Tomás Alvarez. Guiarte.com. París, 01/02/2017
La exposición ofrece una buena oportunidad para conocer más a fondo la obra de Johannes Vermeer y sus contemporáneos holandeses y está organizada por el Museo del Louvre, en colaboración con la National Gallery de Irlanda, de Dublín, y la National Gallery of Art, de Washington.
En esta muestra se reunirá, por primera vez desde 1966, doce de las pinturas del maestro de Delft -un tercio de toda su producción conocida- para proporcionar una visión de las fascinantes relaciones que el artista mantuvo con otros grandes pintores de la Edad de Oro holandesa.
Merced a los préstamos de importantes museos estadounidenses, británicos, alemanes y holandeses, los visitantes podrán ver a Vermeer bajo una nueva luz. Tradicionalmente se ha presentado a Vermeer como un artista que vivía aislado en su propio mundo inaccesible y silencioso. Esa ausencia de datos sobre su vida hizo que se acuñara una definición del mismo como "La Esfinge de Delft", sin embargo, la muestra explica que su temperamento artístico evolucionó a través de encuentros con otros artistas de su tiempo.
La expresión "La Esfinge de Delft" fue creada por el periodista y crítico de arte francés Théophile Thoré-Bürger y ha servido para promover una enigmática imagen del pintor, el genio solitario. Sin embargo, Johannes Vermeer (1632-1675) no alcanzó su nivel creativo en el aislamiento.
A través de las comparaciones con las obras de otros artistas de la Edad de Oro -entre ellos Gerrit Dou, Gérard ter Borch, Jan Steen, Pieter de Hooch y Gabriel Metsu - la exposición pone de manifiesto la pertenencia de Vermeer a una red de pintores que se especializan en la representación de la vida cotidiana y que se inspiran y admiran entre sí.
En el tramo final del siglo XVII se vio el apogeo del poder económico de la República Holandesa. Orgullosa de su posición social, la élite holandesa exigía un arte que reflejara su prestigio. Esta demanda llevó a la aparición de una "nueva ola" de pintura de género a principios de la década de 1650, con los artistas centrando su mirada en las representaciones idealizadas de los interiores de las mansiones y casas de una sociedad elegante.
La pintura holandesa mira hacia el interior, mientras que en el resto de Europa se sigue mirando hacia el poder y el mundo de la religión. En aquel tiempo, en Italia o España los mecenas eran el clero, la aristocracia o las monarquías. Pero en los Países Bajos existía una notable vida urbana, una burguesía que reclamaba cuadros para los domicilios de la clase media. En consecuencia, en España o Italia abundaban los temas religiosos, mitológicos e históricos, y en Holanda proliferaban las imágenes de la vida burguesa en formatos de menor tamaño, pero de una calidad excepcional, calidad que se puede atribuir en parte a la rivalidad profesional viva que existió entre ellos, derivada de su profundo conocimiento mutuo.
Comisarios de la exposición: Blaise Ducos, Departamento de Pinturas, Museo del Louvre, París; Adriaan E. Waiboer, Galería Nacional de Irlanda, Dublín; y Arthur K. Wheelock Jr., Galería Nacional de Arte, Washington.
Johannes Vermeer
Johannes Vermeer (1632-1675) es el más conocido de todos los pintores de género holandeses y el segundo en fama sólo después de Rembrandt. Su obra es admirada sobre todo por su maestría en la representación de la realidad, la quietud y el misterio que emana de sus cuadros y la pureza geométrica de sus composiciones. La mayoría muestra una o dos figuras en una habitación iluminada desde la izquierda del espectador, enfrascadas en tareas domésticas o recreativas.
Estuvo alejado de los grandes centros culturales y residió siempre en la pequeña localidad de Delft, donde nació. De él se saben muy pocas cosas. Se sospecha que fue discípulo de Carel Fabritius; casado y con once hijos, en su primera época gustó hacer temas mitológicos y religiosos, luego se centró en esos famosos interiores, donde la luz entra por un lateral, inundando una escena cargada de serenidad.
