París, marzo de 2008
Condenada a muerte y declarada enemiga declarada de la nación francesa, por el tribunal revolucionario que la juzgó en 1793, esta mujer sigue siendo objeto de múltiples interpretaciones, después de haber sido elemento crucial en el desgraciado destino de la monarquía francesa en el tramo final del siglo XVIII.
María Antonia Josefa Juana de Habsburgo-Lorena había nacido en Viena en 1755. Era princesa de Hungría y Bohemia, Archiduquesa de Austria. Recibió una educación esmerada, y tan sólo con 14 años ya se organizó su matrimonio con el Delfín del trono francés, para reforzar una política de alianzas favorable a mantener un liderazgo en Europa, donde se veía el encumbramiento progresivo de Prusia como una amenaza.
Tras renunciar a sus derechos sobre el trono de Austria se casó con el mandatario francés en un ambiente chauvinista en el que se empezó a motejar a la futura reina como “la austríaca”, en medio de un mundo de suspicacias, protocolos, adulterios y liturgias que le resultan difíciles de soportar.
Reina de Francia desde 1774, pronto suscita rechazo y hasta canciones y panfletos hostiles, mientras sus enemigos critican gastos y fiestas, con lo que se gana fama de frívola y dispendiosa, a la par que se le atribuye una vida licenciosa y se le cargan sobre ella todo tipo de maledicencias: se le acusa de que el rey no es el padre de sus hijos y se la involucra en casos escandalosos como el del famoso collar de diamantes que encargó para ella el cardenal de Rohan.
En una Europa en la que se desarrollaban con presteza Inglaterra y Prusia, Francia estaba en un claro estancamiento y las finanzas del país no daban para más. La culpa a la reina: “Madame Déficit”.
Su convivencia con la política francesa se fue haciendo cada vez más difícil y la mujer acabó engullida por la Revolución. Ni siquiera tuvo capacidad para huir a su propio país, en el que la prepararon detalladamente para reinar, mediante unos amplios estudios en los que no faltaron las disciplinas artísticas, el canto y la danza…
Ahora, unas 300 obras reviven el mundo y la personalidad de la reina, procedentes de diversas instituciones de Europa, entre ellas, esculturas, pinturas y objetos de arte. Todo para recordar una vida cargada de fiestas, lujos, contradicciones y sufrimientos.
Entre los artistas que sirven para recordar a la reina, Marie-Louise-Élisabeth Vigée-Lebrun, destacada pintora francesa del XVIII, artista favorita de María Antonieta, de quien hizo varios retratos.
Más información en:
http://www.rmn.fr/Marie-Antoinette
Maria Antonieta, reina con fama de frívola, fue engullida por la Revolución Francesa.