El Plan del Románico Norte, que restaura un amplio número de iglesias y ermitas del norte, en Palencia y Burgos, está interviniendo en la iglesia de San Cornelio y San Cipriano, de San Cebrián de Mudá (Palencia) que tiene unas interesantes pinturas tardogóticas.
La restauración de los bienes de la iglesia de San Cornelio y San Cipriano, en San Cebrián Mudá (Palencia), constituye el tercer punto de actuación dentro del Plan de Intervención del Románico Norte. Se está actuando sobre dos pequeños retablos clasicistas, consagrados a San Antonio y a la Inmaculada, y sobre las pinturas murales.
El plan financiado por la Consejería de Cultura de Castilla y León, se prolongará hasta 2012 y pretende la restauración integral de 41 iglesias y ermitas en Palencia y 13 en Burgos. La Fundación Santa María la Real – Centro de Estudios del Románico se encarga de la ejecución de los trabajos, en colaboración con los obispados de ambas capitales.
Las pinturas
La iglesia de San Cornelio y San Cipriano alberga en su interior un pequeño gran tesoro, las pinturas murales que decoran el ábside del templo, atribuidas al Maestro de San Felices. Un autor tardogótico, que tuvo gran actividad a finales del siglo XV, en la Montaña Palentina y Sur de Cantabria.
Dicho conjunto mural, realizado al temple sobre un enlucido de cal y arena, fue descubierto y documentado en una intervención anterior desarrollada en la década de los noventa por la Fundación Santa María la Real. Por aquel entonces ya se constató la existencia de restos de otras pinturas en los muros del la iglesia, que aparecían cubiertos por una capa de cal.
La intención del actual proceso de restauración es recuperar y documentar las pinturas de los muros. Por lo que se refiere al estado de conservación, presentan zonas con gran inestabilidad del enlucido y la película pictórica subyacente.
La causa principal de estas alteraciones fue, sin duda, la humedad, provocada por infiltraciones a través de la cubierta. Además se registran algunas grietas, debidas a movimientos de la estructura arquitectónica y se detecta falta de estabilidad de los pigmentos y pérdida de cohesión en los morteros.
Para que puedan recuperar su presencia, en primer lugar se ha procedido a efectuar un control de las condiciones de humedad y temperatura en el interior de la iglesia. Posteriormente se realizarán distintos tratamientos de conservación, destinados a lograr la consolidación del conjunto mural. El siguiente paso será la restauración propiamente dicha, mediante la limpieza de la pintura, eliminando los materiales ajenos a ella y procurando la reintegración cromática de las lagunas.
Por el momento, el equipo de restauradores ha podido sacar a luz la imagen de un San Cristóbal, queda por determinar si pertenece también al maestro de San Felices de o es obra de otro autor desconocido. Tampoco se descarta la posibilidad de encontrar más pinturas.
Retablos de San Antonio y de la Inmaculada.
El segundo punto de la intervención, son dos pequeños retablos de tipo clasicista, tallados en madera de pino y posteriormente policromados. Presentan grandes similitudes, lo que hace pensar que fueron encargados y construidos al mismo tiempo. Ambos se componen de un banco o predela, sobre el que se desarrolla un único cuerpo dividido en tres calles. Cada una de ellas está ocupada por una talla exenta.
Los retablos se están restaurando in situ, mientras que las seis tallas han sido trasladadas al taller de restauración de la Fundación Santa María la Real.
Web del Plan Románico Norte:
www.romaniconorte.org