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Ruta por el interior de la catedral de Santiago

La mayoría de visitantes accede por la fachada del Obradorio. Yo aconsejaría otra ruta. No es bueno atiborrarse de belleza, porque luego el espíritu queda anonadado por tanta hermosura y apenas da valor a otros elementos de interés.

Así pues, como cura de humildad, penetremos por la plaza de la Azabachería, donde estaba la antigua Puerta de Francia, actualmente transformada en una entrada de formato neoclásico barroquizante.

Nada más entrar, a la izquierda el viajero se hallará ante la capilla de la Corticela, una iglesia dentro de la iglesia, de triple ábside y techumbre de madera, con un tímpano del siglo XIII que presenta a los Reyes Magos. Es hermoso acceder a esta iglesia recoleta en una jornada de escaso trasiego, y sentarse a reposar en la penumbra.

Vuelto atrás, el viajero puede dirigirse a la zona del altar para ver las reliquias jacobeas, conservadas en una urna de plata bajo el altar mayor. La cripta es del siglo XIX y a ella se accede bajando unas escaleras estrechas. Llegado por este atajo al lado sur de la girola, el visitante puede hacer un recorrido inverso, esta vez subiendo a un camarín ubicado sobre el altar, para tocar la imagen del apóstol, del XIII, o besar su manto plateado.

La iglesia es típica martirial, es decir, permite el trasiego de visitantes que quieren ver las reliquias, sin interrumpir los oficios. En esta zona del altar mayor, los visitantes quedarán absortos por el inmenso dosel barroco de madera, sustentado por ángeles desproporcionados. Hay aquí un barroquismo tan radical como horrendo que contrasta con el interior románico del templo.

La capilla del Pilar, en la unión de girola y transepto sur, también muestra esa línea barroca, de forma más digna y armoniosa.

Vuelto el turista hacia el centro de la iglesia, puede dar un vistazo general: el templo románico está allí, casi entero, aunque sin todos los aportes de luz que algún día tuvo y que fue perdiendo por los añadidos externos. La iglesia, espaciosa, no tiene el añadido habitual del coro, típico de las catedrales españolas, y por ello adquiere mayor perspectiva.

Posee tres naves y cuenta con una esbelta galería que rodea el edificio, apoyada sobre las naves laterales. En el crucero se alza una linterna del siglo XIV, remodelada en época barroca. Bajo ésta, está suspendido el inmenso incensario, el botafumeiro, utilizado en escasas fechas y puesto en el medievo para atenuar el crudo olor a humanidad densa.

Aparte de las dependencias ya citadas, otra de visita recomendada es la capilla de las Reliquias, con una altar neogótico, de cedro, en el que se expone una abundante colección de relicarios. En esta parte de la catedral hay también varios sepulcros de grandes personajes

Después de este recorrido, es hora de pasar del interés a la admiración, dirigiéndonos hacia el
pórtico de la Gloria , maravilloso retablo pétreo, obra del maestro Mateo, arquitecto y escultor conocedor del arte de Saint Denís y Borgoña.

La estructura del Pórtico, de inspiración francesa, en especial de Vezelay, tiene tres arcos. El central está dividido en dos huecos, mediante el parteluz. Entre la fachada occidental, propiamente dicha, y el pórtico, ya existía desde la antigíedad el nartex rectangular, cubierto con bóvedas de crucería, creando un espacio intermedio habitado por imágenes pétreas cargadas de naturalismo y alegría, un estado anímico que habría de coincidir con el del peregrino, satisfecho por su llegada al templo.

Al Pórtico de la Gloria se llegaba después de subir una pequeña escalinata. En aquel espacio, mitad externo mitad interior, el viajero medieval quedaba anonadado ante un ambicioso temario iconográfico, que se iniciaba en el suelo con temas relativos al submundo del pecado, enormes cabezas de monstruos, y ascendía en santidad hacia el tímpano, con Cristo Redentor.

En el recorrido aparecen muchas criaturas, simbólicas y bienaventuradas, en un retablo pío, maravilloso y alegre, debido en buena parte al propio Maestro Mateo.

Estas esculturas, que bien pueden ser calificadas como protogóticas, tienen una espiritualidad desconocida. Merece la pena destacar la serenidad y beatitud de los rostros, y en especial el del profeta Daniel, que transmite un gozo incontenible al espectador.

El amaneramiento y la rigidez del románico mueren con el maestro Mateo. El mundo apocalíptico de los Beatos es lejanía. Todo hace intuir una civilización donde el hombre, el individuo, ya recupera el protagonismo de la historia.

El viajero coloca su mano abierta sobre el viejo parteluz, donde los dedos de millones de peregrinos han desgastado el mármol, labrando cinco profundos surcos. Sobre esta columna, dos metros más alto, está Santiago, majestuoso y sedente, con báculo en forma de Tau, acogiendo amorosamente al recién llegado.

Detrás de este parteluz aparece el "santo dos croques", una imagen que el Maestro Mateo hizo para representar a la Sabiduría, o según otros un autorretrato. Muchos peregrinos se dan una cabezada contra esta figura. La creencia popular es que el cabezazo transmite conocimiento, pero lo más habitual es que genere un dolor y un pequeño chichón, si se cumple vigorosamente con lo prescrito por el hábito inmemorial.

Después de llegar a un estado de éxtasis ante tal manifestación de arte, el visitante puede terminar su recorrido bajando a conocer la cripta existente debajo del Pórtico, construida en el siglo XII por el maestro Mateo, engañosamente llamada a veces Catedral Vieja; visitar el museo, con interesantes tapices y obra románica, y contemplar un buen claustro del siglo XVI, donde trabajaron Juan de Álava y Rodrigo Gil de Hontañón.

La catedral de Santiago alberga, en el pórtico de la Gloria, la más alegre de las imágenes del románico español: la del profeta Daniel. Foto guiarte-Lavandeira

La catedral de Santiago alberga, en el pórtico de la Gloria, la más alegre de las imágenes del románico español: la del profeta Daniel. Foto guiarte-Lavandeira

La cabecera de la catedral muestra una profusión de barroquismo. Foto guiarte

La cabecera de la catedral muestra una profusión de barroquismo. Foto guiarte

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