El comunicado final sólo manifiesta que la mayoría de los participantes admiten el efecto nefasto de las emisiones de gases tóxicos, causantes del efecto invernadero.
Los debates se centraron en torno al Protocolo de Kioto, acuerdo firmado en 1997 por 159 Estados, que prevé que los países industrializados reduzcan entre 2008 y 2012 la emisión de gases tóxicos en un 5,2 por ciento en comparación con los niveles de 1990.
La Unión Europea apoyó siempre esta línea de trabajo, que fue rechazada por Estados Unidos y Australia, por no responder a sus intereses económicos. El caso de Rusia es complejo. No hace mucho se mostró favorable, pero ahora Vladímir Putin, dijo que sólo lo ratificará si no daña los intereses nacionales. Todo hace prever o temer Moscú seguirá el ejemplo de Washington.
Para que el protocolo de Kioto entre en vigor debe ser ratificado por al menos 55 países y que entre ellos reúnan el 55 por ciento de las emisiones mundiales de dióxido de carbono. Hasta la fecha, falta la iniciativa de una treintena de países, entre ellos varios de los más industrializados.
Sin EE.UU. Ni Rusia, el protocolo será letra muerta. Y el resultado será un nuevo avance del deterioro del planeta, que se manifestará en despilfarro de recursos, contaminación, merma de la biodiversidad y en suma de la calidad de vida del hombre y del planeta Tierra.
chimeneas. Composición guiarte.com