Desde mediados de abril, decenas de miles de barriles de petróleo están convirtiendo en una pocilga el Golfo de México... y el deterioro aumenta cada día. Es un ejemplo más de la indefensión del planeta –y del hombre común- ante el poder de multinacionales que agotan los recursos de forma irresponsable y deterioran el planeta día a día. Cuando se conozca un balance del caos generado, los medios estarán hablando ya de otra guerra u otro desastre. Es lo que le interesa a los contaminadores.
Es curioso ver cómo parece que hay mucha información sobre el siniestro, pero en realidad carecemos de información real. Ocurre como en el tema de las torres gemelas.... mucho bla bla... pero se hurta el drama visual para evitar que la gente se desespere.
Hace pocos días –el 8 de junio- se celebró el Día Mundial de los Océanos, y algunos grupos conservacionistas alertaron de la indefensión de nuestros mares. Y digo nuestros porque son de todos, no sólo de British Petróleum o el contaminador de turno.
Greenpeace recordó las amenazas que se ciernen sobre ellos como la sobreexplotación pesquera, la contaminación, el cambio climático o la destrucción costera. La entidad argumentó que los organismos internacionales, cuya misión es protegerlos, están haciendo una dejación de funciones.
WWF ha puesto este año el acento en el saqueo de recursos... y dice que hay una evidente sobreexplotación. Una gestión adecuada de los recursos marinos es fundamental para el futuro de millones de personas en el mundo, dice WWF. El informe sobre Economía Verde de la ONU, presentado en Nueva York el mes pasado, estima que hay 35 millones de personas pescando en el mundo sobre 20 millones de barcos.
“A pesar del enorme valor de nuestro planeta azul, menos del uno por ciento de los océanos del mundo están protegidos –comparado con el 14% de tierra firme.”, dice WWF.
Y además está la contaminación. Lo de BP y el golfo de México es más que una llamada de atención, debe ser un punto de arranque de una actitud internacional absolutamente exigente de responsabilidades. No se puede avanzar más por esta desastrosa senda marcada por la irresponsabilidad.
Aguas costeras en la Ría de Vigo, en Galicia, donde la riqueza ecológica sigue dañana, por el desestre del petrolero Prestige(2.002)