a punto de caer la España republicana ante el levantamiento militar del general Franco, a finales de enero de 1939, Max marchó con su familia hacia Francia.

Exiliado en París, escribió “Campo cerrado”. En Francia fue acusado de comunista y enviado a varias cárceles y campos de concentración. En mayo de 1941 recuperó la libertad y ocupó el cargo de agregado de prensa del Gobierno de México en el consulado de Marsella, pero en junio volvió a ser detenido acusado otra vez de comunista. De su experiencia como prisionero escribiría la tragedia “San Juan”.

HACIA MÉXICO

En septiembre de 1942 logró embarcar hacia México desde Casablanca. Durante este trayecto escribió las obras teatrales “El puerto” y “La vida conyugal”. De 1942 a 1972 Max Aub estuvo exiliado en México. Durante todo este tiempo visitó Europa en nueve ocasiones, pero no volvió a España hasta 1969, porque su entrada le estaba prohibida.

Su actividad profesional inmediata estuvo relacionada directamente con el mundo del periodismo, la docencia y especialmente con el cine, que durará hasta principios de 1953.

El 6 de julio de 1943, la Editorial Gráfica Panamericana publicó “San Juan: la expresión tristemente exacta de nuestros días”. El 2 de septiembre de ese año se estrenó en el teatro Virginia Fábregas de México “La vida conyugal”.

En México fue profesor de la Academia de Cinematografía, profesor de Historia del Teatro en la universidad, asesor técnico de la comisión de cinematografía, profesor de teoría y técnica cinematográfica y colaborador en los periódicos Nacional y Excelsior.

En 1944 fue nombrado secretario de la Comisión Nacional de Cinematografía. Terminó “Campo cerrado”. En 1946 su mujer y sus tres hijas obtuvieron el asilo político y partieron también hacia México. Ese año publica “El rapto de Europa o siempre se puede hacer algo”.

En 1948 recibió un premio por su poema “Canto a la primavera” y publicó “Los muertos”. En 1951 trabajó como tipógrafo en revistas y de responsable de ferias del libro(hasta 1959). Publicó “Campo abierto” e ingresó como socio del Ateneo Español de México.

En 1952 se afilió al PSOE-Unión Socialista Española, organización en el destierro de los afiliados al PSOE. En 1953 publicó “Yo vivo”; en 1955 “Ciertos cuentos”; en 1957 “Una nueva poesía española”; en 1958 la biografía de “Jusep Torres Campalans”, y en 1959 “Cuentos Mexicanos”.

En 1960 tuvo una gran actividad literaria. Preparó sus libros “Campo francés”, “Campo de los almendros”, “El hombre del balcón” e “Historias de la mala muerte”. El 24 de abril se proyectó, por primera vez, “Sierra de Teruel”. Mantuvo un intenso intercambio de proyectos editoriales entre España y México, para dar a conocer lo español, a través de Carlos Barral. Éste le abrió las puertas a los recién creados premios de literatura Formentor y Prix Internacional des Editeurs.

En junio de 1961 tomó posesión como director de los Servicios Coordinados de la Radio, Televisión y Grabaciones de la UNAM. Establecería una red de corresponsales que lo mantendrían informado de la vida cultural, política y social de España. En 1962 intentó editar en México su proyecto “Biblioteca de la Pléyade: sección de autores de leyenda española”, pero fracasó el proyecto. Del 29 de octubre al 10 de noviembre de 1962, expuso y presentó “Jusep Torres Campalans”, en Princeton, en la Isaacson Gallery de Nueva York. Son carteles y catálogos con 83 cuadros, con prólogo de André Malraux.

En 1963 fue Premio Nacional de Teatro por su obra “La cárcel”. En junio de 1965, Francia le nombró miembro de la Orden de las Artes con el grado de Oficial. El gobierno de Israel a través de la UNESCO, invitó a Max Aub a impartir unas conferencias durante el curso académico 1966-1967, a los estudiantes de la Universidad hebrea de Jerusalén, como buen conocedor de la cultura de América Latina. De la experiencia de este viaje nacerá su diario “Imposible Sinaí”.

En 1968 viajó a La Habana. De este viaje escribe un libro-diario titulado “Enero en Cuba”. El 2 de octubre de 1968 le conceden la autorización para entrar en España, y al año siguiente y en 1972 visitaría España. En 1972, con un delicado estado de salud, escribe “La gallina ciega”.

El 24 de enero de 1972, en la embajada de Francia en México, recibió el homenaje del gobierno francés y fue nombrado Comendador de la Orden de las Artes y de las Letras. Murió en México el 22 de julio de 1972.

Tomas Alvarez

Uno de los trabajos del imaginario Torres Campalans. guiarte.com

Uno de los trabajos del imaginario Torres Campalans. guiarte.com

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