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El mar en la pintura española

En la sala de exposiciones del Puerto de Valencia se presenta, hasta el 31 de julio, la exposición "El mar en la pintura española", con 37 obras de la colección privada Carmen Thyssen-Bornemisza.

Esta muestra, que se desarrolla torno a las posibilidades artísticas del marestá integrada por pinturas en su mayor parte del periodo comprendido entre finales del siglo XIX y mediados del XX, con autores como Joaquín Sorolla, Muñoz-Degrain, Martínez Cubells, Cecilio Pla, Valentín de Zubiaurre, etc.

De espaldas al mar

El mar no atrajo la atención de literatos y artistas hasta fechas relativamente recientes. Originariamente era mirado con recelo como imagen del caos y de la sinrazón. Esta concepción fue cambiando desde la Ilustración. A lo largo del siglo XIX los nuevos medios de locomoción como el ferrocarril acercaron el mar a un numero cada vez mayor de gente, hasta convertir la playa, ya a finales de la centuria, en lugar predilecto del ocio burgués.

Pese a su extenso litoral, España careció de pintores de marinas hasta el último cuarto del siglo XIX. A las topografías portuarias y retratos de barcos dieciochescos, y las imágenes de naufragio del Romanticismo, les sucedieron entonces vistas costeras, costumbres marineras y escenas de playa. Pero no sólo cambiaron los temas. El mismo punto de vista varió sustancialmente pasando de la romántica inmersión metafísica en alta mar, a un acercamiento tangible a la costa, captada desde la misma playa.

La exposición recoge algunos significativos ejemplos del tratamiento del mar en la pintura española de fines del siglo XIX y comienzos del XX correspondientes a la Colección Carmen Thyssen-Bornemisza. Son cuatro los apartados que la componen: Naturalismo y Regionalismo, Modernismo catalán, Sorolla y su entorno, y Fin de siglo y arte nuevo.

Los pintores naturalistas se acercaron a la geografía costera española con una mirada nueva, libre de las recetas de pasado. Aunque sus composiciones todavía denotan una composición cuidada, completada en el taller, partieron de apuntes tomados en playas y acantilados, interesándose particularmente por elementos como el celaje, el colorido de las aguas, o las labores y costumbres de pescadores y gentes de mar. Asimismo, prestaron especial atención a las condiciones ambientales cambiantes, como las luces de atardecer y de aurora. Con el Modernismo catalán el interés se concentró en puertos, espacios suburbanos y playas de ocio, plasmadas con una factura vibrante y abierta, deudora del Impresionismo. En Valencia, a comienzos de siglo XX, Sorolla y los pintores de su entorno, sin dejar atrás el costumbrismo de escenas como el retorno de la pesca, se adentraron en la captación de la fuerte luminosidad del litoral mediterráneo. Sus escenas de playas y balnearios de moda, pintadas frecuentemente en cuadros de pequeño formato, completados en una sola sesión con una vivacidad sin precedentes, son asimismo interesantes por lo que implican de una visión arcádica del mar como lugar de goce y fusión con la naturaleza.

Posteriormente, con la llegada de las vanguardias a España por los años veinte, el mar fue perdiendo interés como sujeto pictórico. No faltaron, sin embargo, aproximaciones al mismo desde ópticas diferentes como el tardo-simbolismo, el impresionismo tardío, el fauvismo o el "retorno al orden", todas ellas presentes en las obras expuestas.

Ramon Martí i Alsina, Barcas de pesca (Fishing Boats), c. 1880-1888

Ramon Martí i Alsina, Barcas de pesca (Fishing Boats), c. 1880-1888

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