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Marsella: el orientalismo en Europa

París, junio de 2011

La exposición está organizada por Rmn-Grand Palais y la ciudad de Marsella en colaboración con los Museos reales de las Bellas Artes de Bélgica en Bruselas y la Kunsthalle der Hypo-Kulturstiftung, en Munich. Ya ha pasado por Bruselas y Munich en fechas recientes.

Matisse, Kandinsky y Klee, hicieron, como otros viajes a Oriente. En sus obras los temas del orientalismo están muy presentes: Odaliscas, paisajes luminosos, ciudades blancas bajo el sol, pero cada uno con su enfoque totalmente personal.

Con más de 120 obras, pinturas y esculturas, de instituciones y colecciones particulares, la exposición El Orientalismo en Europa, de Delacroix a Matisse, ofrece un panorama vasto del orientalismo, no sólo en Francia sino también en toda la Europa.

Al lado de las obras maestras de Ingres, Delacroix, Fromentin, Gérôme, figuran obras de artistas ingleses (Lewis), alemanes, (Bauernfeind, Müller), belgas (Portaels, Evenpoel), españoles (Villegas, Sorolla) italianos, (Fabbi, Simoni), y hasta un orientalista turco, formado en París, Osman Hamdi Bey.

Renoir, Matisse, Kandinsky, Klee, Macke, ilustran el último capítulo de la exposición dedicada al orientalismo modernista, muestra que es preludio de las grandes citas artísticas que Marsella propondrá en el marco del año 2013 como capital europea de la Cultura.

Fascinación por Oriente

La fascinación por Oriente en la historia del arte occidental conoce un auge muy particular en el siglo XIX. Entre la campaña de Egipto de Bonaparte (1798-1801) y la estancia de Matisse en África del Norte (1906), el Orientalismo va a conocer su edad verdadera de oro. Las vistas de Egipto producidas por los artistas que acompañaron a Bonaparte constituyen, con la ilustración de los primeros actos de la leyenda napoleónica, los primeros jalones de un nuevo descubrimiento de la gente oriental por el público europeo.

El Orientalismo está ligado a la expansión colonial europea. La decadencia del imperio otomano, la implantación de las potencias europeas en el Medio Oriente, en África del Norte van a abrir a los artistas las puertas de un mundo que quedaba hasta ahí difícilmente accesible. Este encuentro les abre nuevas perspectivas. En el curso de su viaje en Marruecos en 1832, Delacroix pensará encontrar en la desorientación oriental de las respuestas a su deseo profundo de renovación. Oriente aparece en él como el lugar de la exaltación de los sentidos, y la antigüedad, que es la referencia común de todos estos pintores de cultura clásica, parece resucitar bajo sus ojos con los colores de la vida.

La primera generación de estos artistas fija así las líneas fundamentales de un imaginario que repetirán a lo largo del siglo: así de Ingres a Gérôme, el éxito continuo de la representación fantaseada del Harén confirma la idea de la sensualidad inquietante y oriental. Lejos de las brumas de Europa, la potencia del color y de la luz se expresa en el esplendor de los trajes o la exaltación de los paisajes grandiosos y muy particularmente del desierto.

Santo Cristo de la Luz. Friedrich Gärtner. Munich, Städtische Galerie im Lebachhaus

Santo Cristo de la Luz. Friedrich Gärtner. Munich, Städtische Galerie im Lebachhaus

Chasse au Tigre. Eugène Delacroix. Paris, Musée d'Orsay. service presse Rmn-Grand Palais / Hervé Lewandovski

Chasse au Tigre. Eugène Delacroix. Paris, Musée d'Orsay. service presse Rmn-Grand Palais / Hervé Lewandovski

Interior de harén. Théodore Chassériau. Strasbourg, musée des Beaux-Arts, depósito del musée du Louvre. Photo Musée des la ville de Strasbourg, N. Fussler

Interior de harén. Théodore Chassériau. Strasbourg, musée des Beaux-Arts, depósito del musée du Louvre. Photo Musée des la ville de Strasbourg, N. Fussler

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