Dos retratos de los hermanos Schmidt, de Oskar Kokoschka se exhiben juntos por primera vez después de cincuenta años, en esta exposición, se encuadra dentro de la serie "Contextos de la Colección Permanente", y en la que se exhiben once retratos realizados entre 1909 y 1914 a través de los cuales se aprecia la transformación y maduración de Kokoschka.
Las obras exhibidas ponen de manifiesto su gran expresividad, el uso de una gama de colores restringida y su inconfundible trazo violento. “Todo permite profundizar en su personal forma de entender e interpretar el género del retrato", dijo Paloma Alarcó, comisaria de la exposición.
El austríaco trabajó en la captación de los sentimientos del modelo, incluso en detrimento del parecido físico. Su análisis psicológico fue una de las aportaciones de Kokoschka al retrato moderno, fórmula que causó malentendidos, rechazo y escándalo en la sociedad austriaca del momento, según comento Johann Winkler, del Oskar Kokoschka-Archiv de Viena, uno de los mayores expertos sobre el pintor.
La exposición recoge retratos realizados desde 1909, cuando Kokoschka tenía 23 años, en los que llama la atención el atrevimiento del joven artista y su capacidad para desarrollar un lenguaje propio.
En la vida artística de Kokoschka fue fundamental el papel del arquitecto Adolf Loos, destacada personalidad de la intelectualidad vienesa de principios del siglo XX. Su apoyo y patrocinio le permitió conocer a importantes miembros de la sociedad de la época y conseguir numerosos encargos. Por mediación de Loos, el artista contactó con los hermanos Schmidt, a los que retrató en un triple retrato que fue recortado en tres partes en los años 50.
Una de ellas, la de Hugo Schmidt, se da por desaparecida, mientras que la parte central, el retrato de Max, se conserva en la colección permanente del Museo Thyssen-Bornemisza, y la tercera, que representa a Carl Leo, pertenece a la Colección Carmen Thyssen-Bornemisza. Junto a estos retratos, se exhiben los realizados a Adolf Loos, en 1909, y a su mujer Bessie Bruce, en 1910, ambos cedidos por la Staatliche Museen zu Berlin.
El viaje que realizó el pintor a Suiza para retratar a la mujer de Loos, ingresada en un sanatorio de tuberculosos, fue fundamental en su trayectoria y constituyó una ampliación en el horizonte artístico del Kokoschka como retratista. Fruto de su contacto con enfermos tuberculosos son varias de los obras exhibidas, como los retratos del matrimonio Victorie y Joseph de Montesquiou-Fezensac, prestados respectivamente por el Cincinnati Art Museum y el Moderna Museet de Estocolmo, y el del Conde de Verona, de una colección particular.