Los médicos advierten de que es una de las grasas más nocivas; los ecologistas dicen que su “negocio” fuerza la destrucción de inmensos territorios, generando incontables emisiones de gases de efecto invernadero y llevando a algunas especies hacia la extinción… Ahora, el Parlamento Europeo ha aprobado en Bruselas un informe que identifica el aceite de palma como una de las principales causas de deforestación, abogando por su eliminación de los biocombustibles para 2020.
Greenpeace lleva años denunciando la deforestación relacionada con el cultivo de palma aceitera. Solo Indonesia, uno de los principales productores, ha perdido ya una superficie comparable a dos veces la extensión de Alemania. Esta organización ha pedido el cese de esta descomunal deforestación, y detener el saqueo de los bosques que está causando daños gravísimos al ecosistema.
La mala fama del aceite de palma –que responde a una realidad compleja- hace que algunas empresas no pongan en las especificaciones de sus productos que lo utilizan, en su lugar citan “grasas vegetales” o citan a la planta por su nombre científico Elaeis guineensis.
Los datos son impresionantes. Cada europeo consume una media de unos 60kg/año de aceite de palma y España es el tercer país europeo en consumo. Detrás de su demanda están grandes y conocidas marcas. Greenpeace ha criticado públicamente prácticas de grupos empresariales como Unilever, Nestlé, Procter & Gamble, Colgate-Palmolive, Johnson&Johnson y Pepsico, por no garantizar el origen sostenible del aceite de palma para la elaboración de sus productos. En algunos casos, estas empresas han adoptado políticas de deforestación cero que han excluido de su cadena de suministro a las corporaciones que destruyen la selva. Hace tiempo, Mercadona ya la excluyó de los productos de su línea blanca, lo mismo va a hacer Alcampo…
Pero el negocio sigue viento en popa porque el aceite se usa para freír, en chocolates, bollería, margarinas, natillas, platos preparados, helados, jabones, dentífricos, cremas, pintalabios, además de en la producción de biodiesel y hasta de piensos.
No es una grasa mortal, aunque si nociva porque amplia los problemas cardiovasculares y de colesterol; causa daños ambientales graves… y si se usa no es por su bondad sino por su precio. El consumidor debe saberlo… mirar un poco más las especificaciones de lo que compra, y actuar en consecuencia.
El avance de los cultivos está causando una enorme destrucción de los hábitats naturales en el sudeste de Asia. Ulet Ifansasti / Greenpeace
Bebés orangutanes recogidos en la Orangutan Survival Foundation. Borneo. Una especie en grave peligro por la destrucción del hábitat forestal. Greenpeace / Natalie Behring