Otros maestros holandeses de su tiempo
Gerrit Dou (1613-1675) fue alumno de Rembrandt y es el iniciador de un estilo de pintura de género que se caracteriza por su pequeño formato y por la representación minuciosa de los detalles y las texturas, estilo que tuvo mucha repercusión en artistas posteriores.
Gerard ter Borch (1617-1681), aparte de ser un gran retratista, se especializó en pintar escenas de género que muestran a personajes de la clase media dedicadas a actividades domésticas o a figuras de aspecto contemplativo vestidas con trajes elegantes en ricos interiores. Su obra tuvo mucha influencia en artistas como Pieter de Hooch y Gabriël Metsu y en su principal discípulo, Caspar Netscher (1639-1684).
Jan Steen (1626-1679) fue un pintor muy prolífico y de mucha personalidad, cuyas obras se distinguen fácilmente de las de sus contemporáneos tanto por la forma en que trata los temas como por la factura inusualmente abocetada de sus obras. La mayor parte de sus pinturas son escenas de género llenas de detalles humorísticos que suelen ilustrar proverbios y que contienen mensajes moralizantes.
Pieter de Hooch (1629-1684) se especializó en pintar escenas de género cuidadosamente ordenadas y pobladas por unas pocas figuras generalmente de cuerpo entero. Son características de su arte, su forma de tratar la luz, la geometría de sus composiciones y las vistas de interiores que incluyen varios espacios. Con él, así como con Vermeer, la representación de un interior o de un patio se convierte en algo tan importante como las figuras humanas que lo pueblan.
Gabriël Metsu (1629-1667) se formó como pintor en su Leiden natal y desarrolló la última fase de su carrera en Amsterdam. Sus cuadros de género, que constituyen la mayoría de su producción, recrean de forma sencilla y directa la vida de la burguesía holandesa del siglo XVII. El peculiar encanto de la pintura de Metsu emana no sólo de su forma de tratar los temas, sino también de la armonía de los colores y de la sensibilidad del artista hacia las calidades táctiles de la pintura.
Frans van Mieris (1635-1681) es el principal discípulo de Gerrit Dou y el vínculo entre el estilo miniaturista de este y las exquisitas y elegantes escenas de género de Vermeer y Ter Borch.
Nicolaes Maes (1634-1693) es una figura clave en la historia de la pintura de interiores por su forma de representar el espacio, cuya influencia alcanza a Vermeer y De Hooch. Se formó con Rembrandt en Ámsterdam, del que heredó el gusto por los efectos de trampatojo. En el contexto de esta exposición, la fase de su carrera que más nos interesa se desarrolla entre los años 1655 y 1658 aproximadamente, periodo en el que realizó unos cuarenta cuadros de género que suelen mostrar interiores domésticos y que contribuyeron a popularizar el espacio cúbico e ilusionista al que se dedicarían pocos años más tarde Vermeer y De Hooch.
Emanuel de Witte ( h. 1617-1692) es conocido sobre todo por sus cuadros de interiores de iglesias en los que predominan los fuertes contrastes entre zonas de luz y sombra. De Witte dedicó una única composición al tema del interior doméstico, Interior con una mujer al virginal de hacia 1665-1670, que sin embargo constituye uno de los ejemplos más característicos del género.
Johannes Vermeer, La lechera. Hacia 1657-1658. Amsterdam, Rijksmuseum © Amsterdam, The Rijksmuseum
Gabriel Metsu, Joven escribiendo una carta.1664-1666. Dublin, National Gallery of Ireland, Sir Alfred and Lady Beit, 1987 (Beit Collection) © Dublin, National Gallery of Ireland
Johannes Vermeer, la carta interrumpida. Hacia 1665-1667. Óleo. Washington, National Gallery of Art
Gerard Ter Borch, Mujer ante el espejo,. Hacia 1651-1652. Amsterdam, Rijksmuseum © Amsterdam, The Rijksmuseum
Johannes Vermeer, Joven del collar de perlas. Hacia 1663-1664. Berlin, Staatliche Museen zu Berlin.