Madrid, 26 de noviembre de 2012
Antonio Van Dyck demostró ya en su juventud un sorprendente talento. La exposición del Prado se centra exclusivamente en la obra de juventud del artista y abarca a través de más de noventa pinturas y dibujos el periodo comprendido entre 1615, cuando el artista contaba con 15 años de edad, hasta su marcha de Amberes (su ciudad natal) a Italia en 1621. Seis años de producción temprana, en los que el extraordinariamente prolífico Van Dyck pintó unos 160 cuadros, muchos de ellos obras de gran tamaño y ambición creativa, de los que la pinacoteca madrileña posee el conjunto más importante.
El que fuera el mejor discípulo de Rubens, luchaba ya al comienzo de su carrera por definir su estilo y crear un sello personal, un concepto que era nuevo en aquella época. En sus primeras composiciones se muestra un tanto vacilante en el tratamiento de las anatomías, experimenta con ellas como ocurre en las obras del comienzo de la exposición: La entrada de Cristo en Jerusalén, La Lamentación o el Sileno ebrio muestran su faceta de pintor experimental con una fuerte personalidad que busca nuevos recursos para aumentar el impacto de sus cuadros en el espectador.
En cambio, en cuadros como La coronación de espinas, Van Dyck refleja la abrumadora influencia que le dejó el tiempo que trabajó para Rubens (1577-1640), y se traduce en esta obra en que las figuras están muy próximas a su mentor, sin impedir, sin embargo apreciar nítidamente cómo lucha una vez más por definir un estilo propio. Por ejemplo, el gusto de Van Dyck por las texturas y unos físicos toscos y muy realistas se alejan de la belleza idealizada con la que retrataba Rubens a sus personajes.
Dar sentido a la evolución del joven y a menudo contradictorio pintor, además de poner de manifiesto la extraordinaria calidad de su obra ya en este periodo, es el propósito de esta exposición, que evidencia la calidad de la obra temprana de Van Dyck, un artista que, incluso de no haber pintado más que los cuadros de esta etapa, ocuparía también su sitio como uno de los pintores más importantes del siglo XVII.
Autorretrato. Van Dyck. 1615
Retrato de una familia. Van Dyck. 1620 - 1621