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Más luz para un Caravaggio

El Museo del Prado ha llevado a cabo la restauración del San Jerónimo penitente de Caravaggio, uno de los cinco únicos cuadros del pintor italiano existente en colecciones españolas.

La obra, propiedad de la abadía de Montserrat, en Cataluña, será expuesta en Barcelona, Bilbao y Sevilla y en el verano de 2006 en el Prado. Luego viajará a Dusseldorf, Alemania, y retornará a la abadía, donde es una joya emblemática.

La intervención ha consolidado el estado físico de la obra y recuperado los valores pictóricos de la composición. La limpieza de los barnices oxidados, la eliminación de repintes y la reintegración de lagunas de pintura han mejorado la visión del cuadro y su conservación futura.

San Jerónimo Penitente se supone pintado en Roma hacia 1605 poco antes de que Caravaggio cometiera el asesinato que lo obligó a huir de la ciudad al exilio por Nápoles, Malta y Sicilia. Muestra al santo en actitud de meditación delante de una calavera, iluminada desde lo alto por una luz que rememora la presencia de Dios.

Caravaggio pintó en varias ocasiones a San Jerónimo, uno de los Padres de la Iglesia, traductor de la Vulgata. En una composición casi monocroma, el santo, sin libros, ni crucifijos ni el león que se le adjunta en otras obras, avejentado y cansado, muestra su torso desnudo y un rostro absorto en profunda meditación.

El cuadro fue restaurado por Elisa Mora, restauradora del museo del Prado. La radiografía de la obra demuestra que en un primer momento el índice de la mano derecha estaba extendido, acariciando la barba, pero el arista lo cambio para hacer hincapié en la piedra que tiene en la mano para golpearse el pecho. La piedra era prácticamente invisible antes de la limpieza del cuadro y ahora puede verse debajo de la mano.

La vida agitada de Michelangelo Merisi

Michelangelo Merisi recibe el nombre de Caravaggio porque la familia provenía de la localidad con este nombre. Los autores no se ponen de acuerdo con su lugar de nacimiento que tuvo lugar en torno a 1571.

Su padre era un alto funcionario a las órdenes de los Sforza milaneses, pero murió pronto por una peste, y la familia se instaló en Lombardía. Pero los conocidos de la familia (Sforza, Colonna, Doria, etc.) serían futuros mecenas y protectores del muchacho huérfano.

Caravaggio fue de joven a Milán para ingresar en calidad de aprendiz en el taller del pintor Simón Peterzano, discípulo de Tiziano y de tendencia manierista, de quien aprendió conceptos en materia de realismo y luminosidad.

Se interesó por la naturaleza y pintó con un realismo que le atrajo odios y amores. Acude a personajes reales, y sus dioses y santos son personajes de carne y hueso(a veces gente del hampa), con honda sicología y rasgos sumamente humanos, algo que iba contra el concepto del “decoro” que obligaba a dar una dignidad y grandeza especial a los personajes representados.

En torno a 1590 se vio involucrado en una situación violenta. Para huir de la Justicia marchó a Roma, donde contactó con los altos dignatarios eclesiásticos y la nobleza local, entre la que estaba el cardenal Francesco del Monte, vinculado a los Médici, y quien le dio su apoyo.

El encargo de la Capilla Contarelli, fue trascendente en su trayectoria. Esta obra, en un espacio religioso público, le dio gran fama, y marcó ese estilo donde destaca la sicología de los personajes y el contraste lumínico, con figuras de traza vigorosa que surgen de la oscuridad. Pero también avivó la polémica, porque sus figuras tenían una traza humana, popular, que iba contra el “decoro” que clásicamente se atribuía a los personajes tocados por la santidad. El propio Rubens, que pasó por Roma en esa época, compró obra de Caravaggio, atraído por su calidad.

Esa fama ambivalente coincidió con una historia violenta que le llevó a la cárcel, pese a la ayuda de protectores poderosos. Prostitutas, mendigos, delincuentes eran retrataos por el pintor para representar a los santos y santas. Mientras, su vida personal estaba cargada de violencia, luchas e incluso un asesinato, que le forzó a marchar de Roma.

El pintor se refugió en interior del Lazio, bajo la protección de los Colonna y siguió practicando sus pinturas llenas de luz, una luz violenta que sale de un ángulo del cuadro e invade la escena produciendo unos contrastes acusados que realzan el dramatismo de las figuras, un estilo que influyó en buena medida a diversos grandes maestros, entre ellos Velázquez y Zurbarán, pero sobre todo a José Ribera, el Españoleto.

En 1607 se trasladó a la isla de Malta, donde fue nombrado caballero de la Orden de Malta. Otro episodio violento le llevó a la cárcel, de la que huyó hacia Sicilia. Nuevos líos y vuelta a Nápoles. Nuevos episodios, una brutal agresión y una decadencia melancólica y triste hasta su muerte, en 1610.

Hoy las obras del maestro Caravaggio siguen siendo admiradas, mucho más que su carácter extraño y violento.

El cuadro restaurado en el Prado.

El cuadro restaurado en el Prado.

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