Londres, 7 de noviembre de 2013
Facing the Modern: The Portrait in Vienna 1900 es el título de esta muestra en la que aparecen las siempre llamativas obras de Gustav Klimt junto con las de Egon Schiele y Oskar Kokoschka, estrellas en esta gran exposición que examina el retrato como papel central en la pintura vienesa de los años que discurre entre 1867 y 1918, cuando la capital austriaca tuvo una intensa vida artística, cultural y social.
Desde 1867 hasta el final de la Primera Guerra Mundial en 1918, Viena fue la capital del Imperio de Austria-Hungría, uno de los países más grandes de Europa. Fueron tiempos de renovación económica, en los que hubo un afán por la modernidad en un clima de tolerancia religiosa y étnica. La ciudad creció, y en un marco de progreso, una potente clase media abierta y multicultural declaró su riqueza y estatus a través de retratos.
No obstante, la evolución del contexto internacional acabó influyendo en la política y en el arte. En los años previos a la primera Guerra Mundial, los retratos representan a la ansiedad y la alienación, lo que refleja un aumento de los movimientos de masas conservadoras, nacionalistas y antisemitas y el colapso del imperio.
La ciudad, que en 1916 había llegado a su máximo esplendor y era una de las mayores urbes de Europa, era a la vez la capital musical del continente, la ciudad de la ópera y el vals; era la ciudad de la cultura, con personajes como Freud, la ciudad del arte, con el movimiento de la Secession. El fin del imperio y de la dinastía de los Habsburgo que controlaba el territorio desde la Edad Media, marcó un punto y aparte en su historia.
La exposición presenta a unas generaciones de pintores que abordaron el retrato en Viena con una mirada en la modernidad, sin perder de vista el pasado. Entre los primeros que se incluyen están Hans Makart y Anton Romako. Luego llegarían otros como Gustav Klimt, Egon Schiele, Richard Gerstl y Oskar Kokoschka, además de algunos menos conocidos Arnold Schönberg, Broncia Koller e Isidor Kaufmann.
En la exposición se presentan pinturas de grandes colecciones mundiales, incluyendo el Belvedere en Viena y el MoMA de Nueva York. Sin embargo, notables imágenes llegan procedentes de colecciones públicas y privadas más pequeñas.
Gustav Klimt (1862 – 1918). Ria Munk on her Deathbed, 1912. Colección privada. © de chard Nagy Ltd., London
Oskar Kokoschka (1886 – 1980). Niños jugando. 1909. Lehmbruck Museum, Duisberg. © Lehmbruck Museum, Duisberg / photographer: Bernd Kirtz / Fondation Oskar Kokoschka
Anton Romako (1832 ˗ 1889). The Artist`s Nieces, Elisabeth and Maja, 1873. © Belvedere, Vienna Donated by Dr. Imre von Satzger, grandson of Elisabeth von Satzger, née Romako
Broncia Koller (1863 ˗ 1934). Silvia Koller with a Bird Cage, 1907-8. © Eisenberger Collection, Vienna