El IVAM ha merecido recientemente una importante donación por parte del artista Miquel Navarro. Ahora el centro de arte valenciano organiza una exposición a partir de una gran selección de dibujos, pinturas, fotos y esculturas
Los vínculos y la estrecha relación de este artista con el museo han sido constantes y se remontan a los orígenes de esta institución.
El IVAM le dedicó al artista en 1990 una gran exposición en la que se presentaron sus ciudades, y exhibió en su explanada la instalación de su monumental Minerva Paranoica (1989), posteriormente adquirida por el museo. La incorporación reciente a los fondos del IVAM de la donación del artista de más de quinientas obras pertenecientes todos los periodos decisivos de su carrera convierten a al centro en lugar de indiscutible referencia para el estudio de su obra.
Con motivo de esta donación, el IVAM ha organizado una exposición a partir de una selección de más de trescientas obras de ese extraordinario fondo fechadas entre 1964 y 2004, y en la que se incluyen desde sus tempranos dibujos y pinturas, a sus fotografías y una amplia muestra de sus esculturas de pequeño y gran formato, y tres de sus instalaciones en las que el artista reinterpreta la ciudad. Del 8 de noviembre de 2005 al 26 de febrero de 2006
La muestra, que exhibe abundante material inédito, se estructura en aquellos ámbitos de investigación que mejor han definido el trabajo del artista durante cuarenta años: el cuerpo humano y su relación con la arquitectura, el deseo como motor de la creatividad, la fascinación por la luna, y la construcción de la ciudad. El IVAM ha organizado un taller didáctico en relación con la exposición, que centra su actividad en los procesos creativos de Miquel Navarro y en el tratamiento de elementos escultóricos.
La exposición comienza en exterior de la galería con la instalación de una ciudad de aluminio y zinc: Solar (1992-1996). El espectador al ascender a la segunda planta del museo por la escalera percibe la obra con un progresivo y sugestivo cambio de escala.
La primera sala alberga una amplia selección de obra inédita del periodo inicial del artista (1964-1967) en el que podemos detectar ya algunas de las líneas de reflexión de su característica obra posterior. Sus series de pinturas al esmalte Insectos y larvas (1968), una danza colorista de microorganismos de colores puros, nos remiten, por su carácter lúdico y por su lirismo, al universo pictórico de Joan Miró, a la vez que anticipan la utilización de Miquel Navarro de insectos en su estatuaria actual, como en su monumental Parotet instalado recientemente cerca de la Ciudad de las Artes y las Ciencias, cuya maqueta presentamos en este espacio.
Es también significativo el conjunto de grandes pinturas al acrílico de intensa y contrastada coloración de este periodo. Sus volcanes en erupción, maremotos y terremotos, así como espirales, pliegues y primeras tipologías urbanas, nos muestran a un joven Miquel Navarro fascinado por la energía y el movimiento, por las leyes ocultas que rigen el fluir de la naturaleza y de nuestras ciudades.
La segunda sala analiza el proceso de transformación del cuerpo humano en arquitectura. El montaje de sus pequeñas figuras de bronce y terracota, de sus acuarelas, o de su estatuaria monumental, recrea una especie de anfiteatro donde se muestra el deseo del cuerpo y su progresiva transformación en elemento totémico, simbólico. Los edificios, como las ciudades, tienen similitudes orgánicas con el cuerpo humano. En este espacio asistimos a la fusión del cuerpo con la arquitectura. Los guerreros, falos y tótems de Miquel Navarro se transforman en puentes, fuentes y templos.
En la tercera sala se rastrean los ingredientes del vocabulario plástico creado por Miquel Navarro para construir su imaginario como escultor. Este espacio reflexiona, en definitiva, sobre las claves del lenguaje del artista. Sus formas elementales y modulares en metal o refractario utilizadas para realizar sus ciudades o proyectos monumentales, se analizan en concordancia con otro de los núcleos decisivos de su poética: la relevancia de las propiedades de la materia. Esculturas de refractario, terracota, zinc, aluminio o cobre de diferentes tamaños exhiben y contrastan los matices sutiles de sus accidentes de fabricación, sus pátinas y texturas.
