Madrid, 3 de diciembre de 2012
La urbe romana de Pompeya (cercana a la moderna Nápoles) fue en su época un importante punto de paso de mercancías, y tal y como demuestran los restos hallados, gozó de un gran esplendor económico y cultural. Tal era su fortuna, que algunos textos encontrados hablaban de una ciudad corrupta y depravada, que se ganó su cruel final por haber logrado enfurecer a los mismos Dioses.
En el otoño del año 79, el volcán del Vesubio cubrió la ciudad y a sus habitantes. La ceniza enterró por completo las ciudades de Herculano y Pompeya, ambas situadas en la base de la montaña. Las dos fueron encontradas mucho tiempo después, en los años 1738 y 1748 respectivamente.
La exposición “Pompeya, catástrofe bajo el Vesubio” (en la Sala de Exposiciones Arte Canal de Madrid desde del proximo 6 de diciembre al 5 de mayo de 2013) reúne ahora una notable selección de restos procedentes del Museo de Nápoles y de las excavaciones de Pompeya, Herculano, Boscorreale, Nola y Estabia. También se podrán contemplar piezas arqueológicas del Museo de Cuenca y del Parque Arqueológico de Segóbriga.
Esculturas, jarras de terra sigilata, objetos de uso cotidiano como un dado, un stilus o una olla de cocina transportarán al visitante a los días en los que Pompeya era un lugar activo y hermoso, días en los que ninguno de sus habitantes sospechaba cuál era el terrible destino reservado a la ciudad.
Pompeya fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en el año 1997.
La ceniza preservó muchas pinturas en las paredes de las casas de Pompeya
Postal con una vista de las ruinas de la ciudad de Pompeya