Guatemala, 8 de agosto de 2013.
Según informa el Ministerio de Cultura guatemalteco, se trata de una obra de ocho metros de larga por dos de ancho, y el hallazgo de la misma fue realizado por el arqueólogo Francisco Estrada-Belli y su equipo, durante la búsqueda de indicios relativos a una tumba encontrada en la temporada anterior.
Las investigaciones actuales fueron llevadas a cabo con el aval del Ministerio de Cultura y Deportes de Guatemala y financiadas con fondos de la fundación guatemalteca PACUNAM y las fundaciones estadounidenses Alphawood, Maya Archaeology Initiative, National Geographic Society y el aval académico de la Universidad de Boston.
El friso o relieve estucado se extiende por 8 metros de largo y 2 metros de alto en la parte superior de un edificio rectangular. La composición incluye tres personajes principales vistiendo ricos atavíos de plumas de quetzal y jade, sentados sobre cabezas de monstruos witz (cerro).
El personaje central se identifica como Och Chan Yopaat por los signos jeroglíficos en su tocado y en el texto debajo de su imagen. Desde la boca del monstruo central se desprenden serpientes emplumadas de las cuales emergen los ancestros y cerros laterales. Entre ellos están las figuras de dos dioses ancianos, otorgándole al personaje central un objeto identificado por un signo jeroglífico como “primer tamal”.
Arriba de los personajes corre una banda de símbolos astrales conocida como ‘banda celestial’ que indica que las figuras representadas se encuentran en el mundo celestial de dioses y ancestros.
Se trata de un hallazgo extraordinario (...…) una gran obra de arte que también nos proporciona mucha información sobre la función y significado del edificio, lo cual era el enfoque de nuestra investigación, dijo Francisco Estrada-Belli.
El friso representa la imagen de dioses y gobernantes divinizados y da sus nombres. El texto dedicatorio abre una ventana sobre una fase muy importante en la historia de la época Clásica, explica el investigador.
La inscripción se compone de unos 30 signos jeroglíficos. El texto, de difícil lectura por su antigüedad, fue descifrado por Alex Tokovinine epigrafista de la Universidad de Harvard y colaborador de este proyecto de investigación. Tokovinine afirma que el edificio fue dedicado por Ajwosaj, rey de la vecina ciudad de Naranjo y vasallo del poderoso Reino Kan.
El texto aporta datos históricos para el conocimiento de esta región, muy próxima al centro de Tikal.
Francisco Estrada-Belli es un arqueólogo guatemalteco, doctor de arqueología de la Universidad de Boston, actualmente afiliado como docente de la Universidad de Tulane y como investigador en la Universidad de Boston y en el Museo Americano de Historia Natural de Nueva York, EEUU.
Desde el año 2000 dirige el Proyecto Arqueológico Holmul que reúne un equipo de profesionales y estudiantes de arqueología y disciplinas afiliadas como la biología, ecología y geología.
Una arqueóloga limpia la inscripción del friso de Holmul en el momento de su descubrimiento (F. Estrada-Belli/©Proyecto Arqueológico Holmul)
Dibujo en escala del friso de Holmul (A. Castillo ©Proyecto Arqueológico Holmul).