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Casas: cartelista del modernismo

Girona, septiembre de 2006

Por Artemio Artigas

En 1864 nació Toulouse-Lautrec, el más emblemático de los cartelistas franceses; en ese tiempo, 1866, vio la luz Ramón Casas, el que sería prototipo de los cartelistas españoles del final del XIX. Ambos desarrollarían un lenguaje sencillo, llamativo, sumamente eficaz desde el punto de vista de la comunicación.

Es curioso comprobar cómo, pasado un siglo desde que ambos artistas realizaran sus mejores obras, éstas siguen teniendo un sentido sumamente moderno, y una inmensa calidad publicitaria.

De Toulouse-Lautrec, se han hecho diversas exposiciones en los últimos años, especialmente al conmemorarse en el 2001 el centenario de su muerte. Éstas han sido ocasión para recordar su elenco de carteles, en los que promocionó los cabarets parisinos del tramo final del XIX, y especialmente el que dedicó al Moulin Rouge en 1891.

De Casas se han visto también diversas exposiciones, básicamente en Cataluña, pues no en vano fue uno de los grandes del modernismo catalán. Caixa Girona presenta ahora otra muestra muy atractiva, dedicada al Casas cartelista, exposición abierta hasta el 12 de noviembre de 2006, y en la que se reúnen unas 90 obras: carteles, postales, portadas de revista, en las que se muestra su carácter de pionero del cartelismo y el diseño gráfico.

El cartelismo en España

España siempre ha sido un país con tradición cartelista, vinculada –más que a su economía- a sus tradiciones festeras.

En España, desde 1770, la comunicación en el mundo taurino está vinculada al cartel. Aún hoy, en muchos rincones de las ciudades y pueblos de la Península Ibérica se ven –sobre todo en el estío- esos carteles alargados, dominados por tonos rojo y oro, en los que se convoca al publico para la asistencia a la corrida de toros; carteles que por desgracia han caído en un excesivo amaneramiento.

También otras citas –fallas, exposiciones, fiestas diversas- fueron publicitadas desde el XVIII mediante el cartel, aunque éste –por las técnicas tipográficas- no alcanzaría un desarrollo extensivo sino a partir de la segunda mitad del siglo XIX.

Hay momentos especialmente interesantes en este arte. Se dice que Toulouse Lautrec fue el creador del cartel moderno, en el tramo final del XIX. Por esas fechas el modernismo catalán, con Casas, brilló también con luz propia.

El cartel, pasado éste periodo y apoyado en las innovaciones técnicas, continuó su progresión en los inicios del siglo XX. En la Primera Guerra Mundial y la Revolución Rusa fue utilizado de forma masiva. Tanto rusos como norteamericanos aplicaron de lleno un sistema de comunicación que estaba demostrando suma eficacia también en el plano comercial

Se dice que en la Primera Guerra Mundial se elaboraron más de 10.000 carteles diferentes, algunos de los cuales han adquirido gran fama, como aquel en el que el tío Sam reclama la ayuda para acudir al frente.

La Alemania hitleriana y la Italia de Musolini seguirían utilizado este elemento de comunicación de una forma efectista, en un universo en el que también se popularizaba la utilización de la radio y el cine, instrumentos todos que –sobre todo en Alemania- sirvieron para manipular hábilmente a las masas. En España, el cartelismo tambien alcanzaría una edad de oro en los días de la Guerra Civil (1936-39) con artistas como Josep Renau, de quien se cumple en el 2006 el centenario de su nacimiento, y quien tal vez sea el más destacado de los cartelistas hispanos de todos los tiempos.

Pero a partir de los años cuarenta, el cartelismo ya perdió esa preminencia comunicativa: llegaba la era de lo audiovisual.

Modernismo, impresionismo, cubismo... el arte ha ido influyendo en el cartel, aunque el movimiento que más habría de influir sería el del surrealismo, con su mensaje de sorpresa y provocación, tan querido por los publicistas modernos.

Ramón Casas

Ramón Casas es figura clave del modernismo. Nació en Barcelona el año 1866, y pronto demostró gran interés por el dibujo, vocación que propició la familia, cuyo poder económico facilitó que el joven acudiera a diversos talleres tanto en Barcelona como en París, a donde viajó en 1881, cuando la ciudad era un hervidero de arte, y capital del impresionismo.

Ya en 1883 presentó en un salón oficial su autorretrato vestido de flamenco, cuadro que fue aceptado. Paris y Barcelona fueron sus lugares de residencia habituales. En 1890, residía en el Moulin de la Galette, con Santiago Rusiñol y Miquel Utrillo. Era una época en la que se popularizaba la obra de Toulouse Lautrec, que sería uno de sus inspiradores en materia de cartelismo

Ya en los noventa, y vuelto a Barcelona, Casas destaca como animador social y cultural. Ese carácter original y creativo ya se había mostrado eventos como el de 1889, cuando recorrió Cataluña en carro, junto con Santiago Rusiñol.

En Barcelona exponía en la sala Parés, temas de diversa indole, desde escenas sencillos a pintura social; fue tambien animador de “Els Quatre Gats”, taberna de vanguardia, donde se presentan exposiciones, conciertos, lecturas, ets. Allí se vió, por ejemplo, obra de Nonell y Picasso.

Las revistas "Els Quatre Gats" y "Pèl & Ploma" fueron cauce de su obra, mientras destacaba tanto en el plano publicitario como dibujante y retratista. En el ámbito del retrato- entre una multitud de trabajos- realizó un retrato ecuestre de Alfonso XIII

Hasta su muerte, en 1932 mantuvo una notable actividad artística y social, que le llevó por diversos puntos de España, Europa y Estados Unidos

Los carteles de Anís del Mono, Codorniu y Cigarrillos París son tres ejemplos de trabajos premiados en los que se muestra el valor comunicativo del artista, su magnífico uso del dibujo y el color, la sencillez del mensaje (lo que agranda su penetración), así como la utilización de la mujer en el ámbito de la publicidad.

El curioso, en este sentido, el permanente empleo de la imagen femenina en el cartel de Casas. Hasta los reclamos taurinos que se deben a su mano tienen en primer término una bella mujer dominando la escena del ruedo.

En el catálogo de la exposición presentada por Caixa Girona, Daniel Giralt-Miracle escribe que Casas fue el cartelista de moda; anunciador de marcas comerciales, revistas, libros, eventos culturales, etc. “...reconocido como un gran pintor y un gran dibujante, sus dotes y voluntad de emplear las técnicas más modernas del cambio de siglo (cromolitografía y fototipia) lo abocaron al cartelismo, un medio al que se dedicó con entusiasmo, consciente de que, a pesar de ser efímero en su vida física, tenía un gran poder de penetración en la sociedad, aparte de permitir una multiplicidad vedada a la pintura al óleo o al dibujo al carbón”

Un diseño de cartel para Codorniu, de Ramón Casas

Un diseño de cartel para Codorniu, de Ramón Casas

Diseños cartelistas para Anis del Mono.

Diseños cartelistas para Anis del Mono.

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