En el Museo Picasso de Barcelona se inauguró la muestra Picasso erótico, que estará del 26 de octubre al 20 de enero de 2002. La muestra había sido exhibida con anterioridad en la Galerie Nationale du Jeu de Paume de París y por el Musée des Beaux-Arts de Montréal.
El tema es el del erotismo como una constante en la obra de Pablo Picasso. Los primeros dibujos que realizaba de niño en sus libros de texto ya muestran sus contactos con la sexualidad, y en la obra final perdura ese rol de voyeur del artista y su memoria de los actos amatorios
El recorrido, compuesto por 290 obras entre pinturas, dibujos, grabados, cerámicas, es el más amplio y completo realizado hasta ahora sobre esta vertiente de la obra picassiana.
Picasso llega a llevar la relación entre el pintor y su modelo hasta sus últimos extremos: transforma la relación entre el pintor y su modelo en una relación entre el hombre y la mujer, apunta Ocaña, directora del Museo Picasso.
La comisaria de la muestra, Dominique Dupuis-Labbé, indicó que Picasso da mucha importancia a las experiencias de iniciación sexual desde su época juvenil catalana.
Una segunda etapa coincide con su relación apasionada con Marie-Thérese, en Boisgeloup, donde los amantes vivieron a escondidas su amor. El pintor no deja de explorar, de reinventar los cuerpos. Pintada o esculpida, Marie-Thérese es retratada como la modelo del artista o incluso enfrentada con el Minotauro "Minotauro violando a una mujer", tema que repite en "Dora y el Minotauro".
En los años 50 y 60, Picasso produce, en diferentes estilos y técnicas, numerosas obras sobre los temas recurrentes del beso, el abrazo, el acoplamiento amoroso, la bestialidad, la exhibición de las relaciones sexuales o las bacanales.
A los 80 años, el pintor centrado entonces en la técnica del grabado, retoma el tema del burdel, "más ilusorio que vivido", en opinión de la comisaria, para quien estas obras, en su mayoría exhibidas al público por primera vez, son provocadoras. “el espectador debe tener en cuenta que son íntimas, personales y que Picasso nunca pintó para mostrar, pues sólo se vendieron después de su muerte