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Bilbao, 10 de octubre de 2000
El museo de Bellas Artes de Bilbao –el contrapunto clásico del Guggenheim- abrió una muestra extraordinaria de Zurbarán, en la que presenta una treintena de obras de la época final del pintor, cuando éste reemplazó sus tonos oscuros y tenebristas por una luminosa paleta.
Este museo, en trance de renovación y poseedor de una magnífica colección de pintura clásica, presenta ahora, hasta el próximo 14 de enero, una muestra que ha tardado dos años en reunirse y que empieza con obras de los últimos años sevillanos de Zurbarán, tales como La Anunciación y Virgen de la Anunciación, que se presentan por primera vez al público.
Básicamente, se presenta aquí la obra final (1650-1664) del pintor extremeño, cuando se trasladó de Sevilla a Madrid. El pintor dejó una Sevilla diezmada por la peste, cerro su taller y vino a Madrid, donde tuvo una vida económicamente difícil.
En Sevilla, muchos de sus cuadros estaban siendo realizados con el trabajo de sus discípulos; en Madrid –ya sin aquel amplio taller- realizó una obra más directa y personal, distinta del que pintaba escenas de frailes en un ambiente tenebrista y oscuro. El cambio alumbró a un Zurbarán más luminoso y con más fuerza, según dijo el catedrático Alfonso Pérez Sánchez, comisario de la muestra y exdirector del Museo del Prado
A juicio de Alfonso Pérez, el cambio de residencia y de clientela (los nobles de la corte madrileña) permiten ver un nuevo Zurbarán. El tenebrismo desaparece o se atenúa y las atmósferas de sus cuadros se convierten en penumbras delicadas que envuelven las figuras. Deja de pintar escenas de monjes y frailes, para pasar a realizar motivos marianos y devocionales con destino a los oratorios privados de sus nuevos clientes.
Frente al barroco que empezaba a imponerse en la segunda mitad del XVII, en pleno Siglo de Oro en España, Zurbarán se inspira en el Renacimiento italiano, periodo al que pertenece la célebre composición San Hugo en el Refectorio, quizás una de las obras más apreciadas del conjunto de su carrera, a juicio del experto Pérez Sánchez y joya de la exposición de Bilbao.
La última etapa de Zurbarán coincidió, además, con la pujante aparición de jóvenes pintores como Murillo o Herrera el Mozo, y el apogeo de la obra de Velázquez a su regreso de Roma, a lo que se unió el cambio del gusto artístico provocado por el debilitamiento del rigor contrarreformista de la Iglesia Católica.
Zurbarán fue objeto de una magnífica exposición, hace dos años, en el Bellas Artes de Sevilla. Ahora ésta, contribuye a mantener el interés sobre el pintor extremeño, específicamente sobre un periodo dificil y menos conocido de su vida. Contrapunto del Guggen
La oferta del Bellas Artes complementa la del otro gran centro de arte de la ribera del Nervión, el Museo Guggenheim, que presenta Percepciones en transformación: la Colección Panza del Museo Guggenheim, que incluye obras de una de las más destacadas colecciones de arte de las décadas de 1960, 1970 y 1980 incluyendo algunas piezas que no se habían expuesto al público desde hace más de una década
Giuseppe Panza di Biumo y su esposa, Giovanna empezaron a adquirir arte en 1956. Hoy, la Colección Panza reúne más de 2.500 obras. Las obras expuestas en el Guggenheim fueron realizadas por los artistas más influyentes del período citado.
San Hugo en el refectorio, es una de las piezas claves de la exposición bilbaina.
El Museo de Bellas Artes de Bilbao tiene, entre su excelente colección, esta Virgen con el niño, de Zurbarán, de 1662.