El santuario chiita, que alberga los restos del sendos históricos imanes del siglo IX, es originario del medievo y centro de peregrinación clave de los chiitas.
Su destrucción ha ahondado la sima entre musulmanes sunitas y chiitas, con lo que la dramática situación del país aún presentaba poco después del atentado un lado más tenebroso: Doscientas mezquitas incendiadas, cientos de personas asesinadas... ¿No estamos ya en una verdadera guerra civil?
Triste sino el de ese pueblo, triste visión para todo el mundo, y un grave peso para la conciencia y el remordimiento de los líderes impresentables que pusieron en marcha la maquinaria de la guerra en Irak. La responsabilidad histórica caerá como un baldón sobre ellos.
Y un pensamiento: La violencia sólo conduce a la irracionalidad y a la destrucción. Caen las vidas humanas, crece la angustia y el desasosiego y el patrimonio artístico de un pueblo milenario se dinamita.
El triunfo de la muerte, en un detalle de Brueghel. Una visión de la guerra desde el arte.