Reúne 80 fotografías en blanco y negro entre las que se incluyen imágenes de las series que ha realizado recientemente en África junto a otras series (Aviva, Solo Absolu, Holly, Dalila Kathir, etc.) con las que ha obtenido gran proyección internacional.
En la exposición también se proyecta el film Toak, 1995, protagonizado y realizado por Ariane Lopez-Huici, cortometraje realizado por la artista en el que interpreta desnuda una danza enigmática sin acompañamiento musical en una celebración dionisíaca de su madurez.
Ariane Lopez-Huici (Biarritz, 1945). Formada como ayudante del director de cine Nelson Pereira dos Santos, en 1975 abandonó este ámbito profesional para dedicarse exclusivamente a la fotografía. Su primera exposición individual fue presentada en el Darthmouth College de New Hampshire en 1979. En este espacio la artista mostró una serie de retratos de personalidades del mundo del arte y de la cultura, entre ellos, Roland Barthes y Julia Kristeva.
Unos años después, en 1983, expuso en el PS1 de Nueva York su serie de fotos Les tombes de Soliman le Magnifique, un trabajo realizado a raíz de un viaje a Estambul. Su participación en la exposición Fragments, Parts, Wholes: The body and culture en la White Columns de Nueva York, fue determinante en su trayectoria artística. A partir de este momento su obra fotográfica se ha ido centrando en un núcleo de investigación fundamental para esta artista: el cuerpo humano en su dialéctica con las estructuras de poder.
En los trabajos fotográficos de Ariane Lopez-Huici el cuerpo humano desnudo se convierte, finalmente, en algo no menos importante y subversivo: el territorio donde se diluyen las fronteras de la intimidad y se pulverizan los límites del deseo.
Algunos de los modelos que protagonizan las series fotográficas de Ariane Lopez-Huici (Aviva, Dalila Khatir, Holly, etc) son individuos de cuerpos rotundos, de dimensiones rubenianas alejadas de los cánones estéticos promovidos desde los medios de comunicación. La crudeza de la exhibición de sus cuerpos desnudos debe entenderse como un acto de subversión: “es el misterio irreductible de mis modelos lo que fotografío. Estos modelos son héroes de nuestra época. Por su talento, su fuerza y su coraje, contribuyen a ampliar nuestros campos emocional y visual. Su belleza procede de sus imperfecciones. Forman parte del trance, del ritual de los cuerpos ingrávidos. El Duende. La vida misma. La imperfección es el arte de la libertad que yo opongo a la estética fascista del arte apolíneo” (Ariane Lopez-Huici).
La indagación de los ordenamientos sociales y culturales que condicionan la vivencia del cuerpo ha llevado a la artista a viajar de una manera intermitente a África durante los últimos años. Sus series recientes de fotografías realizadas en Malí y Senegal son una muestra de ello: “también necesito África: los africanos conservan una emoción en su lenguaje y en su cuerpo. Para ellos, la comunicación pasa fundamentalmente por el cuerpo. Su sensualidad es un antídoto contra todo cinismo” (Ariane Lopez-Huici)