Cambrigde, Reino Unido, 17 de octubre de 2016
Prácticamente aisladas al resto del mundo y con menos de 500 habitantes, estas tierras son un territorio poco conocido, pero su ecosistema peligra por la llegada de animales antes ausentes, como los gatos o las cabras.
Según BirdLife, las islas –ubicadas en el Pacífico Sur, entre Australia y América- son claves para las aves de las Australes, por la biodiversidad y los endemismos.
Rapa y sus islotes son un territorio muy remoto, a casi 1.500 kilómetros de Tahití, la isla principal en la Polinesia Francesa. Este aislamiento junto con otras características geofísicas ha dado lugar a la evolución de una flora y fauna únicas. Como en otras islas del Pacífico oriental, no había mamíferos en Rapa y en cambio el lugar era un mundo de pájaros y una gran diversidad de plantas especializadas, invertebrados y moluscos terrestres. Para una isla relativamente pequeña (unos 40 kilometros cuadrados) los endemismos son muchos: 3 aves, 100 moluscos, el 31% de todas las plantas y 67 escarabajos que sólo se reproducen en Rapa. La isla está calificada como IBA (Área Importante para las Ave).
Sin embargo, casi la totalidad de la flora y la fauna se hallan muy amenazadas. Se cree que fue colonizada solo hacia el 1500 de forma permanente por los polinesios. La llegada europea sería también muy tardía. La roturación de tierra para la agricultura, los incendios no controlados y la introducción de especies invasoras siguen degradando los hábitats naturales.
Rapa y los islotes de Marotiri son las islas más importantes para las aves marinas en las Australes, no sólo por la mayor diversidad del archipiélago, sino también el mayor nivel de endemismos. La pardela Rapa (Puffinus myrtae newelli) parece estrechamente relacionada con la pardela de Newell en peligro de extinción que se reproduce en Hawái, la pardela de Rapa es pues una población muy lejana. La Grallaria Fregetta titan es una variante local del paíño de vientre blanco o petrel de tormenta, del que difiere por su tamaño y vocalización, lo que podría justificar su inclusión como una especie separada.
El raro Petrel Polinesio de las tormentas (Nesofretta fuliginosa) también está presente y, si bien no ha habido ningún estudio exhaustivo de las aves marinas Rapa durante más de 25 años, el número que entonces era peligrosamente bajo, puede haber disminuido por los efectos persistentes de roedores introducidos y los gatos salvajes, cabras, conejos, vacas y caballos.
La endémica paloma de la fruta de Rapa o Tilopo de Rapa, en peligro de extinción, (Ptilinopus huttoni) está restringida a unas diez áreas de bosque de muy pocas hectáreas de bosque que se aproximan a 10 hectáreas cada uno. Las poblaciones de cabras y ganados en general amenazan lo poco que queda del hábitat. Además, la existencia de gatos y roedores agravan la situación por su depredación. La degradación del hábitat afecta también a otros animales como los caracoles de tierra.
El valor de Rapa en el ámbito de la biodiversidad junto con la esperanza de que es posible su recuperación, han situado a la isla entre las prioridades de restauración de BirdLife, junto con el archipiélago de Marquesas. El programa ya está en marcha gracias a una generosa donación de la Fundación David y Lucile Packard.
En el programa de recuperación destaca la necesidad de proceder a la eliminación de los depredadores introducidos humanos y que han diezmado la naturaleza del Pacífico.
La pardela de Rapa, sólo cría en esta isla del Pacífico. Foto Mike Watson/BirdLife
La Isla de Rapa, a medio camino entre Australia y América del Sur. Imagen de Guiarte sobre mapa de Google.