En el final de junio se celebró en Berlín la asamblea anual de la Comisión Ballenera Internacional, organismo que nació para regular la caza ballenera pero que ahora se ha revelado como clave para proteger la vida de los cetáceos.
Los dos grandes “ogros” de las ballenas son Japón y Noruega, que sacrifican la naturaleza a los beneficios empresariales. Japón logró una vez más frenar la creación de “Santuarios balleneros” en el Atlántico y en el Pacífico Sur, pero no logró la aprobación de una "cuota de emergencia" para capturar ballenas pequeñas en concepto de "caza tradicional".
Además, la Comisión Ballenera probó una resolución de Australia que condena la caza de ballenas en la Antártida, donde las flotas niponas capturaron el pasado año cientos ejemplares de rorcual aliblanco con el pretexto de "con fines científicos".
Esta es una buena noticia. Todos saben que los fines científicos de Japón y Noruega son los de cazar especies en peligro de extinción que terminan hasta siendo carne de hamburguesas.
La otra noticia positiva está en la reunión celebrada en París por la que se crean los nuevos lugares “Patrimonio Mundial de la UNESCO”.
Cabe hacer una referencia especial a las decisiones sobre Bamiyán y Asur, ambas recién incorporadas a las listas del Patrimonio Mundial y del Patrimonio en peligro.
Ubicadas, respectivamente, en Afganistán e Irak, ambas localizaciones muestran el peligro que los conflictos bélicos y la intolerancia arrojan sobre el patrimonio colectivo de nuestro planeta.
La inclusión del valle de Bamiyán en la lista simboliza la esperanza de la comunidad internacional de que "nunca se repitan las manifestaciones de intolerancia extrema" como la destrucción deliberada de los Budas gigantes en marzo de 2001, indicó la UNESCO.
De ambos temas, hay información en el noticiario de guiarte.com. Son las excelentes noticias que merecen salir a nuestro Editorial.