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El color de Bonampak

Guiarte.com. Ciudad de México. 29/03/2017
Este sitio arqueológico se halla en medio de la Selva Lacandona, en el estado de Chiapas, cerca de la frontera con Guatemala, y es un punto muy importante para conocer elementos relativos a la antigua civilización prehispánica.

Hace setenta años, siguiendo a un venado, el norteamericano Giles Greville Healey y su guía, el lacandón Chan Bor, llegaron al ahora famoso Templo de las Pinturas de Bonampak. A la luz de la antorcha descubrieron un mundo de hace aproximadamente 1200 años, plasmado en unas paredes que ahora están siendo recuperadas por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) de México, institución que se dedica a investigar, conservar y difundir el riquísimo patrimonio del país.

Las pinturas ocupan los paramentos de tres dependencias y según informa ahora el INAH, los trabajos de recuperación ya se han desarrollado totalmente en el cuarto número 3.

Explica esta institución que por secuencia arquitectónica, las formas y los colores que colman los muros y la bóveda del cuarto 3 —la primera habitación en la que se adentraron en 1946 el aventurero estadounidense y Chan Bor— solían ser los últimos en recibir tratamientos de conservación por parte de los especialistas. Sin embargo, Haydeé Orea, directora del proyecto de conservación de los murales y coordinadora de la Sección de Conservación del Centro INAH Chiapas, aconsejó comenzar la intervención en sentido inverso, del cuarto 3 hacia el 1.

Tras las labores de conservación de su bóveda y tres muros, realizada tiempo atrás, en el final de 2016 los restauradores del Centro INAH Chiapas regresaron a la espesa selva lacandona, en Ocosingo, Chiapas, para avanzar en la conclusión de estos trabajos en el sitio de Bonampak.

Ahora, tras la culminación de esta fase de la tarea, el cuarto 3 será el paradigma para emprender la limpieza, conservación y reintegración cromática en los otros dos.

Los tres aposentos albergan alrededor de 250 metros cuadrados de pintura prehispánica maya.

En la estrechez del cuarto 3, los restauradores Paula García Reyes, Abril Buendía, Jorge Coraza y Constantino Armendáriz fueron retirando poco a poco el velo blanquecino de sales que cubre la capa pictórica, el cual se quita de forma mecánica con bisturí y espátulas dentales. De este modo, fueron descubriendo que las escenas retratan un hecho real acaecido hace más de 1.200 años, en el periodo Clásico Tardío, una batalla que encumbró a Chaan Muan II, penúltimo gobernante de Bonampak, contra la ciudad de Sak’ Tz’i’, hecho que habría de trascender al tiempo, merced al arte.

Los expertos comentan que las escaleras, la escenografía del citado ritual de autosacrificio, por donde ascienden y descienden los personajes en este acto celebratorio, son ni más ni menos que los peldaños del propio Templo de las Pinturas, también conocido como Estructura I.

En la labor de los restauradores se ha contado con toda la información iconográfica y técnica conocida sobre los murales de Bonampak —compuesta por dibujos, fotografías y diversos análisis— y producida a partir del hallazgo de las pinturas. Fesde las primeras copias realizadas por Agustín Villagra Caleti y Antonio Tejeda, así como los análisis con microscopio óptico y de pigmentos por Rutherford J. Gettens, hasta los sesudos trabajos de las historiadoras Mary Miller, Beatriz de la Fuente y Diana Magaloni, por citar algunos.

Según la doctora Diana Magaloni, ex directora del Museo Nacional de Antropología, “la amplia gama cromática usada por los pintores de Bonampak es sorprendente; encontramos hasta 28 mezclas de pigmentos que reflejan distintas calidades del mundo natural”. El color azul, por ejemplo, “presenta cuatro fórmulas distintas, y por tanto cuatro tonalidades, para ser aplicado como fondo de las escenas”.

El equipo del Centro INAH deja un pequeño velo de las sales depositadas por el tiempo que sirve como protección para evitar deterioros en la superficie. Después de hacer pequeñas recuperaciones en puntos de pérdida de aplanado y enlucido, así como de rebajar resanes anteriores en las zonas de grietas y desfases, se lleva a cabo la reintegración cromática.

Según informa el INAH en esta labor ningún trazo ha sido modificado o “inventado”, sólo en algunos puntos se utiliza la acuarela, material que es totalmente reversible. La aplicación de la técnica conocida como rigattino (a base de finas rayas) permite distinguir la intervención con respecto a la pintura original.

Así pues, a los 70 años del “descubrimiento moderno” de este tesoro, los trabajos de conservación en las escenas del cuarto 3 del Templo de las Pinturas de Bonampak, vienen a recordar el valor de los artesanos y pintores mayas que hicieron lo que se ha calificado como la Capilla Sixtina de América”.

Los tres cuartos de pinturas de Bonampak tienen alrededor de 250 metros cadrados de pintura prehispánica. Foto Mauricio Marat INAH

Los tres cuartos de pinturas de Bonampak tienen alrededor de 250 metros cadrados de pintura prehispánica. Foto Mauricio Marat INAH

El cuarto 3 de  Bonampak acaba de ser "puesto a punto" por un equipo de conservadores. Foto Mauricio Marat INAH

El cuarto 3 de Bonampak acaba de ser "puesto a punto" por un equipo de conservadores. Foto Mauricio Marat INAH

Zona Arqueológica Bonampak, Chiapas. Foto Mauricio Marat INAH.

Zona Arqueológica Bonampak, Chiapas. Foto Mauricio Marat INAH.

Restauradores del Centro INAH Chiapas han recuperado integralmente las escenas. Foto Cortesía Haydeé Orea INAH

Restauradores del Centro INAH Chiapas han recuperado integralmente las escenas. Foto Cortesía Haydeé Orea INAH

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