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Los pueblos de España han sido durante las últimas décadas un paraíso para los ladrones de obras de arte. La incultura y la despoblación han generado un inmenso espacio donde los delincuentes han operado libremente. La Guardia Civil ha paliado el desastre.
Santiago López Valdivieso, director general de la Guardia Civil, presentó en León un bello libro editado por Caja España, en el que se incluyen las obras de arte de mayor calibre robadas de iglesias, ermitas o museos españoles y rescatadas por la Benemérita.
Algunos ejemplos
En noviembre de 1979 desaparecieron del museo parroquial de Santa Eulalia de Paredes de Nava, Palencia, cinco magníficas pinturas de Pedro Berruguete relativas a los reyes de Israel. Por fortuna, un mes más tarde aparecieron –junto con otro montón de obras de arte sacro- en un caserón de Parla(Madrid). Los autores de aquel suceso han seguido operando. En abril de 1999 fueron detenidos tras robar cinco esculturas de los siglos XV y XVI en la iglesia de Mijangos(Burgos).
Los robos ocurren por doquier. En septiembre de 1996 fueron detenidos cinco israelíes a los que se les ocuparon cinco libros: tres manuscritos en hebreo y dos incunables en latín. Los acababan de robar del monasterio de Monserrat. Los ladrones ya habían actuado en julio del mismo año; uno de ellos se hizo pasar por rabino conocedor de temas hebraicos y se ganó la confianza del archivero del monasterio benedictino. En julio robaron varios documentos, cuando intentaron repetir la operación fueron cazados en pleno robo.
Aquel mismo mes de septiembre de 1996, dos encapuchados asaltaron el museo diocesano de Seo de Urgell. Con un aerosol rociaron los ojos de la encargada y luego robaron el magnífico códice de Comentarios al Apocalipsis del Beato de Liébana. A finales de enero de 1997 la joya medieval se recuperó en la consulta de un siquiatra de Valencia, guardada en un armario entre medicamentos. El robo había sido montado por cinco individuos. El director de la trama cortó una página del códice milenario para mostrarla a posibles compradores. Por desgracia, la página aún no ha sido recuperada.
Los robos de arte son comunes, las zonas con mayor peligro están en los territorios rurales afectados por la despoblación, que ya han sido bastante saqueados. Existen tramas internacionales que operan con eficacia. Madrid, Barcelona y Valencia son los ámbitos donde se asienta mayor tráfico de obra robada.
Los delincuentes suelen tratar de llevar las mejores obras hacia mercados distantes, especialmente Reino Unido, Alemania o Italia.
Frente a este espolio cabe reforzar la conciencia ciudadana en la necesidad de proteger el patrimonio cultural. Y un punto importante: es conveniente tener registrados fotográficamente aquellos bienes culturales susceptibles de ser robados.
Contar con una buena fotografía de los objetos robados ayuda a su búsqueda y recuperación, especialmente si se tiene que recurrir a la colaboración internacional.
La edición de libros como este de Caja España contribuye a realzar la importancia de la defensa del patrimonio artístico. Para los amantes del arte, la recuperación por la Guardia Civil de obras como las citadas tambien es un consuelo.
Tabla de Berruguete. Rey de Israel, robada en Paredes de Nava, Palencia, y recuperado en Parla(Madrid)
Detalle del códice Beato de Liébana, robado en Seo de Urgell y recuperado en Valencia.