Guiarte.com. Washington. 05/05/2017
José Bonaparte (1768-1844), rey de España –por imposición del propio Napoleón- entre 1808 y 1813, tuvo que marchar a Estados Unidos tras la derrota napoleónica. Allí, merced a la venta de los tesoros expoliados en España, se construyó una gran mansión, en la que desplegó una importante actividad social y donde dispuso de notables pinturas francesas del XVIII.
Las obras llevadas a Estados Unidos, y conocidas por los visitantes y la opinión pública incidieron en el gusto artístico norteamericano, en el que hasta entonces apenas había penetrado el interés por el arte francés.
Durante décadas, la apreciación del arte francés del siglo XVIII fluctuó entre la preferencia por los lienzos decorativos de artistas rococó como François Boucher y Jean Honoré Fragonard y la admiración por el sobrio neoclasicismo defendido por Jacques Louis David y sus alumnos.
Del 21 de mayo al 20 de agosto, la National Gallery of Art, reúne en una exposición sesenta y ocho pinturas que representan algunos de los mejores y poco divulgados ejemplos del arte francés de esa época, propiedad de los museos norteamericanos y que narran historias y escenas inspiradas en la escena nacional francesa.
La exposición pone en valor colecciones de museos pequeños y pinturas escasamente conocidas de diversos lugares del territorio de los Estados Unidos.
Noël Nicolas Coypel, 1690-1734, El rapto de Europa, 1726-1727, óleo sobre lienzo, Philadelphia Museum of Art
François Hubert Drouais, 1727-1775, Niños del Marqués de Béthune Jugando con un Perro, 1761. Colección Birmingham Museum of Art, Eugenia Woodward Hitt Collection