El palacio Grassi de Venecia es la sede de uno de los principales acontecimientos con motivo del centenario de Salvador Dalí, merced a una gran exposición que recorre sus etapas creativas.
La muestra cuenta con más de trescientas piezas procedentes de 130 colecciones públicas y privadas de quince países. "Dalí" es el título de esta exposición, en Venecia hasta el próximo 16 de enero. Luego viajará a Filadelfia (Estados Unidos).
El primer centenario del nacimiento del artista catalán (1904-89) ha sido la excusa para la organización en todo este año de numerosos seminarios, encuentros y exposiciones sobre Dalí, así como la publicación de estudios sobre su figura y su obra, a menudo controvertidas.
La muestra que acoge el palacio Grassi -un hermoso edificio del siglo XVIII a orillas del Gran Canal veneciano- tiene la virtud de reunir no sólo una gran cantidad de piezas, sino que destaca asimismo por su variedad, ya que muestra al Dalí pintor, dibujante, escenógrafo y escultor.
Dalí es un artista controvertido, probablemente el artista más conocido y popular del siglo XX y al mismo tiempo un artista que ha sido tratado a menudo con ligera displicencia por parte de críticos e historiadores del arte, por el aura banal con la que quiso revestir su imagen y que le valió que Breton hiciera con su nombre el anagrama "Avida Dollars".
El propio Dalí contribuyó a crear una especie de dicotomía entre los dos períodos de su producción, uno anterior a sus años americanos y uno posterior.
Esta línea divisoria coincidió con su expulsión del movimiento surrealista y con la publicación de su Vida Secreta. Pero desde que Dalí se exilió a los Estados Unidos durante la Segunda Guerra Mundial hasta el 23 de enero de 1989, cuando falleció, trascurrieron unos cuarenta años que, traducidos en términos artísticos, significan casi la mitad de su carrera, en la que, bien mirado, no rompió de manera muy evidente con su estilo precedente.
La retrospectiva oficial, organizada con ocasión del centenario de su nacimiento, propone adentrarse en toda la obra de Salvador Dalí, evaluando su recorrido artístico desde los orígenes hasta el último período, analizando esencialmente la obra pictórica, tanto la de gran formato como la de pequeño formato, pero también con incursiones en las otras actividades de Dalí, quien ciertamente no fue sólo pintor, sino también escultor y escritor, grabador y director cinematográfico, inventor de objetos y escenógrafo.
La muestra explorará además su método paranoico-crítico, con el que se alejó del automatismo grato de la ortodoxia surrealista, y afrontó temas enjundiosos de la existencia humana, como la mente del hombre y la estructura física del universo, la cuántica y la teoría de la relatividad, uniendo en este intento también los temas propios de la religión cristiana, que él reinterpreta traduciéndolos a su léxico artístico.
Emerge de la exposición la imagen creada por Georges Mathieu, quien definió a Salvador Dalí de la siguiente forma: "más importante como genio cósmico que como pintor".
Son más de 200 piezas con las que el Palazzo Grassi centra la atención sobre la obra de autor catalán en el centenario de su nacimiento.
Las obras proceden de casi 130 colecciones, entre museos, particulares e instituciones culturales de 15 países: Alemania, Bélgica, Brasil, Canadá, Ciudad del Vaticano, España, Estados Unidos de América, Francia, Gran Bretaña, Holanda, Israel, Italia, Japón, México y Suiza.
La obra que llega de más lejos procede de Japón, y la que debe efectuar el viaje más breve sólo atraviesa el Gran Canal, ya que proviene de la Fundación Peggy Guggenheim de Venecia.
La exposición, que tiene una articulación cronológica y temática al mismo tiempo, consta de unas veinte secciones.
Por lo que se refiere a las obras propiamente dichas, la obra The Dream of Venus, con sus casi 5 metros de largo, realizada por el artista en 1933, es la más grande de la exposición. Se trata de un óleo sobre tela sobre masonite conservada en el Hiroshima Prefectural Art Museum, de Japón.
La obra más pequeña es Foto de Ana María Dalí en bañador, del verano de 1927, que tiene unas dimensiones poco más grandes que una foto tamaño carnet.
Las obras cubren la curva de la producción daliniana, con un extremo en 1917, fecha a la que se remonta la Vista de Cadaqués desde el Monte Paní, un óleo sobre tela que viene del museo de San Petersburgo, y otro extremo en 1983 con Cola de golondrina, un óleo sobre tela que proviene de la colección de la Fundación Gala-Salvador Dalí de Figueres.
La exposición se extiende a lo largo de las treinta y seis salas de Palazzo Grassi. En su conjunto la superficie expositiva es de unos cuatro mil metros cuadrados.
web sobre la muestra en http://www.palazzograssi.it/ita/index.html
Leda atómica, en el Palacio Grassi de Venecia