Por Mercedes Caballero, de guiarte.com
Nueva York 11 de septiembre de 2001
Las Torres Gemelas, del World Trade Center de Nueva York, son ya sólo una foto de recuerdo del álbum de multitud de turistas que visitaron la gran ciudad, y un recuerdo triste en el alma de quienes respetan la vida. Durante dos siglos, Nueva York ha sido el símbolo de las megalópolis; la mayor ciudad del mundo al finalizar el siglo XIX, tras multiplicar por ochenta el número de sus habitantes en cien años, y una de las mayores durante todo el siglo XXI. Ahora también ocupa un lugar destacado en el ámbito del terror, después de que miles de personas perdieran la vida en un múltiple acto terrorista. Las Torres Gemelas del World Trade Center y el Pentágono, centro del sistema defensivo de EE UU, sufrieron un asombroso ataque mediante el empleo de aviones de pasajeros como mortíferos misiles.
En 1950, Nueva York era la ciudad más poblada de la Tierra, con 12,3 millones de habitantes, la única que superaba la barrera de los diez millones. Pero veinticinco años más tarde, Tokio ya la había superado al alcanzar los 19,8 millones de habitantes, mientras que Nueva York era la segunda con 15,9, seguida de Shangai, con 11,4; México, con 11,2, y Sao Paulo, con 10. Actualmente ya estará también detrás de Bombay y Sao Paulo.
Pero Nueva York es hoy un símbolo. Símbolo del capitalismo y del comercio; de lugar crisol de culturas, etnias y religiones; del arte, y hasta como sede de las Naciones Unidas.
Uno de los destinos habituales del turismo que visitaba esta ciudad cosmopolita eran las Torres Gemelas, construidas en terrenos ganados al Hudson, en medio de otra serie de notables edificios. Unos 80.000 visitantes acudían diariamente a contemplar estos rascacielos, que quitaron al Empire State Building el título de edificio más alto del mundo, allá por 1972.
Las magnas obras –sendas ciudades verticales- fueron proyectadas por Minoru Yamasaki (1912-1986), quien diseñó unas estructuras innovadoras, altísimas, que ponían de manifiesto la fe ciega del capitalismo en el progreso, y se configuraban como grandes centros empresariales emblemáticos
Pero la ambición humana por romper barreras no quedó ahí, porque apenas dos años más tarde fueron superadas en altura por la Torre Sears de Chicago, antes de volver a ser relegadas a un puesto menor por las torres Petronas de Kuala Lumpur (1996) y el Jin Mao en Shanghai (2000).
Estas torres eran realmente sendas ciudades donde había sedes de 500 sociedades, y trabajan unos 50.000 empleado, que generaban 50 toneladas de basura al día y consumían 8,5 millones de litros de agua.
El arquitecto diseñador –que también diseñó en Madrid Torre Picasso- es de origen japonés aunque nació en Seattle(EE.UU.). Ideó unos edificios forrados de una densa estructura de acero y con otro núcleo de acero en el centro, donde se albergaban los ascensores, escaleras y conductos. Esta disposición dejaba unas superficies diáfanas de las plantas y permitía adecuar el edificio para soportar el empuje de los vientos sin grandes oscilaciones.
Sus 409 metros de altura (110 plantas) albergaban 21.800 ventanas, que no se abrían por razones de seguridad. Una combinación de aluminio y cristal permitía la respiración de los edificios y hacía de estos sendas imágenes cargadas de una gran sencillez lindante en la austeridad.
Las torres eran una imagen del poder del dinero y la capacidad de la tecnología. Pero también eran meca para turistas ávidos de contemplar la verticalidad neoyorquina desde la zona más alta y para artistas y excéntricos con ganas de atraer la atención.
Philippe Petit, un equilibrista francés, osó un día cruzar el inmenso vacío entre las dos cimas de las torres. Pero también fueron noticia porque un parado se arrojó desde allá arriba, en paracaídas, para protestar por el desempleo y el hambre en el mundo, en tanto que un alpinista, George Willig, escaló la torre Sur y recibió una fuerte multa... por atentado a la propiedad.
Desde el 11 de septiembre de 2001 ya no subirán los turistas al piso 107 de la South Tower. Nueva York se ha hecho un poco más pequeña... y un poco más triste.
La televisión pudo dar en directo el impacto del segundo avión sobre una de las Torres Gemelas.
Una imagen geométrica que ya no disfrutarán los turistas. Mercedes Caballero-guiarte