Valencia, abril de 2009
Valencia tuvo antaño una excelente muralla que rodeaba la ciudad; una inmensa muralla, de la que sólo quedan las torres de Quart y las de Serranos... el resto fue pasto de la piqueta en el siglo XIX.
¿Se imaginan que en el siglo XXI Valencia conservara junto a su elenco de magníficos monumentos, algunos de factura ultramoderna, una de las mayores murallas medievales del mundo?
Es cierto que el derribo de las murallas generó negocio, movimiento económico...pero también generó una perdida patrimonial, un elemento que hoy sería orgullo ciudadano y recurso turístico que podría incrementar el valor de toda la ciutat vella.... pero el progreso se llevó cosas así, y no hubo capacidad para salvar lo salvable.
El progreso ha actuado así en todos los tiempos. Hay casos en los que se ha salvado algo de milagro. Vayamos a Salamanca. En determinado momento, se construyó una nueva catedral y se dejó provisionalmente la románica, la vieja... Y cuando se terminó la nueva, algunos seres inteligentes se percataron del valor de la vieja. Hoy la catedral románica de Salamanca está más valorada que la nueva y los amantes del arte bendicen que la “provisionalidad” permitiera salvar de la piqueta algo que estaba condenado al derribo.
En Valencia hay ahora un caso paradigmático. El Cabañal. El barrio está sentenciado por los conservadores –ironía del destino, que un partido conservador no sepa conservar- y los afectados se resisten a dejar hundir un barrio tradicional.
Enfrente, junto a las instituciones conservadoras que dominan la ciudad se han alineado los intereses de los negociantes del ladrillo...pero los que defienden el viejo Cabañal, se están quedando poco a poco con la opinión publica, incluso la de fuera de España.
La razón la llevan los vecinos de este viejo barrio de pescadores, que intentan salvar un ámbito de aire popular. Frente a ellos, las autoridades piensan en derribar, abrir una inmensa avenida con salida al mar... salida directa de Valencia a la playa y negocio para quienes mandan en el mundo del ladrillo...
¿Qué más da un montón de casas, muchas con un sabor modernista? ¿Qué importa un colectivo de gentes a las que hay que erradicar de la zona? ¿Por qué no derribar todo el barrio y construir otra pista urbana de carreras?
¿Triunfará la razón?
Imágenes del barrio, de la web http://www.cabanyal.com/nou/