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Barocci, brillo y gracia

Londres, 1 de marzo de 2013
Federico Barocci, o Baroccio, (1533–1612) está considerado como uno de los mejores artistas italianos de finales del siglo XVI. Fascinado por la forma humana, Barocci fusionó el encanto y la armonía composicional con una sensibilidad del color inusual.

La muestra, abierta hasta el 19 de mayo, presenta al visitante algunas de las piezas de altar más espectaculares del artista, incluyendo "La última Cena" de la catedral de Urbino y "Entierro" de Senigallia.

De esta manera, la National Gallery reúne gran número de obras de los grandes retablos y pinturas de Barocci, junto con bocetos y pinturas preparatorias, acercando al visitante a la obra del artista y revelándole la gran imaginación de este, su diversidad de métodos de trabajo y la pureza de su gracia y luminosidad.

En palabras del director de la National Gallery, Dr Nicholas Penny: "Por su exquisitas y originales armonías de color, por su ternura y sentimiento, por sus vertiginosas composiciones, Barocci nunca ha sido sobrepasado. Él hizo lo sagrado divinamente bello e irresistiblemente humano al mismo tiempo".

Barocci se inspiró para sus trabajos en la vida, la gente y los animales que le rodeaban, y que él caracterizaba con una cálida humanidad, que los transformaba en sujetos religiosos con los que todos podían identificarse.

Federico Barocci, nacido en Urbino en 1535, fue un incesante, e incluso obsesivo, dibujante, preparando cada composición con estudios muy detallados. A su muerte, en 1612, era uno de los artistas mejor pagados y más influyentes.

El artista, destacado manierista y precursor del barroco, estudió al lado de su padre, para participar luego en otros estudios artísticos en Pesaro y Roma. En Roma padeció una extraña enfermedad y se temió que fuese un envenenamiento. A partir de entonces su salud fue frágil. Aún así, trabajó para los papas y el duque de Urbino, sin volver a la ciudad Eterna. Asombra en sus trabajos el color; y han destacado tanto como sus obras esos esbozos o diseños preparatorios cargados de luminosidad y luz, así como ese movimiento que se consagraría en el Barroco. Hoy su obra está difundida por grandes museos del mundo, desde El Prado al MOMA

Estudio de cabeza para San Juan Evangelista. Federico Barocci. 1535-1612.

Estudio de cabeza para San Juan Evangelista. Federico Barocci. 1535-1612.

Autorretrato. Federico Barocci. 15995-1600.

Autorretrato. Federico Barocci. 15995-1600.

La última Cena. Federico Barocci. 1590-1599.

La última Cena. Federico Barocci. 1590-1599.

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