Por Artemio Artigas.
Londres, 31 de julio de 2001
La postura japonesa –contraria al establecimiento de santuarios balleneros- se ha visto respaldada por la de otros pequeños estados, cuyos votos han sido literalmente comprados por los nipones, en la asamblea anual de la Comisión Ballenera Internacional.
Un total de 20 países miembros de dicha organización respaldaron la propuesta, presentada por los gobiernos de Australia y Nueva Zelanda, tendente al establecimiento del sanitario ballenero del Pacífico Sur, y 13 lo hicieron en contra. Irlanda, Omán, Marruecos y las Islas Salomón se abstuvieron en la votación. España, finalmente apoyó la creación del Santuario. La propuesta no se pudo adoptar, pues las normas de la Comisión Ballenera Internacional requieren el respaldo de las tres cuartas partes de los países miembros.
Los países que votaron a favor de la propuesta fueron: Alemania, Argentina, Australia, Austria, Brasil, Chile, España, Estados Unidos, Finlandia, Francia, Holanda, India, Italia, México, Mónaco, Nueva Zelanda, Reino Unido, Sudáfrica, Suecia y Suiza.
Japón y Noruega, tradicionales pescadores de ballenas, encabezaron el bloque de naciones opuestas a la iniciativa. El representante del International Fund for Animal (IFAW), Mick McIntyre, acusó al país nipón de comprar votos en contra (Antigua & Barbuda, Dominica, Granada, Guinea, San Kitts & Nevis, Santa Lucía, San Vicente & las Granadinas y Panamá). Japón ofreció ayudas a los países que no apoyaran la propuesta, según se quejó el delegado de IFAW.
El hecho de que Japón haya comprado los votos de un gran número de países en vías de desarrollo, algunos de los cuales son islas, supone un duro golpe para el Pacífico Sur y tendrá graves consecuencias para la futura conservación de las ballenas dijo Pio Manoa, responsable de la Campaña de Ballenas de Greenpeace en Fiji.
Las naciones del Pacífico Sur ha reclamado en repetidas ocasiones es establecimiento de este Santuario, la más reciente de ellas fue en Apia, Samoa en abril de 2001. La propuesta contaba con el respaldo de las islas del Pacífico Sur cuyas aguas estarían incluidas y con el de la mayoría de los países presentes en el reunión de la CBI.
Según Greenpeace, Las declaraciones de un oficial japonés reconociendo la compra de votos en la CBI a cambio de ayuda al desarrollo, supone la confirmación de que Japón está pervirtiendo abiertamente la CBI para evitar medidas de conservación sobre las ballenas y para avanzar en sus iniciativas en favor de la caza comercial de estos grandes mamíferos.
En una entrevista emitida por la cadena ABC un oficial de la Agencia de Pesca japonesa, Maseyuku Komatsu, describió a las ballenas minke como las cucarachas del mar y admitió que Japón ve las ayudas al desarrollo como una gran herramienta para asegurar que los países en vías de desarrollo voten a favor de las caza de ballenas en la CBI.
Y a menos que esta situación cambie, Japón continuará con los sobornos. Namibia y Gabón, cuyos Gobiernos han firmado recientemente lucrativos acuerdos pesqueros con Japón, acaban de ingresar en la CBI como observadores. Se espera que en la reunión de año que viene en Shimonoseki – Japón, estos dos países ya sean miembros con derecho a voto y apoyen a Japón y a Noruega en sus iniciativas en pro de la reanudación de la caza de ballenas.
Es escandaloso que Japón simplemente pueda comprar las decisiones de la CBI y echar por tierra la voluntad de una gran mayoría que quiere ver a las ballenas protegidas. A menos que la comunidad internacional condene este tipo de corrupción, el retorno a la caza comercial de ballenas a gran escala y su comercialización es sólo cuestión de meses declaró Manoa.
Cuando el pasado 28 de julio, la Comisión Ballenera Internacional (CBI) clausuró su reunión anual en Londres, los miembros allí reunidos tuvieron claro que, si esta Comisión quiere realmente gestionar las poblaciones mundiales de ballenas, deben poner fin a la estrategia de compra de votos.
El intento de Islandia de reanudar la caza comercial de ballenas ha sido otro de los puntos destacados de esta reunión. Esta propuesta fue rechazada tajantemente con los votos en contra de 19 países, incluido España. Finalmente, sólo se aceptó que Islandia participase como observador, sin derecho de voto.
La CBI también reclamó a Japón que detuviera la caza comercial de cetáceos que continua año tras año bajo el disfraz de investigaciones científicas en el Océano Antártico y en el Pacífico Norte y que supone la muerte de al menos 550 ejemplares de tres especies diferentes de cetáceos (440 rorcuales aliblancos, 50 cachalotes y 50 rorcuales tropicales). La misma recomendación partió hacia Noruega, que cada año se autoconcede una cuota para cazar rorcuales aliblancos, junto con el ruego para que no reanude la exportación de productos derivados de la ballena a Japón, prohibido por CITES (Convención que regula el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Flora y Fauna).
Imagen de www.Greenpeace.org.C. Greenpeace
Imagen de www.Greenpeace.org. C. Greenpeace/Gleices