La cuarta sala está dedicada a uno de los temas imprescindibles en el universo creativo de Miquel Navarro: la luna. Símbolo ancestral de fertilidad y feminidad en la mayoría de mitos y ritos agrarios, la luna, convertida en faro totémico, preside, protege, e ilumina con su luz blanquecina las ciudades y noches de Miquel Navarro. Su obra Sota la lluna, (1987) se desliza en su metálica horizontalidad por el centro de la sala sirviendo de pórtico a la instalación de la monumental Fluido en la urbe (2003), una vasta ciudad de hierro colado y oxidado que cierra esta exposición. En palabras del propio artista: *“La conciencia y configuración de mi deseo, es prácticamente evidente con el tema de la ciudad como cuerpo humano, con todas las sumas de las partes, con su sentido vertical y totémico, y su sentido horizontal de discurso de penetración. Más que una ciudad ideal, en mi obra construyo una ciudad metafórica, llena de símbolos y significados, que sintetizan la ciudad real, pero que en definitiva no es real, aunque tampoco podemos decir que es una utopía.” Vida y obra de Miquel Navarro
Miquel Navarro (Valencia, 1945) Formado académicamente en la Escuela de Bellas Artes de San Carlos de Valencia, comenzó su actividad como artista en 1964. Sus primeras obras son retratos expresionistas y estudios de figuras realizados con tinta, así como pinturas de gran colorido. De 1968 son ya sus primeros relieves realizados con goma y plástico.
A partir de 1972 Miquel Navarro desarrolló su obra escultórica, a la vez que realizaba diseños de cerámica, una técnica que aprendió junto a Carmen Calvo en una fábrica local y que nunca abandonará a partir de ese momento. Este mismo año realizó su primera individual en la Galería Tassili (Oviedo). En las obras de este periodo el artista utiliza materiales refractarios y arena que modela en forma de chimeneas.
En 1974 realizó su primera Ciudad que expuso en el Colegio de Arquitectos de Valencia. Las ciudades de Miquel Navarro son instalaciones compuestas de elementos modulares, repetitivos y de formas geométricas que se agrupan en composiciones que simulan el entramado urbano. Algunos de los elementos que se integran en las ciudades se pueden considerar también como esculturas autónomas. Entre los temas más frecuentes de sus esculturas destacan los guerreros, tótems, lunas, edificios, sexos, canalizaciones, insectos y fuentes, concebidas éstas últimas por el artista para verter agua y asociadas frecuentemente a la idea de falo.
En 1980 el Museo Guggenheim de Nueva York dedicó una exposición a su obra y desde principios de esta década Miquel Navarro extendió su actividad al diseño de escenografías (Vente a Sinapia y Absalón) y desarrolló la vertiente monumental de su escultura con sus instalaciones en espacios públicos. La concesión en 1986 del Premio Nacional de Artes Plásticas vino a confirmar a Miquel Navarro como uno de los máximos exponentes del arte contemporáneo español internacional.
Desde entonces la obra de Miquel Navarro se ha incorporado a los fondos de los más importantes museos y colecciones públicas como Solomon R. Guggenheim Museum, New York. Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía (MNCARS), Madrid. Museo Nacional Centro de Arte Georges Pompidou, París. Museo de Arte Contemporáneo (MACBA), Barcelona. Instituto Valencia de Arte Moderno (IVAM), Valencia. Fundación Lambert, Bruselas, Bélgica. Museo Wilheim Lehmbruck, Duisburg, Alemania. Museo Wurth, Künzelsau, Alemania. Mie Prefectural Art Museum, Mie, Japón. Museo Vasco de Arte Contemporáneo, (Artium), Vitoria. Museo de Arte Contemporáneo Patio Herreriano, Valladolid.
En su vertiente monumental, sus esculturas se han instalado en espacios públicos de Valencia, Castellón, Bilbao, Vitoria, Madrid, Bruselas, entre otras ciudades.
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Fluido en la Urbe. 2003. Miquel Navarro en el IVAM