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Cantona, ya tiene museo

México 14 de octubre de 2012

Cantona fue una población del periodo comprendido entre los años 600 a.C. y 1000 d.C., ubicada en el entorno de una ruta comercial que unía la costa del Golfo de México con las tierras altas centrales. Su extensión era inmensa –la mayor de Mesoamérica- y como curiosidad cabe apuntar que contenía más de una veintena de espacios de juego de pelota.

Según informa el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH-Conaculta), en la apertura de este museo se destacó el papel del arqueólogo Ángel García Cook, que ha dedicado dos décadas de vida para investigar esta antigua ciudad edificada por los cantonenses.

El museo se construyó con lajas de cantera para no romper la visual del sitio precolombino. También se dotó de mobiliario, tecnología y diseño museográfico, y una Unidad de Servicios.

Las 598 piezas prehispánicas, rescatadas durante dos décadas de exploraciones, están contextualizadas con información histórica, la recreación de un espacio habitacional y videos que ofrecen un panorama general de lo que fue esta ciudad, la más extensa de Mesoamérica con 14.4 km., y que representa además el sitio arqueológico con mayor número de canchas de juegos de pelota, donde suman 27 las registradas hasta el momento.

Allí se han hallado objetos de obsidiana, entre los que destacan cuchillos de sacrificio de 2,000 años de antigüedad, que al ser analizados en laboratorio se les encontró restos microscópicos de sangre y tejidos musculares humanos. También se muestran figurillas de barro, instrumentos musicales de caracol y cerámica, y una serie de esculturas fálicas que se encontraron en la escalinata de la pirámide central de la Plaza de la Fertilidad.

El Museo de sitio de Cantona también da cuenta de la vida cotidiana de los antiguos habitantes del lugar y de su principal actividad, la explotación de la obsidiana.

El nuevo espacio museístico fue edificado con la intención de mostrar al visitante la importancia de este asentamiento habitado que tuvo su apogeo económico, social y cultural entre los años 300 y 600 d.C., con la explotación de dicho mineral vítreo.

El recorrido por el museo está planeado en torno a tres temáticas. La primera, dedicada a La ciudad; la segunda, a La explotación de la obsidiana, y la tercera, a La cosmovisión.

El arqueólogo Ángel García Cook, director del Proyecto arqueológico Cantona, ha explicado que la construcción de la ciudad se adaptó a la superficie natural del terreno, ya sea loma o ladera. En el interior había una compleja red de comunicación: calzadas cerradas, calles, pasillos y callejones privados, que suman alrededor de cuatro mil.

La explotación de obsidiana

A nueve kilómetros del sitio se localizan los yacimientos de obsidiana Oyameles-Zaragoza, que fueron los más importantes de Mesoamérica.

La obsidiana es un mineraloide llamado también vidrio volcánico, por ser una roca ígnea volcánica, que fue muy utilizada desde tiempos primitivos, especialmente en Mesoamérica. Su coloración tiende al negro, pero con matices que van del rojizo al verde en función de su composición.

La obsidiana de Cantona era de un color gris casi negro, muy utilizada para la fabricación de artefactos, mientras que la de Teotihuacán fue verde y su utilización más dirigida a objetos para las elites urbanas.

El Museo de sitio de Cantona termina con el módulo La Cosmovisión, que describe algunos rituales, como el autosacrificio con navajillas de obsidiana o las actividades vinculadas a la fertilidad.

Museo para el sitio de Cantona. Instituto Nacional de Antropología e Historia, Mauricio Marat

Museo para el sitio de Cantona. Instituto Nacional de Antropología e Historia, Mauricio Marat

Juego de Pelota en la ciudad prehispánica de Cantona, México. Fuente: HJPD.  GNU Free Documentation License

Juego de Pelota en la ciudad prehispánica de Cantona, México. Fuente: HJPD. GNU Free Documentation License

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