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Corot, en el Thyssen

Por Ana Alvarez

El Museo Thyssen-Bornemisza presenta desde el 7 de Junio al 11 de Septiembre de 2005 la primera muestra monográfica dedicada a Jean-Baptiste Camille Corot en España.

Corot fue un notable pintor y un personaje altruista, un artista que heredó calidades paisajísticas de antecesores franceses e Italianos, que se detectan especialmente tras su traslado a Italia, en 1825, época en la que la campiña romana se convertiría en lugar de inspiración, del que surgieron unos bocetos cargados de luz y espontaneidad. Supo transmitir emociones y recuerdos a sus paisajes (terminados en taller) en los que flota el alma del artista.

Jean-Baptiste Camille Corot nació en París el 17 de julio de 1796. En 1807 sus padres lo enviaron a un colegio de Ruán donde descubrió la naturaleza gracias a los paseos y salidas que realiza por los alrededores de esta localidad. Tras iniciarse en el comercio por decisión familiar, Corot descubrió su verdadera vocación: la pintura, consiguiendo la autorización paterna para dedicarse a ella e iniciar su formación en 1822.

En 1825 realizó su primer viaje a Italia, a donde volvería en otros momentos. Allí descubrió el mundo poético de Poussin; dos años más tarde expuso dos obras en el Salón, participando desde entonces con cierta regularidad en esta institución, de la que fue miembro del jurado en 1848 y 1849. La Exposición Universal de 1867 coincidió con el cénit de su popularidad y de reconocimiento hacia su obra. Falleció en París, el 22 de febrero de 1875.

Una selección de 81 obras nos permite adentrarnos en la creatividad de un notable pintor que operó a caballo del neoclasicismo, realismo y romanticismo, para situarse por su visión de la luz y sus actividades “plenairistas” como precursor del impresionismo.

El paisaje

La muestra pretende dar una visión completa de toda su trayectoria, con especial atención al que fue tema principal de su producción: el paisaje, desde sus vistas más topográficas a sus composiciones más luminosas y espontáneas sobre las que se cimentó su fama.

La elaboración de estos paisajes se basaba en estudios y apuntes tomados del natural que reelaboraba en el estudio para trasladarlos luego a unas meditadas composiciones. Aún así, estas obras poseen el encanto de la naturalidad y están tratadas con un toque muy personal, no exento de cierto lirismo, convirtiéndose en fuente de inspiración de posteriores generaciones de pintores que hicieron del paisaje el leitmotiv de sus telas.

El retrato

Junto al género del paisaje, las figuras o el retrato fue otro de los grandes temas que le cautivó; en estas obras, Corot experimenta con los gestos y las posturas, así como con los colores y las texturas de las llamativas y adornadas ropas de los personajes representados.

A finales de la década de 1830 empezó a interesarse por este género, al que que retomó de nuevo, con especial energía, al final de su carrera y al que la exposición dedica un apartado particularmente amplio.

Magníficos cuadros, aunque suele insistir, para realzar la profundidad, en un excesivo oscurecimiento de los ojos, lo que contribuye a darle un aire extraño, en ocasiones un poco tétrico, al aspecto del rostro.

“Souvenirs”

La exposición centra también la atención del espectador sobre uno de los capítulos más interesantes y originales de su producción: los denominados souvenirs; un conjunto de paisajes de connotaciones románticas, concebidos con una luz y una luminosidad especial, y en los que los perfiles y elementos de la naturaleza – el agua, los árboles, el cielo - se difuminan, encerrando los sentimientos que el artista experimentó en contacto con esos escenarios.

Entre los ejemplos que reúne la exposición se encuentran varias de sus obras maestras, entre ellas Recuerdo de Montfontaine, icono del Museo del Louvre y uno de sus primeros paisajes animado mediante el recurso de efectos lumínicos y de una gama cromática significativa de lo que se dará en llamar las “brumas plateadas de Corot”.

El itinerario de la exposición se plantea como un paseo temático a lo largo de toda la trayectoria artística y vital del pintor; un recorrido completo de más de cincuenta años de creación, organizado en ocho apartados:

1- Primeros años: En este apartado se presentan, entre otras obras, cuatro estudios al óleo, que revelan los intereses estéticos y los motivos que desarrollará en estos primeros años y que pondrá en práctica en una de sus primeras obras maestras, Paris, el viejo puente de Saint-Michel, procedente del Musée Départamental de l´Oise, en Beauvais, donde muestra su habilidad para modular los volúmenes mediante contrastes de luces y sombras, su predilección por los colores claros y puros, y la precisión a la hora de componer y de estructurar el espacio pictórico.

