La exposición Al gusto de Cartier-Bresson se podrá visitar en CaixaForum (Av. del Marquès de Comillas, 6-8), del 19 de septiembre de 2003 al 4 de enero de 2004.
“He elegido aquellas imágenes que me estimulan, me alegran o me conmueven. Fotógrafos comprometidos, poetas, geómetras o simples observadores con talento... la lista es larga y se necesitarían varias exposiciones para presentarlos a todos.” Con estas palabras resume Henri Cartier-Bresson el contenido de esta muestra, que reúne 93 imágenes seleccionadas por él mismo entre los fotógrafos que más le han conmovido, y que se presenta en el marco de la gran exposición retrospectiva que CaixaForum dedica a su obra.
Entre las obras destaca Niños jugando en la orilla del lago Tanganika (1931), de Martin Munkacsi. “Es la primera fotografía que realmente me emocionó”, afirma Cartier-Bresson. Junto a Munkacsi, encontramos grandes clásicos como Alfred Stieglitz, Robert Doisneau, André Kertész, Man Ray, Aleksandr Rodchenko, Lewis Hine, así como todos los grandes nombres del documentalismo contemporáneo: Walker Evans, Robert Capa, Abbas, Gilles Peress y Sebastião Salgado, etcétera. Organizada por la Fundación “la Caixa” y producida por esta institución y la Fundación Henri Cartier-Bresson (París), la exposición Al gusto de Cartier-Bresson enfatiza “el placer de mirar, la sensibilidad, la sensualidad, la imaginación, todo lo que se fragua en el visor de una cámara y llega al corazón”.
Henri Cartier-Bresson inició su carrera como pintor y dibujante en los años veinte en el estudio del artista André Lhote, pero muy pronto abandonó el pincel y el lápiz por la cámara Leica. Su formación inicial ha hecho que a menudo se interrogase sobre la esencia de la fotografía. Aunque el acto de mirar comporta un punto de partida común, el dibujante construye la realidad de acuerdo con las reglas de su arte, mientras que el fotógrafo se limita a captar intuitivamente lo que ve.
Para Cartier-Bresson, la fotografía reproduce un momento supremo capturado en un solo plano. Es lo que él llama el ‘instante decisivo’, que requiere “concentración, disciplina mental, sensibilidad y sentido de la geometría”. Cartier-Bresson ha proyectado esta visión personal de la fotografía más allá de su obra personal, en el trabajo no sólo de sus predecesores, sino también de sus contemporáneos. Los grandes fotógrafos consiguen “fotografías singulares que pueden ser miradas más allá de unos pocos segundos”. En otras palabras, fotografías excepcionales que responden a una estricta economía de medios y a una rigurosa organización de formas.
Las 93 fotografías de todas las épocas que Cartier-Bresson ha escogido con motivo de esta exposición responden a este espíritu. Todas estas imágenes nos ayudan a comprender el mundo que nos rodea. Entre los fotógrafos representados destacan obras de Alfred Stieglitz (1864-1946), Lewis Hine (1874-1940), August Sander (1876-1964), Man Ray (1890-1976), Aleksandr Rodchenko (1891-1956), André Kertész (1894-1985), Brassaï (1899-1984), Manuel Álvarez Bravo (1902-2002), Walker Evans (1903-1975), Robert Doisneau (1912-1994), Robert Capa (1913-1954), Helen Levitt (1913), Inge Morath (1923-2002), Ricard Terré (1928), Rene Burri (1933), Fernando Scianna (1943), Abbas (1944), Sebastião Salgado (1944) y Cristina García Rodero (1949).