Madrid, 20 de marzo de 2014
A través de 86 obras, esta exposición narra la evolución de la mirada singular de Lynne Cohen y ofrece al espectador una inmejorable oportunidad para visitar los espacios que esta artista ha fotografiado durante su dilatada carrera.
Lynne Cohen (Racine, Wisconsin, 1944) lleva casi medio siglo en la vanguardia de la práctica fotográfica. Su obra muestra los interiores de diversos lugares cuya tipología ha ido variando con el transcurso de los años; desde espacios íntimos como las salas de estar de sus vecinos, pasando por salones de baile, clubes privados, aulas y spas, hasta espacios de acceso restringido como instalaciones militares, laboratorios o campos de tiro.
En todas sus instantáneas vemos los rastros de la presencia humana, pero in embargo, la artista nunca fotografía personas. Cohen prefiere que el espectador no tenga indicio alguno que condicione su lectura de la obra, que sea esa ausencia precisamente la que permita imaginar las historias y vivencias de los habitantes invisibles de estos lugares.
Los lugares objeto de su estudio son muy ambiguos; habitaciones que parecen museos, salas de espera que parecen instalaciones, spas que parecen morgues u hospitales, simuladores que parecen juguetes e interiores que parecen exteriores. Todo ello contribuye a crear un ambiente casi espectral, un nerviosismo palpable, una amenaza, como si estuviera a punto de ocurrir algo.
A pesar de la evidente teatralidad que encontramos en su obra, Lynne Cohen fotografía los espacios tal y como están, sin tocar nada. La artista relata que esa es parte de la emoción cuando busca localizaciones: la sorpresa de encontrarse una escena maravillosa detrás de una puerta.
Lynne Cohen empezó a fotografiar con una “view camera” (cámara de gran formato) a partir de 1970. Curiosamente no había estudiado fotografía, sino que estuvo en diversas instituciones de gran prestigio produciendo esculturas y trabajando con grabados. La artista relata cómo en esa época se empezó a interesar por la fotografía como un método eficaz para plasmar las realidades sociológicas de un mundo cambiante.
Influenciada por el cine, el Pop Art, y los movimientos sociales de los 60, Cohen se lanzó a la fotografía.
Entre la década de 1980 y principios de 2000, Cohen deja de interesarse por los interiores domésticos y adopta una mirada más crítica e irónica. Esto queda representado en espacios donde las personas son sometidas a control y vigilancia. Las personas siguen conspicuamente ausentes; las imágenes se vuelven más asépticas y, de algún modo, más amenazantes. No es lo mismo “entrar” en el salón de la señora Wilson que en Laboratory (1999).
A partir de la década de los 80, Lynne Cohen empieza a trabajar con el formato de imagen más grande. Los objetos y espacios retratados adoptan así una monumentalidad significativa y resultan aún más extraños, inverosímiles e incluso más absurdos debido a la escala. Cohen también entiende el gran formato como un mecanismo para invitar al espectador a “entrar” en sus obras. Es también en esta década cuando la artista empieza a involucrarse en el proceso de enmarcado optando por usar marcos de formica con texturas que reproducen ciertos aspectos de las obras.
Utilizando los grandes formatos y las técnicas de enmarcado adquiridas en las dos últimas décadas, en los 90 Cohen introduce dos cambios muy significativos. Al igual que en las décadas anteriores, seguimos viendo aulas, campos de tiro y centros de entrenamiento, pero ya no aparecen las salas de estar ni los lugares aparentemente más familiares o accesibles. En cambio, en esta década, vemos la irrupción de los Spas.
Al final de la década, Cohen introduce también el cambio más obvio en su obra: el color. Sin embargo, la artista insiste en que el color siempre ha estado presente. El color permite a la artista mostrarnos más detalles, e invita a palpar los materiales y las texturas y notar los olores que, según la artista, emanan de los lugares que fotografía.
A finales de los 90, Cohen se centra cada vez más en la crítica de una sociedad concebida para controlar y homogeneizar. Sus obras se vuelven más contundentes y menos teatrales.
Spa, 2000. Lynne Cohen.
Living Room, Racine, Wisconsin. 1971. Lynne Cohen.
Flight School. 1980. Lynne Cohen.
Factory. 1994. Lynne Cohen.