2- Italia: Este apartado se dedica a las vistas que el pintor realizó en sus estancias en este país; vistas panorámicas de la ciudad de Roma y de distintos rincones de la campiña italiana, en las que manifiesta su interés por la representación topográfica que le permite evocar los lugares visitados de manera realista, adoptando una condición intermedia entre el estudio del natural y la composición en el taller.

3- Territorios de Francia: Corot aprovechaba su círculo de amistades y familiares que residían en diferentes lugares para establecer contacto con una naturaleza lo más variada posible.

4- Del paisaje histórico al lírico: En este apartado encontramos una selección de las obras que el pintor exhibió en los Salones oficiales entre 1836 y 1864, faceta de su producción a la que menos atención se ha prestado, quizás debido a la primacía historiográfica de la pintura impresionista que siempre estuvo al margen de éstos. Corot expuso en el Salon a lo largo de toda su dilatada carrera y cultivó asiduamente el género del paisaje histórico y su aliciente fundamental, la integración de la figura en el entorno.

5- Realismos: El único credo que reconocía Corot era la fe en la naturaleza, de la que continuamente estaba pendiente en cada uno de sus matices. Sus primeros estudios ya ponen de manifiesto una observación invariablemente directa; Corot traducía el hecho natural a través de un proceso de simplificación asentado de manera innata en una excepcional percepción de la construcción pictórica. Se incluyen en este apartado vistas de ciudades e interiores.

6- Ville-d´ Avray: Localidad donde sus padres residían y que se convirtió en un inmenso estudio del que surgieron los paisajes más variados, tanto por su iconografía como por su estilo y por la técnica utilizada. Allí se sentirá atraído por el elemento acuático, pintando dos importantes series de estanques, y por las lindes del bosque y las colinas de Ville-d´Avray.

7- Figuras: Corot dedicó íntegramente su producción de retratos, no superior a cincuenta, a complacer a parientes y allegados, y no vendió directamente ni expuso ninguno de ellos; todos se caracterizan por la simplicidad, el realismo y el modesto tamaño, calidades dictadas por la intimidad entre el pintor y las personas que representa, como el retrato de su madre, Madame Corot, cedido por la National Gallery of Scotland para la exposición y que figura entre los más bellos de su producción. Sin embargo, en las denominadas figuras de fantasía la imitación del modelo pasaba a un segundo plano para centrarse en la factura y los efectos cromáticos; le gustaba vestir a sus modelos con prendas que sugirieran algo exótico, con colores vivos y variados, como en Christine Nilson (la Gitana con mandolina), otra de las obras maestras presentes en la muestra, procedente del Museu de Arte de Sâo Paulo, en la que el pintor deja de interesarse por lo anecdótico, para centrarse en el tratamiento pictórico.

8- Souvenirs: Camille Corot jamás pretendió pintar únicamente la naturaleza tal como es sino como la veía y, en idéntica medida, como la sentía. Es esta concepción tan personal la que explica el desarrollo del tema del “souvenir” en su obra a partir de 1850. Se trataba de resumir pictóricamente impresiones sentimentales, por naturaleza subjetivas, y de transmitirlas al espectador. Los souvernirs se convirtieron en una de las principales fuentes de admiración de su trabajo. Esta unión entre la observación objetiva y la trascripción subjetiva iba a conferir a sus paisajes tardíos una condición de “paisaje mental”, que marcaría profundamente a la generación de pintores que, después de 1900, pretendieron regenerar la pintura.

Datos de interés:

Título: Corot. Naturaleza, Emoción, Recuerdo

Sedes: Sala de exposiciones del Museo Thyssen-Bornemisza. Del 7 de junio al 11 de septiembre de 2005. Palazzo dei Diamanti, Ferrara (Italia). Del 9 de octubre de 2005 al 8 de enero de 2006

Comisario: Vincent Pomarède - Conservador Jefe del Departamento de Pintura del Musée du Louvre

Coordinadora: Mar Borobia, Jefe de Área Pintura Antigua, Museo Thyssen-Bornemisza.

Campiña Romana, un trabajo bellísimo del artista francés. Museo de Cleveland

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Uno de los cuadros más interesantes de la exposición: La lectura interrumpida.

Uno de los cuadros más interesantes de la exposición: La lectura interrumpida.

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