Valencia, 25 de noviembre de 2013
El Institut Valencià d’Art Modern (IVAM) presenta una muestra que expone, desde 1957 a 2013, la permanente presencia de la abstracción a lo largo de la larga trayectoria del artista toledano. La exposición se articula así en torno a tres momentos que jalonan su trabajo: sus primeras abstracciones matéricas de los años cincuenta; su etapa de pinceladas marcadas a finales de los setenta, y la obra objetual de los noventa, que evolucionaría en las primeras décadas del siglo XXI, dando especial protagonismo a la organización del espacio y el juego entre los diversos elementos de sus composiciones.
Rafael Canogar celebró en 1954 su primera exposición individual en la Galería Altamira de Madrid. Poco después, viajaría a París donde le impactaron propuestas estéticas nuevas, de artistas como Dubuffet, Fautrier o Wols, conocido entonces como “art autre” o abstracción informalista.
En 1955 forma parte de la Galería Fernando Fe de Madrid, que defiende la abstracción como línea de trabajo. En 1957, junto a otros pintores defensores igualmente de la vanguardia informalista forma el grupo "El Paso". De esta época datan sus referencias al barroco histórico, a través de un colorido sobrio, de plenos negros, grises y pardos, con toques de rojo y azul, y con sus agolpamientos de materia en forma de chorretones, surcos y acumulaciones de material pictórico.
Canogar abandonó las propuestas del Informalismo a finales de los años 60, e inicia una figuración compleja, de carácter narrativo, caracterizada por el protagonismo de la figura humana, por la reducción del cromatismo a la gama de grises y negros, y la incorporación de la tercera dimensión.
En el año 75, tras los cambios políticos de la sociedad española, Canogar aborda el tránsito hacia nueva plástica personal e independiente, que le condujo a estructurar su obra desde la abstracción, pero en contraposición a su obra precedente, busca una imagen intemporal, el retorno al orden, a la esencialidad, a la conquista de las herramientas del pintor, a una reflexión sobre la pintura. Es el diálogo del pintor con la materia, con una sensualidad en el trazo pictórico que se aleja de la violencia del Informalismo.
Ya en los noventa, Canogar se concentra en la estructura, considerando la obra abstracta como un objeto en sí, como forma de dejar testimonio de la actuación del hombre, de fuerzas elementales y primarias que siempre han acompañado al hombre, fuerzas opuestas y lucha de contrarios: construcción-deconstrucción. En estos grandes muros de collage, sus referencias y evocaciones del paso del tiempo se dejan notar en sus colores primarios, especialmente, en sus rojos y azules intensos. Es a partir de estos años cuando se empiezan a incorporar paulatinamente a sus composiciones nuevos elementos matéricos como la parafina, el poliestireno, el vidrio y el aluminio.
La obra de Rafael Canogar le ha hecho merecedor de importantes distinciones, como el Gran Premio de la Bienal de Sao Paulo(1971) o el Premio Nacional de Artes Plásticas de España (1982). El Museo Reina Sofía de Madrid le dedicó una gran retrospectiva en 2001. Desde 1998 es miembro de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.
Rafael Canogar. Foto de Juan Barte.
Rafael Canogar. Pintura, 1963.
Rafael Canogar. Propileo, 2003.
Rafael Canogar. Doblez, 2009.