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Nuria Palencia, en su Nautilus

León, 6 de octubre de 2016
El conjunto de trabajos de esta artista, una veintena, integra una sorprendente serie que rompe con su creatividad precedente, caracterizada por una ácida reflexión sobre la dureza de la existencia; una reflexión en la que flotan conceptos como la incomprensión, la soledad, la violencia, la injusticia y las angustias derivadas de un mundo cargado de traumas.

El itinerario artístico de Nuria Palencia (León, 1972), que arrancó en el ámbito del grabado, no ha cesado de ampliarse, en un permanente afán por la experimentación, abordando incluso tareas tangenciales como el diseño de ropas.

Hasta ahora, la creatividad de esta leonesa, sea en proyectos editoriales o exposiciones (la última Hysteria, en la Fundación Vela Zanetti, 2015) ha fructificado en obras de tintes expresionistas en la que abunda en los desequilibrios y problemas de nuestro tiempo y también en el mundo de la mujer.

Pero en Nautilus asoma otra Nuria, menos obsesionada con los dramas e injusticias y más cercana a las armonías musicales del color, organizadas en torno a un pretexto literario, un homenaje a Julio Verne, un escritor avanzado de su tiempo cuyas creaciones literarias fascinan a la artista.

Como el autor de Nantes, Nuria emprende un viaje extraordinario a bordo del Nautilus, el mítico submarino del Capitán Nemo, para buscar seres existentes sólo en su imaginación y plasmarlos sobre madera, trabajando básicamente con agua y acrílicos. “No he utilizado ni una sola vez el pincel”, afirma la artista.

Las extrañas criaturas aparecen sobre un fondo acuoso, a veces mezcladas con elementos metálicos, recogidos por la autora en recorridos por viejas minas abandonadas, recordando así tanto a los seres abisales como a los fragmentos herrumbrosos de algún Nautilus varado sobre el fondo marino.

Contrariamente a las obras angustiadas de muestras anteriores, en “Nautilus” hay una cierta alegría en unas composiciones abstractas donde aparecen los ritmos del color. En el mundo submarino de Nuria, el color suena.

Curiosamente, Nuria elaboró este conjunto de obras en un momento de dificultades emocionales. Tal vez los habitantes de ese mundo acuático de los mares fueron capaces de diluir sus preocupaciones y hacer asomar una alegría a sus cuadros, sustituyendo la tensión y la protesta por poesía y musicalidad.

Hace dos siglos, Goethe ya hablaba de la influencia del color en los sentimientos. Hace un siglo, Kandinsky escribía que el alma era un piano de múltiples cuerdas, y que el artista las podía hacer vibrar mediante el uso del color.

...Y si Kandinsky encontró las armonías musicales de la abstracción a través su visión particular de los paisajes de los Prealpes, en las cercanías de Múnich, Nuria lo haría en León, a través de las páginas de Julio Verne.

Por Tomás Alvarez

Detalle de una de las obras de Nuria Palencia, de la serie Nautilus. Guiarte.com

Detalle de una de las obras de Nuria Palencia, de la serie Nautilus. Guiarte.com

Trabajo de Nuria Palencia, de la serie Nautilus. Guiarte.com

Trabajo de Nuria Palencia, de la serie Nautilus. Guiarte.com

Nuria Palencia presenta su serie Nautilus, en la galería Cinabrio de León. Guiarte.com

Nuria Palencia presenta su serie Nautilus, en la galería Cinabrio de León. Guiarte.com

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