En el extremo nordeste de España, Girona es una provincia pequeña, tranquila, profundamente respetuosa con las tradiciones, con una geografía variada y bella y un alto nivel de vida, un territorio que se muestra en todo su esplendor en las imágenes panorámicas del fotógrafo Pau Giralt Miracle, realizadas durante dos años desde un globo aerostático.
En el límite con la frontera francesa, Girona es un eterno corredor por el que han circulado desde los ejércitos hasta las influencias culturales. A la vera del mar, por allí recalaron las naves griegas y romanas, en la vieja Ampurias; en un extremo de los Pirineos, por allí cruzó la principal de las vías que unía el territorio de Hispania con la metrópoli romana, circunvalando todo el arco oeste de Mar Mediterráneo.
Y toda esa historia ha quedado estancada en los pueblos, en las pequeñas ciudades, en los monasterios, en enclaves solitarios de montaña... y en la cultura de unas gentes de vida pausada, pero que no están de espaldas a la modernidad, como se atestigua en sus costas, donde recala una multitud cosmopolita, o en sus museos, donde pervive la memoria de los artistas como el genial Dalí.
La provincia es pequeña. La superficie total es de 5.886 kilómetros cuadrados y su población es de algo más de medio millón de habitantes, repartidos en 221 municipios, de los cuales el mayor es el capitalino, con unos cien mil habitantes.
Su geografía está marcada por la presencia, en la parte septentrional, de los Pirineos Orientales, cuyas mayores altitudes no superan aquí los 3.000 metros, y que van descendiendo hasta hundirse en el mar, en el entorno del cabo de Roses. Una serie de pequeñas cordilleras costeras y amplias fosas ocupa la parte intermedia, en tanto que la costa es abrupta. La Costa Brava, como se la conoce, es una de las más bellas del litoral español y en ella los acantilados alternan con bella calas y bahías, al lado de atractivas poblaciones de gran interés turístico, pero no masificadas; todo a la medida del hombre.
El clima varía en función de esta geografía, pero es muy agradable en la costa. También varía la vegetación, en razón de los suelos y altitudes, aunque en general se trata de una tierra verde. En Girona hay diversos lugares de alto interés biológico. Destaca la reserva natural de las Illes Medes, con un privilegiado ecosistema submarino mediterráneo. Pero también cuenta con otros bellos parques naturales como la zona volcánica de la Garrotxa y el cabo de Creus.
A vista de Pájaro.
¿Cómo es esta tierra a vista de pájaro? La Fundación Caixa de Girona ha presentado en su centro cultural, La Fontana d´Or, una exposición de treinta y dos “Visiones Panorámicas” de Girona, - cuatro enfoques concretos sobre cada una de las ocho comarcas de la provincia- captados por Pau Giralt-Miracle desde un globo aerostático entre el 2001 y el 2002.
El autor, formado en Barcelona, se graduó como técnicos de artes gráficas en 1974, iniciándose seguidamente en las labores fotográficas en un laboratorio de la ciudad catalana. Ha trabajado para las editoriales Salvat y Nauta, y ha estudiado fotografía publicitaria y tecnologías gráficas: Desde hace veinte años se dedica a la fotografía profesional, paisajismo, arquitectura rural, catálogos de arte, etc. También imparte –desde hace quince años- seminarios de tecnología de los medios impresos y comunicación gráfica en la Escuela Superior de Relaciones Públicas barcelonesa.
Pau Giralt Miracle, en el catálogo de la presentación, destaca que la visión panorámica es una mayor aproximación al campo visual del ser humano. La Visión desde el aire, mediante el globo, le ha permitido –dice- apropiarse de la realidad física de Girona de una forma silenciosa y suave, con una espectacularidad que no se consigue en las fotografías a ras de suelo.
Para Arcadi Calzada i Salavedra, presidente de Caixa Girona –la activa entidad financiera patrocinadora del trabajo- las imágenes producen en el espectador una sensación inmediata de ligereza y silencio, que proporciona un redescubrimiento del propio paisaje conocido y habitado. “Con sus imágenes, el fotógrafo forja un puente entre el paisaje –el que podemos abarcar con la mirada- y aquel que sabemos que existe, pero que difícilmente podemos ver con los propios ojos”.
“El fotógrafo, en este caso, captura con su ojo, con la complicidad de su cámara, la materia, las formas, los colores y nos descubre lugares ocultos, intrincados y complejas construcciones naturales o realizadas por la intervención del hombre, laberintos fantásticos... y nos regala también una visión inédita de los espacios, de unos espacios que se presentan en toda su magnitud”, afirma Calzada y Salavedra.
Tomás Alvarez. Fotografías de Pau Giralt Miracle, cortesía de Caixa Girona.
Cingle del Far, comarca de La Selva, en Girona
Alto Ampurdán, monasterio de San Pere de Roda