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El hombre y los rascacielos

Del 20 de junio al 9 de septiembre de 2012, CaixaForum Barcelona acoge una exposición que muestra el ansia humana por la altura: Torres y rascacielos: De Babel a Dubái.

Barcelona, 19 de junio de 2012
Torres y rascacielos. De Babel a Dubái evoca esta fascinación natural que inspiran los edificios a gran altura. Partiendo del mito de la Torre de Babel —historia bíblica que ha seducido a artistas de todos los tiempos y que representa la pérdida de la escala humana, la utopía fallida, la desmesura—, la exposición nos acerca al mundo de los rascacielos desde perspectivas muy diversas: la historia y el mito, la ingeniería y los desafíos constructivos, la integración en el paisaje, la sostenibilidad y los retos del futuro.

CaixaForum Barcelona acoge esta aproximación mediante 200 obras: maquetas, fotografías, películas, grabados, pinturas, dibujos y proyecciones. Una historia que nos invita a tocar el cielo desde la Torre de Babel hasta la Burj Khalifa en Dubái, que con 828 metros ostenta a día de hoy el título de rascacielos más alto del mundo.

La muestra forma parte de una serie de exposiciones de la Obra Social ”la Caixa” que toman como punto de partida la arquitectura para examinar algunas grandes cuestiones de historia cultural. Muestras como Construir la revolución. Arte y arquitectura en Rusia 1915-1935, o los proyectos dedicados a Andrea Palladio y Richard Rogers, pretenden ofrecer al visitante una visión global que, más allá de la aproximación a estilos y periodos históricos concretos, permite entender mejor la función de la arquitectura en el mundo que nos rodea.

Entre las piezas, préstamos de importantes museos de todo el mundo, entre ellos el Museo de Arte Moderno de Nueva York, el Centro Pompidou, el Museo del Prado y el Museo de Bellas Artes de Bruselas, así como numerosos estudios de arquitectura de algunos de los nombres protagonistas de los rascacielos más altos construidos en los últimos años. Para esta exposición se han producido ocho nuevas maquetas a escala 1:200 de algunos de los edificios más singulares de la historia de los rascacielos, como el Home Insurance Building de Chicago, el Chrysler Building de Nueva York, el edificio de la Universidad de Moscú o la torre Burj Khalifa de Dubái. Las maquetas han sido realizadas en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura del Vallès (UPC). La imagen del rascacielos se ha convertido en una respuesta interesante a la escasez de espacio, no solo en las grandes ciudades de Occidente, sino en cualquier parte del mundo.

Este afán humano por construir cada vez más alto se remonta al mito de la Torre de Babel, desde donde arranca la exposición. En esta historia bíblica, los hombres desafiaban las leyes naturales y el poder divino, y el mito fue una fuente de inspiración para pintores europeos desde el siglo XIII hasta el XIX.

Posteriormente, las catedrales de la Europa cristiana, los minaretes de Oriente y las atalayas civiles del norte europeo muestran esta propensión humana a afrontar desafíos imposibles y vencer las trabas materiales.

Independientemente del contexto —religioso o laico—, el objetivo siempre ha sido el mismo durante todos estos siglos: rivalizar con un modelo, superarlo y ascender a las cotas más altas.

A partir del siglo XIX, los adelantos de la industria y la confianza en un desarrollo incesante del progreso, ligados al cambio de escala de las ciudades, aceleraron la experimentación en Occidente. Estados Unidos tomó las riendas de estos nuevos desafíos y fue en Chicago, alrededor de 1880, donde se erigieron los primeros rascacielos. Promotores, ingenieros, arquitectos y empresas empezaron a disputarse la construcción de los rascacielos más altos, y desde entonces Estados Unidos, asimilando siempre las influencias procedentes de Europa, inspiró los modelos arquitectónicos en todo el mundo.

La escena norteamericana concentraría las edificaciones más innovadoras, situándose hasta finales de la década de 1970 a la vanguardia de una flamante modernidad.

A partir de los años noventa se produjo una ruptura que hizo que los rascacielos se propagasen a otras latitudes del planeta. Estados Unidos dejó de ser la única referencia arquitectónica en materia de innovación y perdió su supremacía en la carrera por la altura. En 2012 dos terceras partes de los grandes rascacielos de obra nueva están localizados en el Extremo y Medio Oriente.

La difusión planetaria de los rascacielos
A finales de la década de 1970, Estados Unidos sigue manteniendo una innegable supremacía en materia de construcción de altura, pero la estética del estilo internacional empieza a dar muestras de agotamiento. Una generación de rascacielos subraya el surgimiento de nuevas fuentes estéticas: posmodernidad, high-tech, etc.

A partir de los años ochenta, los rascacielos de estética novedosa proliferan tanto en los países del este asiático como en Oriente Medio y, en menor medida, también en Europa. Así, del Hong Kong and Shanghai Bank de Foster, construido en esta segunda ciudad en 1986 (180 metros), a la Jin Mao Tower de Hong Kong, realizada en 1990 por el estudio SOM (421 metros); o de las Torres Petronas de Kuala Lumpur, en Malasia, obra de César Pelli (1998, 452 metros), a la Torre Taipei 101 de C. Y. Lee, en la capital de Taiwán (2004, 509 metros), todas estas edificaciones reflejan a menudo un gran ímpetu creativo y una extraordinaria renovación de las formas, donde se ponen de manifiesto, por un lado, el dominio tecnológico, y por el otro, una incontenible voluntad de prestigio.

En cambio, Europa, debido a su historia patrimonial y a su afán de integración urbana, pone en escena los rascacielos como otros tantos exponentes de la metáfora simbólica de la ciudad.

En 2009, se traspasa un nuevo umbral con la finalización de la Burj Khalifa en Dubái, diseñada por la firma SOM de Chicago. La altura de esta torre, estimada en 828 metros —lo que le confirió el título de rascacielos más alto del mundo—, se guardó en secreto hasta que finalizaron las obras. Testigo de una mutación social, la Burj Khalifa expresa la búsqueda del reconocimiento como identidad cultural y la materialidad de una sociedad en vías de internacionalización. Así, en la misma área geográfica, parece cerrarse un ciclo de torres que abarca «de Babel a Dubái».

Burj Khalifa (2004-2010), Dubái. Arquitectos: Skidmore, Owings & Merrill (SOM). Colección CLF, París. Foto: Mathieu Forestier, París

Burj Khalifa (2004-2010), Dubái. Arquitectos: Skidmore, Owings & Merrill (SOM). Colección CLF, París. Foto: Mathieu Forestier, París

Petronas Towers (1992-1998), Kuala Lumpur. Arquitecto: César Pelli & Associates. Foto: Cortesía de Corbis

Petronas Towers (1992-1998), Kuala Lumpur. Arquitecto: César Pelli & Associates. Foto: Cortesía de Corbis

Torre AGBAR (1999-2005), Barcelona. Arquitecto: Jean Nouvel. Colección CLF, París. Foto: Mathieu Forestier, París

Torre AGBAR (1999-2005), Barcelona. Arquitecto: Jean Nouvel. Colección CLF, París. Foto: Mathieu Forestier, París

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