Por Artemio Artigas, de guiarte.com
Madrid, 1 de octubre de 2001
La ingestión de perdigones de plomo por las aves es una de las principales causas de envenenamiento. En España se ha dado un paso adelante para cortar este grave problema.
En España, los cazadores ya no podran, desde hoy, utilizar municiones que contengan plomo en los humedales de más importancia ecológica. Es una pequeña medida para paliar los problemas de mortandad de la avifauna producida por la intoxicación con perdigones de plomo.
La medida es sólo un alivio, porque en el resto del territorio, las aves se podrán seguir envenenando por falta de una disposición más avanzada. Y el resto es la inmensa mayor parte del país, con muchos humedales que no cuentan con ninguna protección. En ellos se seguirá cazando con perdigones de plomo, lo que equivale a arrojar toneladas de plomo y provocar miles de envenenamientos de aves cada año.
Dice el decreto aprobado por el Gobierno que la prohibición se aplicará para el ejercicio de la caza y el tiro deportivo en zonas húmedas incluidas en la Lista del Convenio relativo a Humedales de Importancia Internacional, establecido en Ramsar en 1971. En este país hay 38 humedales, entre ellos Doñana, Tablas de Daimiel, Delta del Ebro y la Albufera de Valencia.
Para empeorar aún mas la tímida medida, las Comunidades Autónomas podrán disponer excepciones temporales por razones imperativas de interés público o carácter socioeconómico.
Los ecologistas han criticado además las presiones de la Federación de Caza ante las administraciones autonómicas para lograr que estas establezcan excepciones temporales. Fruto de estas presiones y de la ausencia de voluntad conservacionista son las decisiones de dos Comunidades Autónomas de retrasar la entrada en vigor de esta prohibición.
El Gobierno Valenciano ha aprobado una Orden de 14 de septiembre, en la que retrasa la entrada en vigor de esta prohibición al 1 de enero del 2003, y al 1 de enero del 2005 para los campos de tiro de Cullera y Silla, al lado del humedal de la Albufera, uno de los más importantes de Mediterráneo occidental.
Se estima que la Albufera de Valencia, junto con el delta del Ebro, tiene la mayor concentración mundial de perdigones de plomo en sus fondos.
Según los ecologistas, el perjuicio económico que se produciría a los cazadores debido al incremento del precio de los cartuchos de caza, solo sería temporal hasta que se generalizase el uso de perdigones alternativos. De ninguna medida se justifica que se siga permitiendo el vertido de más de 5.000 toneladas de plomo, ni la muerte de más de 70.000 aves acuáticas en todo el territorio español por esta causa.
El empleo de munición de plomo en la caza y el tiro deportivo genera el esparcimiento de unas 5.000 toneladas cada año de este material en España. Según los científicos, un perdigón abandonado puede tardar entre 50 y 300 años en desintegrarse, pero a medida que lo hace contamina la tierra, las aguas superficiales o subterráneas.
Un problema mundial
Por todo ello, el plumbismo, nombre con que se conoce el envenenamiento con plomo, es una de las primeras causas de intoxicación y envenenamiento de la fauna silvestre.
El envenenamiento con plomo es una de las principales causas de intoxicación de la fauna silvestre en todo el mundo. Hasta el cóndor, la magnífica ave de los Andes, que tradicionalmente vivió en armonía con el hombre, también padece un declive por cebos tóxicos y el plomo.
El cóndor de California también sufrió un declive rápido desde los años ochenta debido a elevadas tasas de mortalidad de individuos adultos e inmaduros. El origen primero de la mortalidad fue el envenenamiento por plomo.
En México también se ha denunciado el fallecimiento de aves por este tipo de envenenamiento y se ha llamado la atención de forma especial por los flamencos.
Millones de aves acuáticas mueren por plumbismo. Como las aves acuáticas no tienen cómo triturar el grano, se ven obligadas a comer piedrecitas que quedan alojadas en su molleja y les facilita moler la comida. Pero, confundidas, ingieren las bolitas de plomo, que hacen el mismo efecto, pero a la vez las envenenan.
La enfermedad merma sus condiciones físicas. Primero las aves pierden sus reflejos, luego van perdiendo la facultad de volar y finalmente mueren.
Como efecto añadido al plumbismo es que otras aves rapaces, como las águilas terminan depredando sobre las acuáticas enfermas que tienen ya el plomo disuelto en su organismo, por lo que también se contagian. Se sabe de águilas imperiales de Doñana afectadas de plumbismo.
La alternativa a los perdigones con plomo es fabricarlos en acero, estaño o tungsteno.
Flamencos en aguas valencianas. Los humedales de esta Comunidad tienen una notable fauna, pero una negativa concentración de plomo. Fotografía de Turisme Valencià