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Piezas maestras vuelven a mostrarse en el Prado

Noviembre de 2008
Los leones, traídos por Velázquez en su segundo viaje a Italia por encargo de Felipe IV, fueron encargados para la decoración del Salón de los Espejos del Álcazar, e ingresaron en el Prado tras el devastador incendio que destruyó el edificio en 1734.

Las dos mesas no se exponían en las salas del Museo desde el año 2003, debido al alto grado de oscurecimiento y suciedad que presentaban los leones de bronce originales y al mal estado de conservación del león de plomo, estado que motivó la decisión de proceder a un delicado proceso de restauración que, concluido recientemente, ha permitido el regreso de ambos conjuntos a su lugar de exhibición habitual.

El Museo del Prado posee una magnífica colección de artes decorativas y, aunque el fondo más importante es el llamado Tesoro del Delfín, comprende también otras muchas piezas de extraordinaria relevancia como tableros, consolas y decoraciones en piedra dura que se exhiben distribuidas en diferentes salas. Fruto del coleccionismo de la corte española, los conjuntos conservados en el Museo del Prado y el Patrimonio Nacional constituyen una de las principales colecciones de piedras duras en todo el mundo.

Los tableros de mesa que regresan ahora a las salas de exposición del Museo constituyen dos de los ejemplos más notables de esta colección. La pieza de mayor tamaño, el Tablero de mesa de Felipe II, está decorada con motivos abstractos, geométricos y florales sobre fondo negro mientras que la Mesa de don Rodrigo Calderón, sostenida por tres leones originales y la copia de 2004, alude a la victoria de Lepanto.

Tablero de mesa de Felipe II
Enviado desde Roma en 1587 por el cardenal Alessandrino, sobrino del papa Pío V, como regalo para Felipe II, el tamaño de esta pieza supera el de cualquiera de las mesas realizadas exclusivamente con piedras duras que se conocen.

El tablero, sostenido por cuatro leones de bronce dorados, presenta una composición de riquísimos motivos abstractos, geométricos y florales sobre fondo negro en la que solamente se incluyen piedras silíceas.

Mesa de Don Rodrigo Calderón
Perteneciente a Don Rodrigo Calderón, secretario de Felipe III y gran favorito del duque de Lerma, fue adquirida en almoneda por Felipe IV.

Tres leones originales y un fundido de 2004 sirven de soporte a este tablero realizado en Florencia a finales del siglo XVI o principios del XVII decorado con trofeos militares alusivos a la victoria de Lepanto.

Los leones
Se trata de un conjunto de ocho leones: siete leones originales realizados en bronce dorado en 1651-52 por Matteo Bonuccelli (conocido en España como Matteo Bonarelli) y una copia realizada en plomo dorado en 1837. Todos los leones apoyan una garra sobre bolas de caliza color rojizo.

Estas figuras pertenecían a un conjunto de doce, comprados por Velázquez por encargo de Felipe IV en su segundo viaje a Italia para decorar el salón de los espejos del Alcázar de Madrid, donde permanecieron hasta el incendio que sufrió el edificio el 24 de diciembre de 1734.

Los leones fueron realizados en bronce, utilizando un molde a la cera perdida, con un acabado cincelado y finalmente dorados a fuego o de molido. Para su realización Bonuccelli partió de dos modelos simétricos que tenía en su taller, uno para colocar a la derecha y otro a la izquierda, ambos firmados, por lo que el conjunto lo forman dos grupos de seis figuras similares que se diferencian únicamente en el pelo, ya que fueron modelados uno a uno sobre la cera, a partir de los dos ejemplares que presentó para obtener el encargo.

De los doce leones encargados se conservan once, siete de ellos pertenecen a la colección del Museo Nacional del Prado, que conservan su función original como soporte de mesa al sujetar dos tableros de piedras duras, y cuatro se encuentran colocados como esculturas exentas en el Salón del Trono del Palacio Real de Madrid. El león que falta quedó “muy maltratado” en el incendio.

El proceso de restauración de los leones
El análisis químico de la capa oscura que cubría las siete piezas originales, determinó que se trataba de ceras y siliconas endurecidas, posiblemente de productos aplicados a lo largo de los años para su protección, todo mezclado con polvo y sales formadas en la oxidación del bronce.

La limpieza de esta capa permitió conocer el estado real del dorado, con numerosas zonas de desgaste, pérdidas y abrasiones que mostraban las huellas de los avatares e intervenciones sufridas a lo largo de su historia.

Tras los estudios preliminares, se realizó una limpieza superficial suave para evitar producir nuevos pulidos o abrasiones del oro y mantener las pátinas protectoras naturales del bronce. Se estabilizaron focos puntuales de corrosión y por último se aplicó una protección específica para metales sobre la que se realizó una reintegración cromática con pigmentos de base mineral para garantizar la estabilidad del conjunto.

El león de plomo, que se había realizado específicamente para este conjunto en 1837, sufría el denominado “mal del plomo” y hacía necesaria su sustitución. Para lograr una integración perfecta en el conjunto, conseguir el mismo acabado y evolución de los originales, se ha realizado una copia con el mismo material (bronce dorado a fuego).

Operarios del Museo montan los leones que sirven de soporte al tablero de mesa de don Rodrigo Calderón.

Operarios del Museo montan los leones que sirven de soporte al tablero de mesa de don Rodrigo Calderón.

Tablero de mesa de Felipe II apoyado sobre cuatro leones de Matteo Bonucelli.

Tablero de mesa de Felipe II apoyado sobre cuatro leones de Matteo Bonucelli.

Mesa de don Rodrigo Calderón. Anónimo. Taracea. Mármol policromo, piedras duras. Hacia 1600. Madrid, Museo del Prado.

Mesa de don Rodrigo Calderón. Anónimo. Taracea. Mármol policromo, piedras duras. Hacia 1600. Madrid, Museo del Prado.

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